Todo un corredor de fondo
La pasi¨®n de Alfredo Ur¨ªa por el atletismo le llev¨® desde la formaci¨®n autodidacta a batir el r¨¦cord de las mil millas
La pasi¨®n por el deporte le viene a Alfredo Ur¨ªa (Barakaldo, 1939, aunque reside en Portugalete desde 1979) desde su juventud, siempre como aficionado. En un principio fue la bicicleta, que se llev¨® a la mili al no conseguir librarse del servicio militar. "Me intent¨¦ escaquear y no acud¨ª a la convocatoria a filas. Pero no col¨®", recuerda. Es m¨¢s, la Guardia Civil le fue a buscar a casa y como castigo, a sus 22 a?os, le enviaron a la Marina. "24 meses en un barco, para un aficionado al ciclismo, se puede imaginar"... Tal era su pasi¨®n entonces por las dos ruedas que aprovechaba cualquier escala para darse una vuelta.
Al regreso del servicio militar, Ur¨ªa se reencontr¨® con sus amigos de Bilbao. "Eran los tiempos de las cuadrillas que iban de bar en bar, cantando. Nosotros viv¨ªamos en Irala, baj¨¢bamos hasta Iturribide, sub¨ªamos por San Francisco y a casa. As¨ª todas las tardes". Una ronda s¨®lo apta para profesionales del txikiteo. "Y los domingos, al Pagasarri, a sudar los vinos de toda la semana", apunta. Ur¨ªa luc¨ªa entonces una figura nada apol¨ªnea. "Ya ten¨ªa una buena barriga, pero as¨ª y todo era el primero en llegar a la cumbre".
Fueron los propios amigos de jolgorio los que le animaron a intentar batir el r¨¦cord de subida al Paga. Incluso le pusieron un entrenador. "Todav¨ªa sab¨ªa menos de atletismo que yo, pero con la excusa de batir la marca me empec¨¦ a cuidar, dej¨¦ de beber y comenc¨¦ un entrenamiento completamente autodidacto". A los 29 a?os, Uria comienza a beber mostos, deja de fumar y se propone batir el r¨¦cord de subida al monte emblem¨¢tico de Bilbao, mientras sus amigos le aleccionan y animan con el vaso de vino en la mano.
La estampa, bilba¨ªna donde las haya, da idea de la tenacidad y el esp¨ªritu amateur de quien se descubri¨® atleta cuando otros dejan de serlo. Sobre todo, en aquellos a?os cincuenta en los que el f¨²tbol era el ¨²nico deporte. "Bueno, los peri¨®dicos tambi¨¦n dedicaban alg¨²n suelto al ciclismo, pero ni se sab¨ªa lo que era la marat¨®n".
Poco a poco, fue descubriendo que su afici¨®n no era una excentricidad. En otros lugares del mundo, sobre todo en el ¨¢mbito anglosaj¨®n, las grandes pruebas de fondo reciben la consideraci¨®n del p¨²blico. Despu¨¦s de ascender al Pagasarri en 29 minutos desde el puente de Cantalojas de Bilbao, descubri¨® que lo suyo eran las grandes carreras. En 1980 disput¨® la marat¨®n de Bilbao, con una buena marca para sus 43 a?os: 2 horas 30 minutos, lo que le supuso el primer puesto en el apartado de veteranos. La siguiente fue el ultramarat¨®n de Santander, que gan¨®, al mismo tiempo que alcanzaba la fama con una intervenci¨®n televisiva.
"Fue en el programa Estudio Abierto, que presentaba Jos¨¦ Mar¨ªa ??igo; me hab¨ªa propuesto bajar la marca de las 48 horas y emprend¨ª el recorrido Bilbao-Madrid. No par¨¦ ni ante un control antiterrorista de la Guardia Civil en Ordu?a; afortunadamente, los coches que me segu¨ªan les avisaron de mis intenciones", recuerda Ur¨ªa. Reconoce tambi¨¦n que lo ¨²ltimo que le apetec¨ªa cuando lleg¨® a Prado del Rey era entrar en un plat¨® de televisi¨®n, pero estaba pactado. "Yo s¨®lo quer¨ªa descansar".
Durante muchos a?os dej¨® las grandes distancias, hasta que se cruz¨® en su vida el alcalde de Kortezubi, Marko Bastegieta, gran aficionado a promover r¨¦cords de cualquier tipo. Fue entonces, en 1995, cuando se convirti¨® en el hombre que m¨¢s distancia recorre en seis d¨ªas, 814 kil¨®metros. "Y ese a?o, viajamos a los ant¨ªpodas a competir con los grandes atletas australianos en las mil millas. Qued¨¦ el segundo, detr¨¢s del australiano Gary Pearsons, en dura pugna con el tercero", explica el portugalujo de adopci¨®n.
Los consejos de Marko fueron claves en esta prueba que le mereci¨® el reconocimiento del p¨²blico australiano. "El que iba tercero, aunque era peor que yo, apenas descansaba, con lo que me adelantaba cuando yo dorm¨ªa. Marko me oblig¨® a madrugar, con el consiguiente cabreo del rival, que vio c¨®mo yo alcanzaba al final el segundo puesto".
La preparaci¨®n en esta carrera, la fama que le imprimi¨® su relaci¨®n con el popular alcalde de Kortezubi le llev¨® a emprender el siguiente reto ya con patrocinio. Consigui¨® dejar por una temporada su trabajo de chofer del Centro Farmac¨¦utico de Vizcaya para preparar el ataque al r¨¦cord de las mil millas (1.609,3 kil¨®metros). Y lo consigui¨® el s¨¢bado 28 de septiembre de 1996, en la ciudad deportiva San Vicente de Barakaldo, con la siguiente marca: 12 d¨ªas, 17 horas, 59 minutos y 19 segundos, casi dos horas menos que el anterior r¨¦cord, en posesi¨®n de aquel australiano que le hab¨ªa ganado, Gary Pearsons. La v¨ªspera tambi¨¦n hab¨ªa triturado los 1.500 kil¨®metros. Ur¨ªa contaba con 58 a?os. Casi once a?os despu¨¦s, todav¨ªa sigue corriendo.
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