Faltan administradoras
Los ¨®rganos de gobierno de las empresas espa?olas tambi¨¦n est¨¢n faltos de mujeres. En las compa?¨ªas que cotizan en los mercados organizados de acciones, supuestamente las m¨¢s importantes del pa¨ªs, esa ausencia sigue siendo de las m¨¢s acusadas de Europa. En los consejos de administraci¨®n de 15 de las 35 sociedades que conforman el ¨ªndice Ibex 35 no hay una sola mujer; las mujeres representan tan s¨®lo el 6% de los consejeros de ese conjunto de empresas de referencia. Y al respecto, en lo que llevamos de a?o los avances son inferiores a los del pasado.
Adem¨¢s de incumplir las recomendaciones del C¨®digo Unificado de Gobierno Corporativo, aprobado el a?o pasado por la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores (CNMV), y con los prop¨®sitos de la Ley de Igualdad, aprobada el pasado 22 de marzo, las empresas est¨¢n desaprovechando importantes oportunidades de utilizaci¨®n de un valioso capital humano, cada vez m¨¢s visible en nuestro pa¨ªs. Las mujeres, adem¨¢s de representar el 51% de la poblaci¨®n espa?ola, llevan a?os siendo mayor¨ªa (aportando resultados equivalentes o mejores que los de los hombres) en nuestros centros educativos, en las universidades de forma destacada, as¨ª como en los programas de posgrado, dentro y fuera de Espa?a. Que no se canalice esa energ¨ªa es, antes que nada, un exponente de mala administraci¨®n y de unas inercias excesivamente arraigadas.
Las sugerencias de normas de buen gobierno y algunas otras normas pueden contribuir a la b¨²squeda activa de talentos femeninos, pero ser¨ªa poco aconsejable que esa equiparaci¨®n fuera ¨²nicamente el resultado de la premura por cumplir unas normas. Una pretensi¨®n tal derivar¨ªa en la consideraci¨®n meramente ornamental o en la satisfacci¨®n de un requisito, pero no en el convencimiento de que las mujeres, las buenas profesionales, son tan ¨²tiles o m¨¢s que los hombres para las empresas. M¨¢s eficaz ser¨ªa la b¨²squeda de mecanismos que posibilitaran la emergencia de esos talentos existentes, con el fin de que fuera el convencimiento de las empresas, no fundamentalmente la amenaza, las que llevaran a la utilizaci¨®n de ese capital humano infrautilizado.
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