Uve de vodka
?Le gusta el vodka? ?No? Pues a lo mejor no le gusta Europa, porque una y otra, mal que el pese a nuestra vigilante ministra de Sanidad, parece que van unidas. Vean si no. D¨ªas antes de la cumbre europea, hum, constituyente, los polacos dieron una recepci¨®n a sus colegas europeos para degustar vodka, s¨®lo para eso. Porque son los mayores productores de vodka de Europa, qui¨¦rese decir del mundo, y claro, desean que se les reconozca lo que llamar¨ªamos denominaci¨®n de origen o, dicho de otro modo, la exclusividad, inspirados por el champ¨¢n franc¨¦s y el jerez espa?ol, seguramente. Y por ello abordaron el tema desde las esencias, no en balde Polonia se ha movida siempre entre el ser y el no ser. ?Qu¨¦ es Europa, digo, qu¨¦ es el vodka? Para los polacos una bebida destilada del trigo o de la patata. Solamente eso pero suficiente como para cerrar el paso, en el supuesto de que la UE admitiera sus reclamaciones, al vodka destilado de remolacha, uva y c¨ªtricos, como el que hacen varios pa¨ªses entre los que se encuentra Espa?a, que ha encontrado en el vodka un fil¨®n para deshacerse de sus excedentes vin¨ªcolas y frut¨ªcolas. Pero en el pecado llevan la penitencia, quiero decir que la patata y el trigo pueden crecer en cualquier parte y son especies que seguramente no trasmiten distintas cualidades organol¨¦pticas seg¨²n la variedad de que se trate, de ah¨ª que no puedan aspirar a un tratamiento id¨¦ntico al del champ¨¢n -un m¨¦todo, unas uvas, unos suelos y un clima dados- o el jerez o, si me apuran, el cava catal¨¢n.
A los polacos les ha traicionado en cierto modo la memoria hist¨®rica porque en vez de plantear el problema desde el ser hubieran debido plantearlo desde el tener: el vodka ser¨¢ lo que sea pero nosotros producimos tanto como para emborrachar a Europa y media (con perd¨®n de nuestra ministra) por lo que exigimos, cuotas, respeto y garant¨ªas de mercado. Y ahora llego a Europa porque Polonia ha vuelto a plantear las cuotas de vodka, digo de poder, en t¨¦rminos tambi¨¦n de memoria hist¨®rica (para halago, es de suponer, de nuestro presidente Zapatero), y haciendo una lectura interesad¨ªsima de su historia arguye que sin las matanzas de los nazis ser¨ªa ahora la naci¨®n m¨¢s poblada de Europa, por lo que exige simplemente lo que le toca. Y para ello se han inventado una ratio de lo m¨¢s curiosa basada en la ra¨ªz cuadrada de la poblaci¨®n. ?Qu¨¦ es Polonia? La mayor ra¨ªz cuadrada de poblaci¨®n de la UE. Y esto ya empieza a resultar m¨¢s divertido porque ah¨ª es nada ir de ra¨ªces cuadradas por la vida. Sin olvidarnos de que al hacer intervenir las matem¨¢ticas resit¨²an el problema en su verdadera dimensi¨®n, la del tener, que no otra cosa es Europa, tanto tengo tanto valgo. Por eso Blair se la coge con papel de fumar y otros se muerden la lengua. Total, que por a o por b, si no es por el vodka o la ra¨ªz cuadrada del vodka (y la leche, el vino, los cerdos, etc.) nos vamos a quedar compuestos y sin Constituci¨®n. Todo lo m¨¢s podremos aspirar a una suerte de catecismo concentrado repleto de recetas como la de no hay m¨¢s Europa que Europa y el que quiera vodka que se vaya a Polonia.
Mal pintan las cosas cuando entre los intereses de unos por mandar m¨¢s si no mucho y los de otros en no atreverse a trascender el ¨¢mbito nacional trasmitiendo poder a una entidad supranacional -ay Blair brujo de Blair-, que ¨¦sa era precisamente la idea de Europa, vamos a construir un engendro a medias entre el negociado agropecuario -que tampoco podr¨¢ resolver el problema de la anchoa- y una oficina de turismo que entone loas a los encantos del paisaje de aqu¨ª o del vodka de acull¨¢. Si esto va a ser as¨ª, no s¨¦ por qu¨¦ el Gobierno no deja que se sume Ibarretxe, otro esencialista, a la delegaci¨®n para que echando mano de la memoria hist¨®rica imponga en la Uni¨®n Europea -que empieza a sonar a contradicci¨®n en los t¨¦rminos- el pase foral y, de paso, les explique a los polacos que estamos en condiciones de ganarles -?uve de victoria!- la partida del vodka destilando nuestra sidra o txakoli ancestrales.
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