Cr¨®nicas desgraciadas

Tal vez la concurrencia de dos obras de Carlo Cassola (Roma, 1917-Montecarlo, 1987), editadas a la par, haya de achacarse al empe?o de su traductora, pero igual cabe deducir que su reposici¨®n, como las reediciones de Carlo Levi o Beppe Fenoglio, se enmarca en la restituci¨®n de una narrativa de car¨¢cter moral, muy pr¨®diga en la posguerra italiana, de la que tal vez estamos m¨¢s necesitados que nunca. Aquella novel¨ªstica, aparentemente sencilla, pero de una t¨¦cnica muy refinada, reflejaba la conciencia de la condici¨®n humana frente a la adversidad, vivencias que hoy contrastan, fuertemente, con las difusas alarmas y desasosiegos psicol¨®gicos que produce el Estado de bienestar.

As¨ª pues, hay que destacar la extraordinaria autoridad de Cassola para caracterizar, sin salirse de una cr¨®nica cotidiana, la sencillez y la desgracia de sus personajes, que sobrellevan sin estridencias la tribulaci¨®n y la tristeza. En La tala del bosque se trata de una s¨²bita viudez; en La novia de Bube, de la lealtad de la joven Mara, que deber¨¢ aguardar catorce a?os a que su novio, con el que apenas ha pasado unos d¨ªas felices, salga de la c¨¢rcel. En ambas, el argumento de fondo es la madurez del sufrimiento, aspecto este que, en nuestros d¨ªas, parece pertenecer a un mundo caducado. Pero no han pasado m¨¢s de cincuenta a?os. Novelas de "lecci¨®n moral", su valor literario estriba en que, adem¨¢s de ser una celebraci¨®n de la ¨¦pica de la gente com¨²n, se han convertido en documentos de ¨¦poca.

De La tala del bosque se dir¨ªa, en efecto, que no sucede nada, excepto lo que enuncia su t¨ªtulo. Y as¨ª es, Guglielmo, que acaba de perder a su esposa, ha comprado una parcela y con una cuadrilla pasa el invierno talando ¨¢rboles. Las conversaciones son escuetas; s¨®lo son trabajadores, pura mano de obra; en los descansos, despu¨¦s de comer, toman caf¨¦ y fuman; llega la Navidad, y Guglielmo prefiere su dolor solitario al consuelo de sus hijas peque?as; se queda en la caba?a con otro le?ador, pero si sus ojos se encuentran r¨¢pidamente apartan la mirada. El sufrimiento no es transferible. La materia narrativa es pr¨¢cticamente inexistente. Y, sin embargo, en cada esfuerzo palpita el dolor por la mujer muerta. La novela expresa la experiencia del luto y el dominio del dolor.

Frente a esta t¨¦cnica subliminar, La novia de Bube resulta m¨¢s panor¨¢mica. Pertenece al periodo de compromiso pol¨ªtico de Cassola, y tal vez sea su obra m¨¢s significativa, antes de sus ¨²ltimas obras existencialistas, donde la intimidad cotidiana borrar¨¢ por completo la borrosa entidad de sus personajes. Aqu¨ª compone una figura de extraordinaria profundidad, Mara, una muchacha sencilla y c¨¢ndida que se enamora, al final de la guerra, de un partisano impulsivo y atolondrado que, en una discusi¨®n, mata a un polic¨ªa y, pese a ser protegido por el partido, ser¨¢ procesado y condenado. Ni la voluntad de ¨¦l ni la entereza de ella pueden hacer nada contra la maquinaria judicial, y ambos ver¨¢n su juventud arruinada. Cassola dosifica con pasmosa minuciosidad la transformaci¨®n de Mara, de alegre muchacha en mujer prematuramente desgraciada: un retrato de la resignaci¨®n.