Muere joven y haz un bonito cad¨¢ver
La fot¨®grafa mexicana Daniela Edburg expone en Vigo sus recreaciones sobre la muerte
"Es la primera vez que llevamos un artista a ferias como Arco y Photo-London antes de reunir una selecci¨®n de obras y exponerlas en la galer¨ªa, pero con Daniela Edburg ha sido diferente", comenta In¨¦s Ramiro, de la galer¨ªa Adhoc de Vigo. "Hace unos dos a?os que estamos en contacto, tiene una imaginaci¨®n especial y nos interes¨® su trabajo por distinto y novedoso".
La galer¨ªa acoge el estreno en Espa?a de una exposici¨®n individual de la fot¨®grafa mexicana Daniela Edburg. Antes, la artista hab¨ªa tomado parte en varias muestras colectivas en San Sebasti¨¢n o Girona. Ahora en julio est¨¢ tambi¨¦n presente en Cartagena con seis fotograf¨ªas al hilo del festival "La Mar de M¨²sicas", dedicado este a?o a M¨¦xico.
"Mi trabajo no tiene una lectura feminista o de cr¨ªtica hacia la sociedad"
El t¨ªtulo Bittersweet Endings (Finales agridulces) re¨²ne trabajos de dos series de fotograf¨ªas de mujeres muertas, o a punto de estarlo, por acci¨®n de elementos tales como un ataque de pl¨¢tanos, un pu?ado de caramelos de la marca M&M's, una avalancha de galletas Oreo o un tostador. A otra la mata el secador.
Una apacible ama de casa reci¨¦n salida de una teleserie americana de los 50 acaba de meter la cabeza en el horno. A lo Sylvia Plath, pero despu¨¦s de haber hecho varias tartas para su familia. En otra instant¨¢nea la Muerte de Marat, de Jacques Louis David (1793), se convierte en una chica rubia de rostro angelical asesinada por un bote de champ¨², por supuesto, tambi¨¦n en la ba?era.
Las protagonistas de la serie Drop Dead Gorgeous (t¨ªtulo con doble lectura, una especie de piropo e improperio a la vez) son j¨®venes, bellas y elegantes, y adem¨¢s est¨¢n rodeadas de infinidad de objetos de consumo. "Mi trabajo no tiene una lectura pretendidamente feminista o de cr¨ªtica hacia la sociedad devoradora del primer mundo, sino que retrato lo que me rodea, mi intimidad: las que posan son mis amigas.Yo misma soy muy consumista, por lo que se trata m¨¢s bien de una autocr¨ªtica con mucha iron¨ªa", declara Edburg.
"Por una parte, establezco una relaci¨®n de amor-odio con esos objetos y, por otra, el hecho de que consumas algo que acaba por consumirte es un chiste", explica la fot¨®grafa mexicana.
En la segunda serie, m¨¢s reciente, los cad¨¢veres yacen tendidos en medio de paisajes naturales id¨ªlicos. En The remains of the day (Lo que queda del d¨ªa) retrata cuerpos en descomposici¨®n que dejan escapar de su interior aquello de lo que est¨¢n hechos.
Son la ni?a muerta de cuyas entra?as manan ositos y caramelos, la enamorada que perdi¨® la vida un 14 de febrero y que ense?a sus v¨ªsceras de chocolate y p¨¦talos de rosa, una Ofelia ahogada en flores y Dorotea con sus zapatillas rojas y el coraz¨®n en la mano.
El tratamiento de la fotograf¨ªa, con capas de colores, introduce notas de armon¨ªa y humor en un momento grotesco y espeluznante en s¨ª mismo. A esta autora la muerte le sirve de pretexto para contar otras cosas. "Me pongo en el l¨ªmite para ir hacia atr¨¢s y contar que somos seres en el tiempo que queremos dejar la huella de nuestro paso por el mundo, as¨ª que lo convertimos en algo artificial".
Actualmente Daniela Edburg reside en M¨¦xico DF, aunque naci¨® en Houston, Texas, en 1975, hija de padre norteamericana y madre mexicana. El cruce de culturas es patente en sus creaciones. La fragilidad del ser humano en el momento final le resulta muy seductora, por eso a¨²n contin¨²a recreando la muerte en sus trabajos, aunque en la actualidad ha pasado del retrato individual a la fotograf¨ªa de grupo y quiere centrar su discurso en la destrucci¨®n y la guerra.
El impacto que sus fotograf¨ªas provocan en los visitantes de la exposici¨®n obliga a Edburg a hacer una reflexi¨®n sobre la diferente evocaci¨®n de la muerte a un lado y otro del Atl¨¢ntico. "Noto que la recepci¨®n del p¨²blico es muy distinta en Europa, aqu¨ª son m¨¢s solemnes con la idea del que se va para no volver. Para los mexicanos los muertos son amigos que regresan de visita: se ponen sus fotos en un altar y junto al retrato de la abuela no faltan sus cigarrillos y su comida preferida".
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