Miedo preventivo
Robert McDonald tiene la sonrisa ideal para salir en un anuncio de pasta de dientes. Quiz¨¢s no sea cualidad que haya que pasar por alto en un ejecutivo que se pasa tres cuartas partes de su tiempo vendiendo por todo el mundo los productos de consumo de Procter & Gamble. Su miedo, reconoce, es que haya otros que entiendan mejor cu¨¢les son las necesidades de los consumidores.
McDonald, a los 54 a?os de edad, es el nuevo jefe de operaciones globales de P&G, una posici¨®n clave para subir un d¨ªa al escalaf¨®n m¨¢s alto de la compa?¨ªa. Nacido en Gary (Indiana), a los 11 a?os intent¨® entrar en la Academia militar en West Point, donde ser¨ªa admitido cuando cumpli¨® los 17 a?os. Tras la graduaci¨®n, sirvi¨® como capit¨¢n. Hasta que en junio de 1980 pas¨® a integrar la plantilla de P&G, en su departamento de marcas.
La facturaci¨®n del grupo estadounidense rondaba entonces los 10.000 millones de d¨®lares y sus ventas fuera de Estados Unidos representaban el 25% de la facturaci¨®n total. Hoy P&G es una empresa global y nunca abandon¨® el ranking de las 50 compa?¨ªas m¨¢s potentes del planeta, algo que s¨®lo pueden contar ochos firmas. Su amplia gama de productos llegan a 3.500 millones de consumidores en todo el mundo, m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n, lo que le aporta unos ingresos de 75.000 millones.
McDonald es disciplinado, integro y determinado. En Westpoint aprendi¨® que el car¨¢cter es la demostraci¨®n m¨¢s poderosa de un buen l¨ªder y que las necesidades de la organizaci¨®n est¨¢n por delante de las personales. Canad¨¢, Filipinas, Jap¨®n y Bruselas fueron sus destinos previos antes de volver en 2004 a la sede corporativa de P&G en Cincinnati (Ohio), tras 14 a?os fuera de los Estados Unidos.
Bob, como le llaman en su entorno, es un firme creyente de las marcas como se?a de identidad. Dice que poner nombre a los productos es a la vez arte y ciencia, y cree incluso en su inmortalidad. Eso si, precisa que para que sobreviva una marca, hay que estar siempre innovando y segmentando el producto para adaptarlo a las necesidades del consumidor. Y pone como ejemplo la mutaci¨®n que en los ¨²ltimos a?os ha tenido el popular detergente Tide.
Y ante problemas tan serios como el de la copia o falsificaciones de sus productos de consumo, es de los que optan por seguir una l¨ªnea constructiva en lugar de la queja. Su conocimiento de Asia, y en especial de China, le est¨¢ permitiendo entablar un di¨¢logo directo con las autoridades y distribuidores de la regi¨®n para garantizar que sus productos cumplen los est¨¢ndares de seguridad y de protecci¨®n de patentes que se aplican en el mundo occidental.
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