El negocio de las dependencias

El Estado de bienestar inicia este a?o en Espa?a una nueva y complicada aventura: poner en marcha a partir de 2008 el sistema nacional de atenci¨®n a las personas dependientes, creado por la conocida como Ley de Dependencia (de Promoci¨®n de la Autonom¨ªa Personal y Atenci¨®n a las Personas en Situaci¨®n de Dependencia). Su objetivo final es la extensi¨®n del Sistema para la Autonom¨ªa Personal y Atenci¨®n a la Dependencia (SAAD) a casi mill¨®n y medio de ciudadanos con distintos grados de incapacidad para valerse por s¨ª mismos.

"Con el SAAD nace una nueva dimensi¨®n econ¨®mica y social", afirma Javier Benavente

El 70% de las personas dependientes vive hoy en el entorno familiar, al cuidado de mujeres

Gobierno y empresarios especializados en prestar servicios sociosanitarios calculan que para afrontar este enorme reto se necesitar¨¢n unos 300.000 profesionales. No los hay en el mercado laboral, ni siquiera buscando fuera de Espa?a. Pasar¨¢n a?os antes de prepararlos, pero este cuarto pilar del Estado de bienestar (los tres primeros son Sanidad, Educaci¨®n y Pensiones) no puede esperar tanto. Ya hay varias empresas -incluso alguna constuctora- prepar¨¢ndose para prestar un servicio que promete negocio de miles de millones anuales, y tambi¨¦n influencia.

Cada a?o hay en Espa?a 150.000 personas que cumplen 65 a?os. El grupo de espa?oles con 85 y m¨¢s a?os crecer¨¢ un 80% en las dos pr¨®ximas d¨¦cadas. Y el de 20 a 34 a?os perder¨¢ casi un tercio de sus efectivos. Teniendo en cuenta la implacable correlaci¨®n entre edad y dependencia, la cifra de espa?oles con derecho en el futuro a recibir las ayudas del SAAD se dispara cada d¨ªa. El 32% de las personas mayores de 65 a?os tiene alg¨²n tipo de discapacidad, frente al 5% del resto de la poblaci¨®n.

El presidente de la Fundaci¨®n Alares, Javier Benavente, que lleva a?os en el sector servicios con programas de asistencia familiar y de conciliaci¨®n laboral, familiar o personal, y que es ahora pionero en el de la dependencia, reconoce la suma complejidad que supone la creaci¨®n del Sistema para la Autonom¨ªa Personal y Atenci¨®n a la Dependencia. Pero es optimista.

"Con el SAAD nace una nueva dimensi¨®n econ¨®mica y social. Aparecer¨¢n nuevas demandas que habr¨¢n de atenderse desde nuevos negocios y servicios, y con f¨®rmulas organizativas, tecnol¨®gicas y de respuestas personales y profesionales. Pronto se ver¨¢n cumplidos los pron¨®sticos de los estudios previos sobre lo que va a significar econ¨®micamente el SAAD, no s¨®lo en los empleos a crear y en los retornos empresariales y fiscales subsiguientes, que rebajar¨ªan la aportaci¨®n del PIB que hay que destinar al SAAD. Esas expectativas se ver¨¢n desbordadas al alza", sostiene el empresario Benavente.

En todo caso, el nuevo pilar del Estado de bienestar resulta imparable. Es m¨¢s, llega a Espa?a con retraso, en comparaci¨®n con los grandes pa¨ªses de la UE. Seg¨²n una encuesta del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS), de 2004, el 68,5% de los espa?oles citaba el apoyo a las personas dependientes entre las tres medidas que deb¨ªa tomar el Gobierno para facilitar la vida familiar. Un 70% se mostr¨® incluso partidario de asumir subidas de los impuestos si se dedicaban a incrementar este tipo de servicios sociales.

En la puesta en marcha del SAAD est¨¢n implicados el Ejecutivo central, que pone el 50% del dinero, y los Gobiernos aut¨®nomos, que deben aportar el otro 50% porque tienen transferidas las competencias en esas materias. Se trata de miles de millones de euros en m¨¢s gasto social cada a?o. Pocos expertos se atreven a hacer el c¨¢lculo, ni siquiera aproximado, pero hay esta reciente orientaci¨®n solemne: el Congreso de los Diputados aprob¨® el mi¨¦rcoles pasado, al final del debate conocido como del estado de la naci¨®n, una resoluci¨®n obligando al Gobierno a destinar en 2008 mil millones m¨¢s de los previstos inicialmente para el SAAD. La votaci¨®n fue promovida por Izquierda Republicana de Catalu?a (ERC). El PP vot¨® a favor y el PSOE se opuso. Antes, a propuesta de socialistas, IU-ICV y Chunta Aragonesista, se hab¨ªa aprobado otra resoluci¨®n que instaba al Ejecutivo socialista a aumentar en un 25% el dinero "previsto" para empezar a aplicar la Ley de Dependencia en 2008.

"Todos los que aprobamos esta ley estamos preocupados por su despliegue. Sabemos lo importante que es que el SAAD satisfaga las expectativas creadas". Esto dice la resoluci¨®n de los republicanos catalanes, conscientes de que las comunidades aut¨®nomas no disponen de dinero suficiente "para llevar a cabo la ingente tarea que han asumido".

No se sabe cu¨¢nto dinero costar¨¢ el SAAD en el primer a?o de su desarrollo, pero s¨ª qui¨¦n ha de ponerlo sobre la mesa: el Estado (central y auton¨®mico), v¨ªa impuestos; y las personas dependientes, en funci¨®n de su nivel de renta. La infraestructura del servicio correr¨¢ a cargo, en su inmensa mayor¨ªa, de la empresa privada. "Habr¨¢ grandes oportunidades para las iniciativas rentables y para demostrar que la solidaridad tambi¨¦n contribuye a la competitividad econ¨®mica, am¨¦n de hacerlo a la calidad social", afirma el empresario Benavente.

Adem¨¢s de Alares, que cuenta hoy con 400.000 beneficiarios de sus servicios de atenci¨®n a la familia dentro del programa Conciliaci¨®n Familia-Trabajo, act¨²an en ese sector y, por tanto, se preparan tambi¨¦n para abordar el reto del SAAD, empresas como Eulen, Mapfre Quavitae, Sanitas, Sar, Amma Gerogesti¨®n, Ballesol, Concilia, Caser, Mas Vida Red, Antikua, Icas, HealthCare o Behavioral. Algunas de estas empresas tienen sus propias escuelas de formaci¨®n de nuevo personal.

Hoy hay en Espa?a 1.125.190 personas dependientes (de las cuales 826.500, aproximadamente, tienen m¨¢s de 65 a?os), pero en el a?o 2010 ser¨¢n 1.254.429. Una d¨¦cada m¨¢s tarde, en 2020, los espa?oles dependientes con derecho a ayudas del SAAD sumar¨¢n 1.496.226. El 70% de las personas dependientes vive en el entorno familiar; el 15% alterna sus cuidados entre los diferentes hijos; el 3% vive solo, aunque supervisado (ayuda a domicilio), y el 12% vive institucionalizado en residencias.