La tumba de Sadam Husein
Awja es el ¨²nico lugar del pa¨ªs ¨¢rabe donde se ensalza al ex dictador
El mausoleo tiene un aire desolado. Hay inscripciones que lo alaban como m¨¢rtir, h¨¦roe de la insurgencia y "¨¢guila de los ¨¢rabes", su sobrenombre favorito. Junto a ¨¦stas, su rosario y una galer¨ªa de fotos informales, una de las cuales le muestra fumando un puro.
La tumba de Sadam Husein en su ciudad natal a orillas del Tigris es quiz¨¢s el ¨²nico espacio p¨²blico en Irak donde se ensalza abiertamente al ex gobernante, ahorcado en diciembre a los 69 a?os. Un decreto de 2003 de los ocupantes estadounidenses, que se mantiene en vigor bajo el nuevo Gobierno iraqu¨ª, proh¨ªbe sus retratos, sus estatuas y las manifestaciones en su favor. Al menos en t¨¦rminos de hagiograf¨ªa p¨²blica, Sadam es, en el resto de Irak, un ser inexistente.
Sadam est¨¢ lejos de ser la figura amada que sus defensores pintan, incluso en su regi¨®n
Pero en Awja su leyenda sigue viva, si bien como una p¨¢lida sombra de lo que fue. El viejo centro de recepciones donde descansa, rebautizado como Sala de los M¨¢rtires por su familia, no tiene nada de la grandiosidad de los palacios que construy¨® durante sus 24 a?os de mandato. Algunos d¨ªas apenas recibe dos o tres visitantes, muy lejos de las aspiraciones de convertir Awja en un lugar de peregrinaci¨®n como los santuarios chi¨ªes de Irak. Parte del problema es el peligro que rodea todo lo que concierne a Sadam, enterrado a tres kil¨®metros de Tikrit, una ciudad estrat¨¦gica ahora bajo control del Ej¨¦rcito iraqu¨ª. Llegar hasta aqu¨ª exige un salvoconducto del jefe de la tribu Albu Nasir, la de Sadam, ligada a los insurgentes sun¨ªes que controlan muchos de los pueblos de alrededor de Tikrit, capital de la provincia de Saladino.
El propio lugar ofrece mensajes contrapuestos. Fuera de la sala, tras una fila de girasoles, la familia de Sadam ha enterrado a otros seis miembros, incluidos sus dos hijos mayores, Uday y Qusay, cuya brutalidad y cuya codicia, indisimuladas por la propaganda que hizo de Sadam un mito, les convirtieron en las personas m¨¢s odiadas en Irak. Otras tres tumbas pertenecen a los colaboradores que fueron juzgados con Sadam y ejecutados semanas despu¨¦s. El escaso goteo de visitantes refleja tambi¨¦n el caos que ha sustituido a la tiran¨ªa de Sadam. Awja est¨¢ en el medio de una zona disputada por la insurgencia, y la furia generada por su derrocamiento se cuece de tal forma que los for¨¢neos ni se acercan. Humilde como es, la tumba refleja el rechazo de la minor¨ªa sun¨ª, que gobern¨® Irak durante siglos, hasta la ca¨ªda de Sadam, a reconciliarse con el ascenso al poder de la mayor¨ªa chi¨ª, tras ganar las elecciones auspiciadas por Estados Unidos.
Sadam est¨¢ lejos de ser la figura amada que sus propagandistas pintan, incluso en su propia regi¨®n. La gente aqu¨ª habla de las matanzas despiadadas que caracterizaron su mandato. Y se?alan al complejo palaciego de 128 edificios construido en Tikrit como prueba del uso de la riqueza petrolera en beneficio propio, de su familia y su banda de leales.
"Sadam llev¨® al pa¨ªs a la destrucci¨®n, y al hacer eso se destruy¨® a s¨ª mismo y a su familia y nos condujo al caos actual", dice Abdul¨¢ Husein Ejbar¨¢, ex vicegobernador de Saladino. Como muchos funcionarios, ocup¨® altos cargos en el partido de Sadam hasta que miembros de su tribu intentaron asesinar al mandatario en 1993. Ejbar¨¢ logr¨® escapar a la purga posterior. Ahora recorre un dif¨ªcil camino como intermediario entre el mando militar estadounidense, con un gran cuartel a las afueras de Tikrit, y la oscura oligarqu¨ªa que mantiene el poder en la provincia: los jefes tribales y, en alianza silenciosa con ellos, los insurgentes, antiguos elementos del r¨¦gimen. Fue Ejbar¨¢ quien vol¨® a Bagdad el d¨ªa de la ejecuci¨®n de Sadam y pele¨® contra la decisi¨®n del Gobierno iraqu¨ª de enterrarlo en una tumba secreta.
El cuerpo fue inhumado en una mezquita de Awja y luego trasladado al edificio de recepciones de color caramelo, regalo de Sadam a su pueblo. Un libro de condolencias con 1.500 firmas muestra que la mayor¨ªa de las visitas vienen de zona sun¨ª. "Que Dios bendiga al camarada Sadam Husein", escribi¨® en mayo el "camarada Abu Qaysar". "La victoria pronto ser¨¢ nuestra y liberaremos Irak de las garras de los sionistas".
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