Otro uruguayo funesto
Castillo, mexicano de origen charr¨²a, hunde al Brasil de Dunga
Hay destinos que escapan a la voluntad de los hombres. Nery Alberto Castillo pudo elegir ser uruguayo, griego o mexicano. Los papeles de la FIFA dan testimonio documental de su inclinaci¨®n por la selecci¨®n de M¨¦xico en marzo de 2007. Sin embargo, sus actos revelaron que comparte la estirpe de Alcides Ghiggia. Igual que hizo el extremo de Uruguay en 1950, el mi¨¦rcoles Castillo meti¨® un gol que record¨® a Brasil que puede ser muy vulnerable.
No fue el Maracanazo. Pero fue la primera derrota de la selecci¨®n que dirige Dunga. Ocurri¨® en una noche de calor bochornoso, en el estadio Cachamay de la ciudad de Puerto Ordaz, en la orilla del Orinoco. Cacho levant¨® la pelota sobre la defensa brasile?a y Castillo la recibi¨® entrando al ¨¢rea. Le hizo un sombrero a Juan, regate¨® al portero, Doni, y dispar¨® sobre la llegada de Alex, que no pudo cerrar. Lo hizo en tres toques y dos segundos. Un gol soberbio que Hugo S¨¢nchez celebr¨® en el banquillo de M¨¦xico con una discreci¨®n extra?a. La propia de un entrenador cuando su jugador m¨¢s d¨ªscolo le hace una demostraci¨®n de poder¨ªo.
Dunga asegur¨® que el gol "es un detalle", la misma coartada qeu su predecesor, Parreira
Brasil tard¨® en recuperarse del golpe. En medio del aturdimiento le cay¨® otro gol. Cuando reaccion¨® fue demasiado tarde. M¨¦xico se impuso por 2-0 y dej¨® al equipo de Dunga sumido en la incertidumbre. Las palabras alentadoras del seleccionador brasile?o tuvieron la resonancia de un artificio. "Creamos muchas ocasiones", dijo; "hemos hecho unos 30 minutos finales muy buenos y hemos tenido oportunidad de marcar muchos goles. En el f¨²tbol lo importante es generar situaciones. Nos ha faltado definirlas".
Como su malogrado predecesor, Parreira, el entrenador de Brasil asegur¨® que el gol "es un detalle". La coartada de Dunga no era nueva y el s¨¦quito de periodistas que acompa?a a la selecci¨®n se lo record¨®. Despu¨¦s de 15 a?os con una superpoblaci¨®n de pegadores, el equipo parece sufrir una especie de agotamiento. Si meter goles es superfluo, tambi¨¦n lo fueron Ronaldo, Romario, Roberto Carlos y Rivaldo. La ¨¦poca de los grandes definidores parece haber llegado a su fin en Brasil. La necesidad de emplear a Robinho casi como punta revel¨® este d¨¦ficit. "Yo estoy acostumbrado a jugar m¨¢s atr¨¢s", se disculp¨® el madridista despu¨¦s del partido; "pero estoy al servicio del t¨¦cnico".
La jerarqu¨ªa de los goleadores de Brasil no asombra: Afonso marc¨® 34 goles en 34 partidos, pero en el Heerenveen; Wagner Love, que ayer hizo pareja con Robinho, destaca en el CSKA de Mosc¨²; y Fred es el goleador del Ly¨®n. Ninguno juega en un gran campeonato.
Castillo tampoco proviene de una Liga fuerte. Tiene 23 a?os y desde los 16 milita en el Olympiakos. Naci¨® en San Luis Potos¨ª, en M¨¦xico, en el seno de una familia de emigrantes uruguayos. Su padre era futbolista en el Atl¨¦tico Potosino. Al regresar a Uruguay entr¨® en las categor¨ªas inferiores del Danubio. El Manchester lo quiso fichar en 2000, pero las exigencias legales inglesas respecto de los menores de edad extranjeros frustraron la operaci¨®n. Desde entonces se ha convertido en la figura del Olympiakos. Sus goles, y c¨®mo los ejecuta, han deslumbrado a la hinchada. Maneja los dos perfiles con la misma naturalidad, tiene una segunda velocidad que sorprende a los centrales y una marcada tendencia a abusar de la gambeta.
Nadie mejor que ¨¦l para explicar que su ubicaci¨®n en el campo es un dilema para cualquier t¨¦cnico: "A m¨ª me gusta jugar libre de 10, o arriba, libre. Me gusta correr, andar con la pelota. Andar libre. Jugando libre puedes estar de delantero, de 10, por la punta izquierda, derecha...".
Su acento uruguayo es inconfundible, pero eso no es lo esencial. Que no sepa el himno mexicano es irrelevante. Tambi¨¦n lo es que haya renunciado a jugar con Uruguay porque se sinti¨® despechado cuando no lo llam¨® la selecci¨®n juvenil: "Perd¨ª la ilusi¨®n", dijo. Aunque Paco Casal, el mandam¨¢s del f¨²tbol charr¨²a, no le haya dado su aprobaci¨®n, ni sea su representante, Nery Alberto Castillo hace honor a su sangre. Ayer, junto al Orinoco, asumi¨® a la perfecci¨®n el papel de los uruguayos funestos. Brasil los conoce bien.
Resultados: Grupo B. Ecuador, 2; Chile, 3. Clasificaci¨®n: 1. M¨¦xico, 3 puntos. 2. Chile, 3. 3. Ecuador, 0. 4. Brasil, 0. Hoy, jornada de descanso.
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