Una se?ora defensa
La abogada de Bouharrat da una lecci¨®n a los que olvidaron a sus clientes en favor de la conspiraci¨®n
Dice que s¨ª, que lo admite, que tal vez la hayan visto merodeando por los alrededores de la mezquita de Lavapi¨¦s, o cenando en el restaurante Alhambra, o pag¨¢ndole 250 euros a uno de los acusados por arreglarle el aire acondicionado, o hablando por tel¨¦fono en el locutorio de Zougan, o comprando cordero en la carnicer¨ªa que regenta la familia de El Conejo. Dice que s¨ª, que su marido es musulm¨¢n y gusta de arreglarse el pelo en la barber¨ªa Paparazzi, frecuentada por muchos de los sospechosos y a cuyo due?o la polic¨ªa tambi¨¦n se llev¨® por delante en las postrimer¨ªas del 11-M. Dice que s¨ª, que lo admite, que tal vez haya indicios para sentarla a ella en el banquillo de los acusados.
-M¨¢s indicios desde luego que los que hay contra mi defendido...
Porque ella, la que acaba de decir todo esto, no es ninguna sospechosa, sino la abogada de Mohamed Bouharrat, y su alegato, no exento de iron¨ªa, s¨®lo pretende servir de andamiaje para el siguiente argumento:
-Aunque un abogado de la acusaci¨®n haya dicho aqu¨ª que todos estamos muy viejitos para creer en las coincidencias, yo quiero decir que s¨ª, que existen, y que a veces conocer a determinadas personas o frecuentar determinados lugares no es suficiente raz¨®n para incriminar a alguien... Yo vivo en Lavapi¨¦s y conoc¨ªa a toda esa gente.
El juicio del 11-M est¨¢ a punto de terminar, y lo curioso es que, despu¨¦s de 54 sesiones, a¨²n hay lugar para la sorpresa. La de ayer fue sin duda la intervenci¨®n de Isabel Garc¨ªa Moreno, la abogada del tal Bouharrat, a quien la fiscal¨ªa acusa de pertenencia a banda armada. Isabel Garc¨ªa apenas hab¨ªa hablado en el juicio. Ella misma confes¨® ayer que esa estrategia, la del silencio, irritaba a veces a su cliente, pero que ella lo intentaba calmar dici¨¦ndole que lo mejor que le pod¨ªa pasar era precisamente eso, que nadie hablara de ¨¦l, ni siquiera ella. "De hecho", explic¨® ayer satisfecha, "s¨®lo uno de los abogados de la acusaci¨®n, Gonzalo Boye, y la fiscal Olga S¨¢nchez se han acordado de mi defendido durante el juicio".
Pero durante estos cuatro meses, Bouharrat se com¨ªa las u?as en la habitaci¨®n de cristal blindado, observando que los abogados de otros compa?eros de cautiverio -el tal Zougam, Raf¨¢ Zouhier- iban acaparando minutos y titulares de peri¨®dicos mientras ella, su abogada, se obstinaba en el silencio. Siempre sentado en la ¨²ltima fila, tambi¨¦n Bouharrat interpretaba un papel distinto al del resto de sus compa?eros de cautiverio. Al principio, cuando la mayor¨ªa decidi¨® no contestar a las preguntas de fiscal y acusaciones, ¨¦l respond¨ªa. M¨¢s tarde, cuando intentaron presionar al tribunal declar¨¢ndose en huelga de hambre, ¨¦l fue de los pocos que no dej¨® de comer. Ayer, su abogada intent¨® aprovecharlo todo al romper por fin su silencio.
Y lo hizo durante una hora larga para demostrar -a su cliente y a sus compa?eros- que es posible ejercer una defensa eficaz sin adentrarse en oscuros t¨²neles conspiratorios ni emprender, como el abogado de Zougam, ex¨®ticas excursiones a Alabama. De hecho, cuando m¨¢s eficaz estuvo Isabel Garc¨ªa fue cuando ejerci¨® la defensa sin salir de Lavapi¨¦s. Ni necesit¨® torcer botas ni hacer grandes incursiones en la vanidad. S¨®lo al final, casi colgando la toga, se permiti¨® una incursi¨®n en lo personal. Dijo que a ella le hubiera gustado preparar su defensa con su hija, como hizo d¨ªas atr¨¢s el abogado Murillo:
-Aunque, de alguna manera, tambi¨¦n lo he hecho. Estoy embarazada de seis meses y medio.
LA DEFENSA DE BOUCHAR
El islamista que huy¨® de Legan¨¦s nunca estuvo all¨ª, seg¨²n su abogado
El defensor de Abdelmajid Bouchar, islamista que huy¨® a la carrera del piso de Legan¨¦s donde se suicidaron sus compa?eros, defendi¨® ayer en el juicio que su cliente nunca estuvo en el lugar de los hechos.
La ignorancia de la ex mujer de Trashorras
El abogado que defiende a Carmen Toro, esposa del ex minero cuando ¨¦ste facilit¨® los explosivos a los terroristas, asegur¨® que la mujer no se enteraba de nada.
Una relaci¨®n de amistad no es motivo de c¨¢rcel
La letrada de Mohamed Bouharrat invoc¨® sus amistades con algunos procesados, para convencer al tribunal de que tener relaciones con sospechosos no es motivo de c¨¢rcel.
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