?Un escritor? ?Un dibujante? Un ¨ªdolo
Hace dos meses Roberto Fontanarrosa visit¨® Madrid por unos pocos d¨ªas. Iba a ser la ¨²ltima vez que pisaba Espa?a. M¨¢s conocido como El Negro en su Argentina natal, un pa¨ªs sin inmigraci¨®n africana en el que todo moreno es llamado negro, Fontanarrosa ven¨ªa de Israel, donde lo hab¨ªan sometido a un cultivo de c¨¦lulas madre en in¨²til intento por salvarle la vida.
Hab¨ªa completado entonces cuatro a?os largos de lucha contra la ELA (esclerosis lateral amiotr¨®fica), una enfermedad inmisericorde que marchita las c¨¦lulas musculares y apaga paulatinamente el cuerpo de la v¨ªctima sin afectarle en lo m¨¢s m¨ªnimo el cerebro. Al Negro le comenz¨® por el brazo izquierdo y m¨¢s tarde le atac¨® las piernas. En abril dej¨® de dibujar, pues la mano diestra se hab¨ªa convertido en una extremidad sin vida, y en mayo estaba inm¨®vil, reducido a una silla de ruedas. Uno de sus ¨²ltimos trazos fue el doble cuervo que preside los conciertos de Joan Manuel Serrat y Joaqu¨ªn Sabina, esos dos p¨¢jaros de un tiro con los que comparti¨® muchas risas. Ellos, como Les Luthiers, de quienes fue orgulloso colaborador creativo, y como los argentinos y como todos quienes lo quisieron y admiraron, estaban convencidos de que El Negro ten¨ªa un don especial, un talento sobresaliente y un talante humano a prueba de desdichas.
En ese sentido, lo cubr¨ªan las palabras de uno de sus personajes literarios, el aforista Ernesto Esteban Echenique, quien escribi¨®: "Dios me se?al¨® con su dedo y me lo meti¨® en el ojo". Pese al dedo de Dios en el ojo, Fontanarrosa sigui¨® siendo el mismo tipo digno y risue?o de siempre. Nunca se quej¨® del mal que acab¨® por darle muerte; su manera de combatirlo era hacer bromas sobre su estado y someterse mansamente a los desesperados tratamientos que dispusieran los m¨¦dicos.
En Madrid se reuni¨® con sus amigos de siempre, vio por televisi¨®n un partido del Barcelona -que, despu¨¦s del Rosario Central, era el equipo de sus intensas pasiones futbol¨ªsticas- y record¨® aquella noche cuando present¨® en Bellas Artes su libro El mundo ha vivido equivocado y Jorge Valdano, a la saz¨®n gerente deportivo del Real Madrid, le regal¨® una camiseta untada de c¨¦sped del Bernab¨¦u sobre cuya odiosa albura se le¨ªa: "El Negro ha vivido equivocado".
??dolo popular? ?Admiraci¨®n nacional? ?Sant¨®n gaucho? ?H¨¦roe civil? ?Amigo de todos? Resulta dif¨ªcil encontrar las palabras precisas para describir lo que han sentido los argentinos por ¨¦l. Su carisma supera el prestigio de sus caricaturas y ficciones. Ayer, en las p¨¢ginas virtuales de Clar¨ªn, diario donde public¨® dibujos humor¨ªsticos desde 1973, un lector escrib¨ªa: "?Y ahora qu¨¦ hacemos? Se nos fue un grande, un pr¨®cer, un poeta. Justo en esta ¨¦poca en la que estamos escasos de ejemplos entre los hombres p¨²blicos, se nos fue El Negro. Gracias, simplemente gracias. No puedo escribir otra cosa. Lo siento".
Fontanarrosa fue un notable caricaturista que perfil¨®, entre otros personajes, al sicario Boogie el Aceitoso y al ¨¦pico campesino pampeano Inodoro Pereyra y public¨® historietas hasta el pasado domingo, ayudado por la mano de artistas amigos. Pero con el tiempo se le reconocer¨¢ sobre todo como extraordinario narrador de humor, g¨¦nero rather british de escaso cultivo en nuestras letras. Las situaciones, los personajes, el lenguaje, los temas, la imaginaci¨®n y el sentido dram¨¢tico de sus novelas y relatos justifican de sobra que hubiera sido llamado a clausurar el III Congreso Internacional de la Lengua Espa?ola, donde pidi¨® una amnist¨ªa para las malas palabras.
Todo ello se comprobar¨¢ con el libro de cuentos que dej¨® listo para publicar cuando, el jueves pasado, lo venci¨® la enfermedad en Rosario, su patria chica. Como dir¨ªa Ernesto Esteban Echenique: "Morir... ?qu¨¦ extra?a costumbre!".
Daniel Samper es escritor y periodista colombiano residente en Espa?a.
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