Un parch¨ªs en el parque tem¨¢tico

Un torbellino de fichas de parch¨ªs escala sobre carros del siglo XVI. Los monitores observan a los chavales que, por edades, visten un color u otro del tablero para identificar su grupo de un golpe de ojo. Los m¨¢s peque?os, de cuatro y cinco a?os, visten de amarillo. Son los Limoncitos, un nombre que han elegido ellos mismos. El naranja, "el m¨¢s d¨ªscolo" seg¨²n los monitores, agrupa a los chavales de seis y siete a?os, apodados Carabelas. De azul visten Las panteras salvajes, que tienen todas entre ocho y nueve a?os. Y los mayores, hasta 12 a?os, van de rojo, como Los diablos.

El parque tem¨¢tico Isla M¨¢gica, ubicado en Sevilla, acoge un campamento de verano gestionado por la empresa Educasur. Por quincenas, los j¨®venes se meten de lleno en la ¨¦poca en que Col¨®n lleg¨® a Am¨¦rica gracias a las siete ¨¢reas tem¨¢ticas que componen el parque. El horario intenta ajustarse a la jornada laboral de los padres que se enfrentan, como cada a?o, al problema de d¨®nde dejar a los hijos durante el periodo estival.

El campamento aprovecha las tem¨¢ticas del parque para incluirlas en los talleres

A las 8.00 comienza a llegar la chavaler¨ªa y tras un desayuno "mediterr¨¢neo" se inician los talleres. Cada d¨ªa est¨¢ dedicado a una tem¨¢tica. Hay taller de cuentos, manualidades, teatro e incluso experimentos con el agua, en los que se intenta que los ni?os tengan un papel protagonista. De esta forma, ellos se han encargado de decorar la zona -una inmensa pecera de papel recibe al visitante- y eligen el nombre de su grupo. Tan pronto construyen "la m¨¢quina del tiempo" como fabrican t¨ªteres o cofres de piratas, tesoro incluido.

Las ¨¦pocas y lugares que refleja el parque se incluyen en las actividades matinales de los talleres. Tras ¨¦stos, y hasta la hora de comer, los j¨®venes disfrutan de las atracciones y animadores del parque acompa?ados de los monitores, que visten de verde. El campamento aprovecha la organizaci¨®n del recinto, estructurado de manera que quien entra, se convierte en explorador.

As¨ª, la entrada a Isla M¨¢gica simula el Puerto de Indias de la Sevilla del siglo XVI. A continuaci¨®n se encuentran unas cascadas que representan el oc¨¦ano Atl¨¢ntico. El agua est¨¢ presente en muchas de las atracciones para combatir la temperatura veraniega. Y tras el Atl¨¢ntico se descubre el Nuevo Mundo que deslumbr¨® a los pioneros espa?oles, donde la cultura maya y azteca llena los rincones. Otra de las zonas, escondida entre la vegetaci¨®n, es la Amazonia. All¨ª se alza una de las atracciones preferidas por los chavales, el Jaguar, una monta?a rusa invertida con coches que descienden una colina de 34 metros a 85 kil¨®metros por hora. "A m¨ª me gusta la Anaconda", asegura uno de los chicos mientras muestra su diario, que ¨¦l mismo ha hecho con papel y cartulina.

En las bit¨¢coras cada uno apunta lo que hace durante la jornada. De lo que m¨¢s se escribe es de las atracciones. Las de agua est¨¢n entre las favoritas pero tambi¨¦n cuentan c¨®mo se han disfrazado de piratas o dioses aztecas. Y es que La guarida de los piratas es otra de las zonas estrellas, mientras que los m¨¢s peque?os prefieren las atracciones de La fuente de la juventud o El balc¨®n de Andaluc¨ªa, una recreaci¨®n en miniatura de la comunidad con maquetas en miniatura.

A las 15.00 hay que despedirse hasta el d¨ªa siguiente y muchos de los que re¨ªan rompen a llorar. "Hay padres que aseguran que sus hijos les despiertan para venir", sonr¨ªe una de las monitoras.