El surf de los desesperados
La Guardia Civil intercepta a cuatro marroqu¨ªes que pretend¨ªan cruzar de noche el Estrecho en dos tablas de 'wind' y remando con los brazos
Vaya por delante que no han sido los primeros ni los m¨¢s originales. Lo que, en cualquier caso, no resta arrojo a los cuatro marroqu¨ªes que el domingo de madrugada intentaron cruzar el estrecho de Gibraltar a cuerpo gentil montados sobre dos tablas de windsurf, sorteando barcos de todo tonelaje, vientos cambiantes, corrientes marinas, tiburones y, sobre todo, 18,5 kil¨®metros de aguas traicioneras que separan Ceuta de Algeciras. La Guardia Civil los pill¨® cuando llevaban casi seis kil¨®metros de traves¨ªa y ya est¨¢n de vuelta en Marruecos. Rendidos por el esfuerzo, con el sue?o europeo truncado, pero vivos al fin y al cabo.
No han sido los m¨¢s originales porque la Guardia Civil ya los ha visto cruzar en todo tipo de cacharros. Neum¨¢ticos con tablas, hidropedales, tablas de surf. Tampoco han sido los primeros porque, en agosto de 2002, otros dos marroqu¨ªes intentaron llegar desde ?frica a Europa montados sobre una tabla de windsurf de 2,5 metros, remando con los brazos. Pero como la desesperaci¨®n es un buen motor pero un mal combustible, esos pioneros cayeron rendidos por el esfuerzo y se salvaron por los pelos, cuando las corrientes ya se los llevaban hacia el interior del Mediterr¨¢neo.
Los cuatro del domingo fueron avistados dentro de la bah¨ªa sur de Ceuta, a unas tres millas al suroeste de punta Almina, donde se levanta el famoso faro ceut¨ª que ayuda a las embarcaciones a enfocar el Estrecho en direcci¨®n al oc¨¦ano Atl¨¢ntico.
Los agentes de una patrullera del Servicio Mar¨ªtimo de la Guardia Civil vieron a lo lejos dos puntos que se alejaban de la costa ocultos por la oscuridad. Los puntos eran demasiado peque?os para ser una patera. Y estaban demasiado lejos para tratarse de ba?istas que pretend¨ªan darse un chapuz¨®n lejos del bullicio de la playa o para ser amantes del windsurf. Y, si lo eran, estaban en serias dificultades porque las velas no se ve¨ªan por ninguna parte. La una de la madrugada tampoco es una hora para ba?arse en esas aguas. ?Qu¨¦ era eso?
Lo que se ve¨ªa era la escasa espuma que se levantaba a ambos lados de la tabla en el lento avanzar. Para all¨¢ que se fueron los agentes de la lancha a echar un vistazo a los dos puntitos. Los agentes comprobaron que eso que parec¨ªa reptar por las aguas eran dos tablas de windsurf, ocupada cada una por dos personas. Los cuatro j¨®venes estaban enfilados hacia Algeciras, guiados por la buena visibilidad, pero acechados por la fuerte marejada y el viento de Levante. Acababan de entrar en aguas territoriales de Ceuta. El peligro era inminente, porque un golpe de mar, una ola de trav¨¦s pod¨ªa voltear la tabla y, en esas aguas, si te he visto no me acuerdo.
Los agentes se acercaron con cuidado a los candidatos a n¨¢ufrago. Cada tabla iba ocupada por dos j¨®venes, que, como reflejaron los agentes que los rescataron, se impulsaban "por su propia fuerza motora". O lo que es lo mismo, remando con los brazos y sendos remos de piragua. Todo muy distinto del glamour californiano de los Beach Boys ("everybody's gone surfin/Surfin' USA", cantaban) y muy lejos, pese a la cercan¨ªa geogr¨¢fica, del deporte que ha hecho famosa las playas de Tarifa. Esto es el surf de los desesperados.
Casi imposible subirlos por las amuras. Descartado izarlos por popa. Se bota una barquita neum¨¢tica y santas pascuas. De vuelta a Ceuta, los cuatro inmigrantes fueron entregados al Cuerpo Nacional de Polic¨ªa. Ni un papel que los identificara. Se sabe de ellos que el m¨¢s joven, Mohamed Dahbe, naci¨® en 1984 en Rabat, y que iba acompa?ado del mayor, El Fyhry Andal-Lah, nacido en 1978 en Sidecas. La otra tabla la ocupaban Said Baatout, de 26 a?os y natural de Kenitra, y Mustafa Ech Chaouy, de 25 a?os y vecino de Oneta.
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