Armstrong: mejor sin un test¨ªculo

Si no fuera un tema tan dram¨¢tico, ligado a situaciones de vida o muerte y sufrimiento para muchas personas, hasta se podr¨ªa bromear: ?cu¨¢l es el mejor m¨¦todo antidopaje? Que te arranquen un test¨ªculo. S¨ª, l¨¢stima que ser¨ªa f¨¢cilmente detectable: no har¨ªa falta ni an¨¢lisis de orina para verlo. ?sta es, por lo menos, la conclusi¨®n a la que han llegado dos cient¨ªficos estadounidenses, Craig Atwood, especialista en geriatr¨ªa y Alzheimer, y Richard Bowen, que han estudiado el historial m¨¦dico y cicl¨ªstico de su compatriota Lance Armstrong, ganador de siete Tours tras padecer un c¨¢ncer testicular.

Antes de sufrir una enfermedad que por poco lo lleva a la tumba, Armstrong era un gran ciclista para carreras de un d¨ªa: pose¨ªa una gran capacidad de consumo de ox¨ªgeno, luc¨ªa largos f¨¦mures, la misma ambici¨®n y determinaci¨®n que ha exhibido siempre y un cuerpo fuerte, ancho, musculoso, construido durante sus a?os de triatleta. El morfotipo de un clasic¨®mano, de un crack que se proclam¨® campe¨®n del mundo en 1993, antes de cumplir los 22 a?os.

Su organismo metaboliz¨® mejor las grasas como combustible y aument¨® su nivel de hematocrito

Cuando, en la Vuelta a Espa?a de 1998, regres¨® plenamente a la competici¨®n despu¨¦s de haber superado un c¨¢ncer testicular -sufri¨® la extirpaci¨®n de un test¨ªculo, una operaci¨®n en el cerebro, largas sesiones de quimioterapia-, Armstrong era un corredor diferente. Ten¨ªa los mismos largos f¨¦mures, una de las caracter¨ªsticas comunes a todos los grandes ciclistas; la misma elevada capacidad de consumo de ox¨ªgeno (un VO2max de 83,8 mililitros por kilo y por minuto), pero ya no era tan fuerte, tan musculoso: pesaba siete kilos menos. Se hab¨ªa transformado en un hombre Tour, un corredor de tres semanas, como demostr¨® con su cuarto puesto en la clasificaci¨®n final. Al a?o siguiente, cuando ten¨ªa casi 28, empez¨® a ganar Tours, y no par¨® hasta 2005, cuando se sinti¨® viejo, casi con 34, y aburrido de la faena y se despidi¨® desde el podio de los Campos El¨ªseos con siete grandes boucles consecutivas en el bolsillo.

Mientras ganaba de manera implacable, el mejor en la monta?a, el mejor contrarreloj, le rodearon constantes rumores de dopaje: nunca dio positivo. Pero, cuando se retir¨®, en el laboratorio de Par¨ªs descongelaron una orina suya que databa de 1999 y la analizaron con una nueva t¨¦cnica que detectaba la EPO. Encontraron restos de la hormona que permite que los m¨²sculos reciban m¨¢s ox¨ªgeno y puedan moverse m¨¢s r¨¢pidamente y durante m¨¢s tiempo y de nuevo Armstrong se vio en la diana de las acusaciones de dopaje.

Sorprend¨ªa, sobre todo, su evoluci¨®n, los datos que hizo p¨²blicos el fisi¨®logo Ed Coyle, de Tejas, que le someti¨® a pruebas de esfuerzo desde los 21 hasta los 28 a?os: una mejora en un 8% en su eficiencia muscular (m¨¢s vatios de potencia con el mismo VO2max), una mejora excepcional trat¨¢ndose de un atleta de ¨¦lite; y un descenso de peso y de grasa corporal de un 7%, que le gener¨® un incre¨ªble aumento del 18% en la relaci¨®n peso-potencia, el elemento clave para los escaladores. A eso le a?adi¨®, para convertirse en el hombre Tour m¨¢s perfecto que el ciclismo haya conocido, una magn¨ªfica capacidad de recuperaci¨®n y su famoso molinillo: la elevada cadencia de pedaleo en las ascensiones, que le libraba de da?o muscular a?adido y le permit¨ªa ahorrar combustible r¨¢pido, bueno (gluc¨®geno), todos los d¨ªas.

"Incre¨ªble, pero cierto, y sin dopaje, sino gracias a tener un solo test¨ªculo", concluyen los dos cient¨ªficos, que han publicado su hallazgo en la revista Medical hypotheses (Hip¨®tesis m¨¦dicas). Para ellos, las transformaciones hormonales que sufri¨® su organismo para mantener los niveles de testosterona tras la orquidectom¨ªa (en los test¨ªculos est¨¢ la f¨¢brica de la hormona masculina) condujeron a que su m¨¢quina metabolizara mejor las grasas como combustible, ahorrando as¨ª gluc¨®geno, as¨ª como a una p¨¦rdida de peso estructural y un aumento del nivel de hematocrito.