Despu¨¦s del centro de protecci¨®n
Los pisos de acogida facilitan el salto hacia la independencia a los j¨®venes ex tutelados
"Yo quer¨ªa seguir siendo menor de edad y el mes antes de cumplir los 18, lloraba un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n", recuerda Mari Carmen. Lloraba porque le asustaba abandonar la casa de acogida que compart¨ªa con sus hermanas gemelas y otras tres chicas. Cumpli¨® 18 a?os y, al alcanzar la mayor¨ªa de edad, dej¨® de estar bajo la guarda y tutela de la Junta de Andaluc¨ªa.
Desde entonces, vive en uno de los pisos del Programa Mayor¨ªa de Edad, que le ayudar¨¢ al menos durante dos a?os m¨¢s a lograr su independencia. Estos j¨®venes ya son aut¨®nomos pero, si lo desean, reciben cierto tutelaje. "Realmente, con 18 a?os, no se es absolutamente independiente", dice la Jefa de Servicio de Protecci¨®n de Menores, Inma Dugo. "Si tuvieran que salir a la calle los dejar¨ªamos un poco desprotegidos, a¨²n form¨¢ndose".
En Sevilla hay 432 menores viviendo en centros de protecci¨®n, seg¨²n Igualdad
La normativa establece que tiene que haber un seguimiento de estos chicos durante el a?o posterior a la mayor¨ªa de edad. Y durante otro m¨¢s, se les ofrecen herramientas para que puedan continuar su formaci¨®n hasta alcanzar la "estabilidad". No es una prolongaci¨®n del programa de protecci¨®n de menores. Es un "acompa?amiento". Los educadores sociales que les han guiado este tiempo se cambian por unos "orientadores".
"Al principio me sent¨ªa sola, pero aprovech¨¦ la tranquilidad para estudiar m¨¢s y me anim¨® ver que iba mejorando". A Mari Carmen la ponen de ejemplo quienes han estado a su lado este tiempo. No en vano, el verano lo pasar¨¢ en Francia con una beca del Ministerio de Educaci¨®n para aprender el idioma y pronto se trasladar¨¢ a Sevilla para estudiar la diplomatura de Trabajo y Educaci¨®n Social. Adem¨¢s, sac¨® Matr¨ªcula de Honor en segundo de bachillerato y m¨¢s de un ocho en selectividad.
En Sevilla hay 432 menores viviendo en centros de protecci¨®n, seg¨²n la Delegaci¨®n provincial para la Igualdad y Bienestar Social. El abandono por parte de la familia o los malos tratos son algunas de las causas que pueden llevar a los menores a vivir parte de sus a?os en estos centros. Durante este periodo, cualquier relaci¨®n con su familia est¨¢ regulada.
All¨ª se trata de solucionar los conflictos para que puedan regresar a su n¨²cleo familiar y, lo m¨¢s importante, se les prepara para que consigan la autonom¨ªa. Un grupo de expertos trabaja con ellos y sus familias para normalizar su situaci¨®n y aquellos con escasas posibilidades de retorno se benefician del Programa Espec¨ªfico de Emancipaci¨®n, que tiene como objetivo "el paso de la adolescencia hasta la independencia de la vida adulta".
Mari Carmen comparte piso con Souhail, que tambi¨¦n tiene 18 a?os y un largo periplo a sus espaldas. Se nombra un sitio y ¨¦l ha estado. De su T¨¢nger natal se traslad¨® a Bruselas con su familia. Hace unos a?os lleg¨® a Espa?a, donde ten¨ªa familiares. Pero "las cosas se fueron torciendo" y acab¨® en un centro de acogida de menores de la Junta de Andaluc¨ªa.
Ambos tienen asignadas las tareas dom¨¦sticas, un orientador les visita a diario y semanalmente se re¨²nen con Cristina, la trabajadora social que coordina los pisos. El jueves, reciben una asignaci¨®n para hacer la compra y el viernes, "si se han portado bien", una ayuda para los gastos de bolsillo, explica Cristina. Se acabaron los horarios y la vigilancia, viven casi por su cuenta.
"Este es un salto hacia la independencia", dice Cristina, quien nunca apaga su tel¨¦fono m¨®vil para que los j¨®venes puedan localizarla las 24 horas del d¨ªa. "Cuando alcanzan los 18 a?os dejan el sistema de protecci¨®n de menores y ¨¦sta es su ¨²ltima oportunidad. Tienen que aprender a ser independientes, como ahorrar para un alquiler o encontrar un trabajo". "Al principio les acompa?amos en todo lo que necesiten, hasta que se valen completamente por ellos mismos".
La vida en el piso es pr¨¢cticamente como vivir solos. No hay horarios de entrada, s¨®lo peque?as "normas". Por ejemplo, no pueden entrar ni amigos ni familiares y las relaciones con los vecinos tienen que ser "impecables", dice Cristina, porque es dif¨ªcil alquilar pisos para estas situaciones, ya que mucha gente se "asusta" al o¨ªr hablar de centros de protecci¨®n.
Aunque Cristina est¨¢ tranquila y asegura que estos chicos son de lo mejor. S¨®lo hay una preocupaci¨®n, que Souhail consiga "los papeles" para poder trabajar. "Casi me los dan hace poco, pero justo, la empresa donde iba a trabajar, quebr¨®", se lamenta con una sonrisa.
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