Inagotable Manu Chao

Entr¨® en el escenario despu¨¦s de medianoche pegando saltos y gritando "?Qu¨¦ pas¨®, qu¨¦ pas¨® Galicia?" y por espacio de algo m¨¢s de dos horas no dej¨® de hacer ni una cosa ni la otra. De inmediato, alrededor de 10.000 almas se rindieron a Manu Chao. La entrega fue mutua de principio a fin. A ambos lados del escenario hubo energ¨ªa desbordante y eso que el s¨¢bado pasado el p¨²blico se concentraba en la explanada del muelle de cruceros vigu¨¦s desde las diez de la noche. Entretuvieron la espera con GalegoZ y Le Punk, dos bandas con marcadas influencias del estilo mestizo y callejero que el artista personaliza.

En su ¨²nico concierto este verano en Espa?a, Manu Chao cant¨®, toc¨® la guitarra, bail¨® y se hizo con las percusiones en m¨¢s de una ocasi¨®n. Sus intervenciones fueron escuetas pero todas agradecidas. S¨®lo una vez se marc¨® una peque?a introducci¨®n a un tema, Me gustas t¨², para dedic¨¢rselo "al mayor terrorista del mundo, George W. Bush". A un mes de presentar su quinto disco en solitario, La radiolina, Chao demostr¨® que no ha alterado ni un ¨¢pice su discurso pol¨ªtico y musical, al menos desde los tiempos de Mano Negra. Una fidelidad a un sonido propio y a un ideario de partida que contin¨²a enardeciendo a sus seguidores, a pesar de que pueda sonar repetitivo por momentos. Menos gracia les hizo a los reporteros gr¨¢ficos tener que aguardar hasta la una y media de la madrugada para grabar tres minutos con audio del tema Infinita tristeza, el ¨²nico autorizado por el artista. Y tampoco fue f¨¢cil entrevistarlo esa tarde: Chao estuvo desaparecido hasta para la representante de su discogr¨¢fica.

Acostumbrado a recitales de m¨¢s de dos horas, Chao estuvo arrollador. Tampoco ten¨ªan prisa los cinco m¨²sicos de su banda, Radio Bemba Soundsystem -guitarra, bajo, bater¨ªa, percusi¨®n y teclados- a quienes, por cierto, se les pudo ver estirando la marcha de Vigo hasta el amanecer. Incombustibles, no dieron descanso entre tema y tema, y hasta aparcaron las baladas en favor de sus ritmos fren¨¦ticos habituales. Ya entrada la madrugada tuvieron compa?¨ªa. La de la pandereteira Xosefa de Bastavales, el m¨²sico Pulpi?o Viasc¨®n -quien ya hab¨ªa tomado parte en el concierto de GalegoZ- y las dos componentes de As Jarotas da Ribeira, entre el hip hop y la regueifa. El ¨²ltimo tramo del concierto fue para esta mezcla tan del gusto de Chao, aunque para poner el punto final, casi dos horas y media despu¨¦s del comienzo, regres¨® la banda al completo. El concierto con la entrada m¨¢s cara de las fiestas de verano en Vigo -28 euros en compra anticipada, 30 en taquilla- signific¨® un cierre vibrante para el festival Mares do mundo.