Jugarse el pellejo con 13 a?os

Mohamed, Kamal, Abdellah... Detr¨¢s del conflicto pol¨ªtico soterrado y la complejidad jur¨ªdica del peliagudo asunto de los menores inmigrantes, est¨¢n los rostros. Ni?os que dan un s¨²bito y tremendo estir¨®n y se saltan la adolescencia para madurar gracias a una experiencia muy arriesgada: cruzar el Estrecho en patera.

Sobre sus hombros suelen arrastrar la responsabilidad de llevar la prosperidad a su familia, que ha apostado por que el menor traiga ingresos al hogar.

Una entrevista al ni?o es la ¨²nica informaci¨®n para saber si se est¨¢ en situaci¨®n de desamparo

"El mito de Europa mantiene su peso. El que emigra es un h¨¦roe, ha triunfado"

"El mito de Europa mantiene su peso. El que emigra es un h¨¦roe, ha triunfado. La idea de que el porvenir est¨¢ fuera del pa¨ªs es com¨²n a menores y adultos. Los menores participan de este imaginario social aprendido e interiorizado de sus mayores". As¨ª resume los sue?os de estos ni?os el informe especial Menores Extranjeros No acompa?ados, elaborado a instancias de la Fiscal¨ªa General del Estado.

El perfil predominante de estos menores son varones con muchos hermanos y una mayor madurez de la que les corresponde por edad. El 95% son marroqu¨ªes y tienen un proyecto migratorio muy claro: conseguir documentaci¨®n en Espa?a y trabajar lo m¨¢s pronto posible. De ah¨ª la primera frustraci¨®n, cuando el sistema espa?ol no les permite trabajar a pesar de que suelen poseer alg¨²n tipo de experiencia laboral. Ese primer choque provoca a menudo el rechazo al sistema de protecci¨®n ofrecido, as¨ª como la escolarizaci¨®n, mientras que s¨ª opta por actividades formativas que le permiten acceder a un empleo. "Los menores vienen con un estr¨¦s a?adido que les hace sufrir en exceso", resume el Defensor del pueblo andaluz, Jos¨¦ Chamizo, que conoce al dedillo su dura realidad tras trabajar durante a?os en el Campo de Gibraltar. Hay un solo objetivo sin vuelta atr¨¢s. Los expertos lo tienen claro: "No contempla el retorno". Cuando el rechazo al sistema de ayuda es completo, el menor extranjero se convierte en ni?o de la calle y tras escaparse de los centros de acogida, "inician una espiral de dlincuencia y marginaci¨®n".

La explicaci¨®n al ¨¦xodo, selectivo pero constante, es muy clara: Adem¨¢s de su dif¨ªcil situaci¨®n econ¨®mica donde el desempleo hace estragos, Marruecos padece un sistema escolar deficitario incapaz de enfrentarse al analfabetismo, con un gran nivel de absentismo y fracaso escolar. La infancia en el pa¨ªs vecino soporta una cifra que dibuja la descomunal dimensi¨®n del problema: 2.000.000 de ni?os sin escolarizar. El nuevo C¨®digo de Trabajo estableci¨® la edad m¨ªnima laboral para trabajar en los 15 a?os, pero el trabajo infantil es una realidad. "Un 64% de los menores que emigraron trabaj¨® en Marruecos, pero se sienten explotados y no han aprendido una profesi¨®n. El sueldo que reciben los j¨®venes aprendices es m¨ªnimo: 30 dirhams semanales (tres euros)", detalla el informe.

Hasta 2002 los menores viajaron por iniciativa propia como polizones en los barcos, escondidos en los ejes de los camiones o en los bajos de los autobuses. Pero desde 2003 comenz¨® a aumentar el n¨²mero de los que se arriesgaron a enfrentarse al oleaje desde una patera y han sido guiados por grupos de traficantes de personas. El sistema de vigilancia que cubre el Estrecho encierra la paradoja de haber podido propiciar estos viajes de menores, ya que las pateras son interceptadas, pero ellos est¨¢n protegidos por la legislaci¨®n y no pueden ser repatriados. Consideran que su futuro est¨¢ a salvo. Un pasaje en una patera cuesta entre 800 y 1.300 euros. Para las familias, el riesgo que corren merece la pena.

El controvertido problema ha vuelto a estallar esta semana a las puertas de la pr¨®xima comisi¨®n bilateral que se reunir¨¢ en Toledo, en parte por el buen tiempo y en parte porque a pesar de los altibajos, la intensidad de las oleadas de pateras permanece. La Convenci¨®n de los Derechos de los Ni?os de 1989 protege los derechos de estos menores por encima de las fronteras entre pa¨ªses. "Hay que conectar los derechos de los menores con el marco jur¨ªdico existente", explica la fiscal de menores Rosa Guerrero, que denuncia el atasco de los expedientes tramitados.

El Gobierno marroqu¨ª por su parte alega que no puede proceder a repatriar si no cuenta con todas las garant¨ªas de que el ni?o ser¨¢ atendido por su familia. "Protegemos el inter¨¦s supremo del ni?o. Pero el tema est¨¢ sobre la mesa al m¨¢s alto nivel esta semana", avanzaba el c¨®nsul de Marruecos en Andaluc¨ªa occidental, Tarik Louajri. En el complejo proceso desde que un ni?o llega en patera completan su expediente la Consejer¨ªa de Igualdad y Bienestar Social, la Fiscal¨ªa para confirmar que se respetan sus derechos, el consulado marroqu¨ª para contactar con las familias, y por ¨²ltimo el Ministerio de Interior, que decide sobre su expulsi¨®n del pa¨ªs. De momento ¨¦sta no se produce desde Andaluc¨ªa. Una entrevista al ni?o es la ¨²nica informaci¨®n para comprobar si est¨¢ en situaci¨®n de desamparo en Marruecos. Y las autoridades creen que no es suficiente para propiciar un billete de vuelta.