La OIT chequea el empleo
En 1999 la OIT, Organizaci¨®n Internacional del Trabajo, hizo una declaraci¨®n program¨¢tica del largo alcance con una fuerte carga de profundidad estrat¨¦gica, que, en la pr¨¢ctica, se ha convertido en el hilo conductor y en el referente obligado de todos sus an¨¢lisis, informes, recomendaciones y acciones program¨¢ticas. El titulo se pod¨ªa sintetizar de la siguiente manera: la OIT milita por un trabajo decente.
Esto significa, en la pr¨¢ctica, que no basta con crear puestos de trabajo, sino que adem¨¢s deben tener una suficiente y aceptable calidad. En consecuencia, no es de recibo ni adecuado disociar la cantidad del empleo de su calidad.
Del 30 de mayo al 15 de junio ha tenido lugar la 96 Conferencia Internacional de la OIT. El punto mas interesante del debate se ha centrado en las medidas a implementar para conseguir el fortalecimiento de la capacidad de la OIT en una asistencia eficaz a sus Miembros en la consecuci¨®n de sus objetivos en el contexto de la globalizaci¨®n y la necesaria promoci¨®n de empresas sostenibles. Sin empleos decentes no hay empresas sostenibles. Como preparaci¨®n y en la misma Conferencia entre otros muchos informes hay dos que ofrecen conclusiones y reflexiones atractivas: las Tendencias Mundiales del Empleo y los Cambios en el Mundo del Trabajo.
La situaci¨®n del empleo es de un estancamiento en su cantidad y de un peligroso empeoramiento de su calidad
Las condiciones econ¨®micas favorables deben traducirse en un crecimiento del trabajo decente
Este ¨²ltimo lo protagoniza el Director General de la OIT Juan Somav¨ªa. Se trata de un amplio balance de la situaci¨®n del trabajo en el mundo, con un an¨¢lisis de las transformaciones que se est¨¢n produciendo en las formas del trabajo, los efectos del proceso de globalizaci¨®n, de la liberaci¨®n de los mercados y de la progresiva introducci¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y de la comunicaci¨®n. Las coincidencias entre ambos informes son manifiestas. Ya, que de lo que se trata es de pasar por la ITV de la evaluaci¨®n institucional de la OIT su objetivo militante del empleo decente. El panorama cambiante exige un reforzamiento del papel de la OIT.
La situaci¨®n del empleo en el mundo es de un estancamiento en su cantidad y de un preocupante y peligroso empeoramiento de su calidad,a pesar del fuerte crecimiento del PIB mundial . Se ha producido una estabilizaci¨®n del empleo en todo el mundo, con m¨¢s personas con un puesto de trabajo que en 2005 (195,2 millones en total). Al mismo tiempo, el empleo aument¨® s¨®lo ligeramente. En conjunto, la tasa mundial de desempleo no sufri¨® demasiadas variaciones a la de 2005, situ¨¢ndose en un 6,3% en 2006.
Esto confirma la tendencia de los ¨²ltimos a?os de que el crecimiento econ¨®mico sostenido no logra ni reducciones significativas de empleo ni de la pobreza de los que trabajan. Parece que esta va ha ser la pauta en el futuro sino cambian las cosas y se deja la creaci¨®n de empleo a merced de lo que digan los mercados y no act¨²a con pol¨ªticas institucionales suficientes y adecuadas.
Con una tasa de crecimiento prevista del 4,9% EN EL 2007, tal como lo estima el FMI, la tasa de desempleo no sufrir¨¢ grandes variaciones respecto al 2006. Lo m¨¢s grave es la persistencia de esta tasa de desempleo ya que es muy dif¨ªcil mantener indefinidamente un crecimiento econ¨®mico como el actual.
A finales de 2006, 2.900 millones de personas de 15 a?os y m¨¢s ten¨ªan un trabajo, un1,6% m¨¢s que el a?o anterior, y un 16,6% que en 1996. Es dif¨ªcil calcular cu¨¢ntos de los nuevos empleos creados en 2006 eran decentes, pero dado que la proporci¨®n de trabajadores pobres en el total del empleo pas¨® de un 54,8% en 1996 a un 47,4% en 2006, es probable que por lo menos algunos de los empleos fuesen lo suficientemente productivos como para ayudar al trabajador y a su familia a salir de la pobreza. Los j¨®venes que ni estudian ni trabajan ofrecen una especias vulnerabilidad en el actual mercado laboral. El riesgo de desempleo es 2,4 veces mayor que el de los adultos. La OIT estima que una reducci¨®n del 50% en la tasa del desempleo juvenil agregar¨ªa aproximadamente 4 millones de d¨®lares a la econom¨ªa mundial en el 2006, lo que representa en torno a un 6% del PIB mundial.
Est¨¢ claro que para poder realizar mejoras significativas a largo plazo respecto del desempleo y la pobreza de los trabajadores, es fundamental que los periodos de crecimiento elevado se aprovechen mejor para generar mas trabajo decente y productivo. La reducci¨®n de desempleo y la pobreza de los trabajadores a trav¨¦s de la creaci¨®n de este tipo de de trabajo deber¨ªa considerarse una condici¨®n para el crecimiento econ¨®mico sostenido. Hay que advertir que el apogeo de las empresas multinacionales ha tenido un efecto muy limitado sobre el empleo. S¨®lo aportan el 3,4% del empleo, aunque contribuyen al 10% de la producci¨®n mundial, a la tercera parte de las exportaciones y a cerca del 10% de las inversiones.
El Sr. Somav¨ªa dedica un apartado importante a la regulaci¨®n del trabajo y a la respuesta institucional que hay que realizar para que los actuales mercados de trabajo no sean una amenaza y un riesgo para los trabajadores. La cuesti¨®n no es determinar cu¨¢nta reforma estructural e incertidumbre puede aguantar la gente, sino c¨®mo desarrollar econom¨ªas justas y flexibles, en las que la creaci¨®n de trabajo decente sea un elemento fundamental de las pol¨ªticas econ¨®micas, sociales y medioambientales. La regulaci¨®n del mercado de trabajo ha de buscar no mas competitividad de las empresas y crecimiento del empleo, sino tambi¨¦n m¨¢s cohesi¨®n social, menos conflictos, y mayor calidad del trabajo.
La realidad es dura, tozuda y preocupante. La econom¨ªa global no est¨¢ creando suficientes puestos de trabajo, los pa¨ªses se ven cada vez mas envueltos en una lucha para conseguir los que se crean. Reaparece el fantasma del dumping social de forma m¨¢s intensa y sofisticada en la medida en que en el mercado global operan como elemento favorable de competitividad, el menor coste salarial, la reducci¨®n de derechos y la protecci¨®n social. Muchas empresas se enfrentan con dura competencia en el mercado nacional e internacional y se ven forzadas a asegurar su competitividad no s¨®lo mejorando su productividad sino tambi¨¦n reduciendo los costes laborales mediante procesos de deslocalizaci¨®n, de reestructuraci¨®n y de descentralizaci¨®n y subcontrataci¨®n que inciden muy directamente en los empleos. En los llamados sistemas globales de producci¨®n compiten as¨ª y se comparan los salarios y condiciones de trabajo de los pa¨ªses en relaci¨®n con los respectivos niveles de productividad.
El nuevo reparto de papeles entre el Estado y el Mercado en la regulaci¨®n de la actividad econ¨®mica est¨¢ afectando de modo muy directo al reconocimiento de los derechos en el trabajo. La mayor competencia en los mercados incrementa las presiones de las empresas y de los gobiernos a favor de las desregulaciones laborales y del incremento de las flexibilidades.
La centralidad del debate europeo de la llamada "flexiseguridad" se sintetiza en la transformaci¨®n de un sistema de relaciones laborales basado en la estabilidad por un modelo basado en la empleabilidad, entendida esta como la capacidad del trabajador de moverse dentro del mercado de trabajo pudiendo cambiar de puesto de trabajo f¨¢cilmente dado su nivel de empleabilidad.
En la actualidad existe la creencia generalizada de que el trabajo decente es el ¨²nico medio sostenible para reducir la pobreza. Por este motivo, el objetivo del pleno empleo productivo y el trabajo decente para todos, se a?adir¨¢ a los Objetivos de Desarrollo del Milenio en 2007.
As¨ª pues, ha llegado la hora de que los gobiernos y la comunidad internacional se aseguren de que las condiciones econ¨®micas favorables que se observan en la mayor parte del mundo se traduzcan en un crecimiento del trabajo decente.
Carlos Trevilla es representante de UGT en el CES-Vasco.
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