El problema racial en Cuba
En el proceso de involuci¨®n general existente en la sociedad cubana desde hace a?os, no han faltado perniciosos efectos sobre la situaci¨®n racial. La forja de la nacionalidad, acaecida fundamentalmente en el siglo XIX al calor de la lucha conjunta por la libertad de blancos y negros, hizo que los problemas raciales fueran menos cr¨ªticos que en otras latitudes, a pesar de que la esclavitud del negro dur¨® institucionalmente hasta 1886.
Con la instauraci¨®n de la rep¨²blica, a inicios del siglo XX, se reforzaron los pasos hacia la integraci¨®n racial. No obstante, se mantuvieron diferencias a favor del blanco en cuanto a riqueza y poder, basadas en que la poblaci¨®n negra y mulata proced¨ªa de los estratos m¨¢s humildes, en ¨²ltima instancia descendientes de antiguos esclavos, as¨ª como en prejuicios alimentados por tanto tiempo de explotaci¨®n esclavista.
De todas formas hasta 1959 muchos intelectuales, profesionales y artistas negros fueron ejemplo de progreso, aunque realmente las v¨ªas para alcanzarlo eran generalmente m¨¢s arduas que las enfrentadas por los blancos para lograr iguales posiciones. Los mejores clubs y sociedades recreativas eran ¨²nicamente para blancos y, en sectores importantes, como la banca, no resultaba f¨¢cil encontrar a personas de piel m¨¢s oscura, a pesar de leyes anti-racistas dictadas con posterioridad al proceso de cambios sociales iniciados en 1933.
Con el triunfo de la revoluci¨®n, en 1959, la ret¨®rica de los nuevos dirigentes pol¨ªticos a favor de la igualdad racial promovi¨® esperanzas de obtener una sociedad m¨¢s justa. Las playas, las sociedades y las escuelas acogieron a todos, con amplias perspectivas para el acceso a la educaci¨®n y el trabajo. Esto fueron factores que granjearon apoyo a las fuerzas que asumieron el poder por parte de la inmensa mayor¨ªa de los cubanos.
En su primera etapa, el nuevo Gobierno tuvo avances en la lucha contra los prejuicios raciales. Los buenos prop¨®sitos no siempre pudieron cumplirse. Si las escuelas y muchos centros de estudios se nutrieron ampliamente de mulatos y negros, as¨ª como tuvieron mayor espacio para la actividad deportiva y acceso a la recreaci¨®n, los progresos no fueron iguales en el disfrute de viviendas decorosas o en la elevaci¨®n del nivel de vida, lo que tambi¨¦n afect¨® a toda la poblaci¨®n, a pesar de la enorme ayuda econ¨®mica recibida del bloque sovi¨¦tico hasta 1989.
De todas formas, negros y mulatos estuvieron entre los sectores que mayor apoyo rindieron al r¨¦gimen, en funci¨®n de la propaganda oficial dirigida a presentarse como defensor de los estratos m¨¢s humildes de la sociedad cubana. Por eso, hasta esa fecha, el por ciento de cubanos con piel m¨¢s oscura que se asent¨® en Estados Unidos fue significativamente minoritario; hoy, estimada en alrededor del 15 % del total.
Cuando ocurri¨® la p¨¦rdida de las subvenciones de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y Europa del Este, y en Cuba se produjo la crisis econ¨®mica m¨¢s aguda de su historia, los negros y mulatos fueron los m¨¢s golpeados, por ser los menos preparados econ¨®micamente para enfrentar la crisis a causa de las desigualdades no superadas y por constituir el sector poblacional con menos familiares en el extranjero y, en consecuencia, con menores ingresos provenientes de las remesas. En el pa¨ªs esa ayuda es vital, pues resulta imposible vivir con un salario promedio mensual equivalente a alrededor de 17 d¨®lares, seg¨²n fuentes oficiales.
Con una crisis tan prolongada en modo alguno debe sorprender que en las atestadas c¨¢rceles de la isla la abrumadora mayor¨ªa de los internados sean negros y mulatos, lo que tuve el privilegio de apreciar durante mi cautiverio en la Prisi¨®n Provincial de Guant¨¢namo, el Reclusorio de Boniato en Santiago de Cuba y el Combinado del Este en La Habana.
Tampoco debe sorprender que en las casas de vecindad, cuartear¨ªas y solares, donde malvive hacinada un alto porcentaje de la ciudadan¨ªa, los mulatos y negros sean sustantivamente mayoritarios. Resulta comprensible que estas condiciones sean poco propicias para el desarrollo de la virtud y el desenvolvimiento intelectual de los seres humanos, a pesar de discursos y alegatos favorables a la integraci¨®n racial.
Seg¨²n el ¨²ltimo censo (2002), el 65,0 % de los cubanos son blancos, el 10,1 % negros y el 24,9 % mestizos. Estos porcentajes pudieran no ser exactos, teniendo en cuenta lo que se aprecia en las calles en cuanto a una proporci¨®n mayor de los dos ¨²ltimos grupos raciales. Tampoco se corresponden con quienes ocupan cargos de direcci¨®n pol¨ªtica y administrativa, en su inmensa mayor¨ªa blancos, lo cual es tan evidente que el general Ra¨²l Castro lo ha se?alado en varias ocasiones. Parad¨®jicamente, la sociedad en Estados Unidos, tan criticada en Cuba y que en 1959 ten¨ªa una situaci¨®n racial m¨¢s compleja que la cubana, en los ¨²ltimos 50 a?os ha progresado en t¨¦rminos relativos mucho m¨¢s, con una actuaci¨®n relevante de negros en todos los campos, como Collin Powell, Condoleezza Rice, y Barack Obama, por m¨¦ritos propios y no como sucede en Cuba en ocasiones "escogidos" ¨²nicamente por razones propagand¨ªsticas.
El problema racial existe y aumenta con la crisis. Est¨¢ concatenado con la compleja y dif¨ªcil situaci¨®n presente en la sociedad cubana desde hace a?os, sin visos de soluci¨®n. Como muchos otros graves problemas, s¨®lo podr¨¢ ser resuelto en una sociedad que goce de entera libertad y respeto a los derechos humanos; cuando sean eliminadas las ataduras impuestas por un sistema centralizador, dogm¨¢tico y disfuncional impuesto al pueblo cubano.
El comienzo de la soluci¨®n del problema racial es una tarea de todos los cubanos, en el marco de una indispensable reconciliaci¨®n nacional por encima de diferencias ideol¨®gicas, y de otro tipo, sobre la base de que, como dijera Jose Marti: "Cubano es m¨¢s que blanco, m¨¢s que mulato, m¨¢s que negro".
?scar Espinosa Chepe es economista y periodista independiente cubano.
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