Frida Kahlo, cien a?os
?Qu¨¦ es lo que tanto atrae hoy de Frida Kahlo? ?D¨®nde radica el poder de seducci¨®n de esta figura art¨ªstica y pol¨ªtica mexicana y universal: en su obra, en su vida o en su cuerpo herido y su rostro extra?o? Izquierdista, mutilada y bisexual, Frida conjuga en su persona la transgresi¨®n y la resistencia. Padeci¨® situaciones l¨ªmite en su cuerpo -la polio, la columna rota, las operaciones, los abortos, las ca¨ªdas, la amputaci¨®n-, pero tambi¨¦n goz¨® con ¨¦l y disfrut¨® los placeres de una sexualidad desbocada. Am¨® con desmesura pero, a diferencia de las mujeres que "aman demasiado" y que convierten el amor en una trampa con la que se enajenan, Frida logr¨® potenciar su creatividad. Su feminismo espont¨¢neo la hizo sellar un compromiso consigo misma: ser a trav¨¦s del trabajo.
Frida, de cuya nacimiento se cumple ahora un siglo, vivi¨® su erotismo con la misma libertad con que pint¨®: fue amante de Le¨®n Trotski, de fot¨®grafos, artistas y de varias mujeres (dos de ellas, famosas cantantes folcl¨®ricas). Convirti¨® su supuesta fealdad de mujer peluda en una afirmaci¨®n est¨¦tica, y su negativa a depilarse se interpret¨® como una declaraci¨®n de su bisexualidad: bigotona como sin¨®nimo de lesbiana. Antes de su accidente y de su matrimonio, Frida sol¨ªa vestirse como hombre. Despu¨¦s reivindic¨® los huipiles y las enaguas, y el traje de tehuana se volvi¨® su marca personal. Al usar atuendos t¨ªpicos y hablar con un lenguaje coloquial, Frida empez¨® a convertirse en el s¨ªmbolo de la mexicanidad que hoy es. Antonio Alatorre describe su uso del lenguaje como "relajiento, vivaracho, lleno de pintoresquismos", con el que "habla de lo serio, lo muy ¨ªntimo, lo intensamente personal". Con gran sentido l¨²dico se autodefin¨ªa como pelada (pobre), m¨®ndriga (cabrona) y jija de la chifosca (carente de l¨ªmites), y firmaba: su fiel y segura servidora, Do?a Frida, la malhora.
La fama de Frida por su trayectoria vital precedi¨® a la celebridad de su obra. Su disidencia moral y pol¨ªtica trascendi¨® antes que su arte. Encarn¨® el nacionalismo internacionalista del M¨¦xico de entonces y fue antifascista. Perteneci¨® a la Liga de J¨®venes Comunistas, pero renunci¨® al Partido Comunista cuando ¨¦ste expuls¨® a Diego Rivera. Sigui¨® siendo filocomunista y comparti¨® la ofuscaci¨®n de su ¨¦poca por l¨ªderes pol¨ªticos como Stalin y Mao. Se comprometi¨® en la lucha de los republicanos contra Franco y reuni¨® ayuda para enviar a las Brigadas Internacionales. Le import¨® mucho la pol¨ªtica y quiso ser ¨²til a la causa de los m¨¢s despose¨ªdos.
Los que sucumbieron a la fascinaci¨®n del personaje iniciaron la "fridolatr¨ªa" con estampitas y mu?ecas, a las que les siguieron carteles, fotos, obras de teatro y pel¨ªculas. Luego creci¨® la mercantilizaci¨®n de su imagen, explotada de manera lamentable por sus herederas: joyer¨ªa, ropa, perfume, lentes, un tequila "Frida Kahlo" y un cors¨¦ de La Perla, bordado con cristales de Swarovski, que cuesta 1.500 euros. No obstante el rechazo que provoca la Frida Kahlo Corporation, la fuerza y originalidad del personaje siguen atrayendo a nuevas generaciones.
En su vida turbulenta, regida por el dolor, est¨¢ la clave de su arte. No huy¨® de sus emociones, y a pinceladas expres¨® un sufrimiento y una voracidad existencial que asombran.
Nada resulta tan natural como pintar lo que no hemos conseguido. Frida asume su verdad y la transforma en im¨¢genes cargadas de sensualidad. Y si su arte conmueve, su vida ejerce una atracci¨®n paralela. Am¨® con locura, dese¨® una maternidad que nunca lleg¨®, goz¨® con hombres y a mujeres, trabaj¨® con feroces y continuos dolores a la sombra de un gigante como Diego Rivera, pero, sobre todo, fue fiel a s¨ª misma, cuando el canon art¨ªstico del momento valoraba otra cosa. Quiz¨¢s eso, a la distancia, es lo m¨¢s extraordinario: la manera como continu¨® pintando sus retablos y autorretratos, por m¨¢s que entonces no tuvieran el ¨¦xito que hoy han logrado.
Estoy feliz de estar viva mientras pueda pintar. Hoy, recordar a Frida Kahlo es interrogarse sobre la pasi¨®n, el cuerpo y el arte. Rota, est¨¦ril, adolorida, ?por qu¨¦ exclamaba: ?viva la vida!? Porque en lugar de tristear, como ella dec¨ªa, disfrut¨® intensamente lo que logr¨® arrancarle a su existencia.
La tragedia es lo m¨¢s rid¨ªculo que hay. Frida se desmarca del lugar de la v¨ªctima con humor. El descaro con el que exhibe su sufrimiento y la obsesi¨®n con la que persigue su deseo de crear se re¨²nen en su dicho: Pies, ?para qu¨¦ los quiero? Si tengo alas para volar.
Naci¨® el 6 de julio de 1907 y falleci¨® en 1954, a los 47 a?os de edad. La velaron durante todo el d¨ªa en el foyer del Palacio de Bellas Artes. Un r¨ªo de gente pas¨® a rendir su ¨²ltimo tributo (por amor o para saciar su curiosidad) ante el f¨¦retro cubierto con la bandera del Partido Comunista. Mientras sus amigos entonaban La Internacional, el general L¨¢zaro C¨¢rdenas ofrec¨ªa sus condolencias a Diego Rivera. El director del Palacio, Andr¨¦s Iduarte, le pidi¨® a Rivera retirar el estandarte. Diego lo amenaz¨® con llevarse el ata¨²d con todo y muerta. Iduarte se resign¨®, a sabiendas de que ser¨ªa despedido, como ocurri¨® escasas horas despu¨¦s.
Ahora, a medio siglo de su partida, Frida regresa triunfal al Palacio de Bellas Artes de M¨¦xico con una magna exposici¨®n, que re¨²ne m¨¢s de 350 obras (entre ¨®leos, acuarelas, grabados, litograf¨ªas, dibujos y fotograf¨ªas), y un espl¨¦ndido cat¨¢logo con las mejores plumas comentando cada cuadro. Otra vez Do?a Frida congregar¨¢ tumultos en Bellas Artes.
Marta Lamas es antrop¨®loga mexicana y directora de Debate Feminista.
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