De cara a la pared
Una exposici¨®n en Figueres reconstruye la vida oculta de los cuadros, su reverso
No se puede ir por el mundo descolgando cuadros en museos y mirarlos por detr¨¢s, pero si se pudiera entrar¨ªamos en un juego detectivesco. Femme avec raisin, del futuro Museo de Arte de Cerdanyola, se exhibe temporalmente en Montserrat y fue pintado en 1926 por Josep de Togores en Saint-Tropez. Tras de este desnudo azulado, andr¨®gino y er¨®tico, se esconde una vida rocambolesca descifrable a partir de peque?as etiquetas y anotaciones imperceptibles en el reverso de la tela y su bastidor.
De Saint-Tropez, pas¨® a Par¨ªs a la Galerie Simon, propiedad de Daniel-Henri Kahnweiler, uno de los principales marchantes del siglo XX. Ese mismo a?o, el lienzo viaj¨® a Barcelona para figurar en la individual que la Sala Par¨¦s organiz¨® al artistal. No se vendi¨® y volvi¨® a la capital francesa y de all¨¢ fue a Berl¨ªn, siendo adquirido por Alfred Flechtheim, socio de Kahnweiler y el galerista m¨¢s importante de Alemania. Al a?o siguiente, Femme avec raisin viaj¨® a Pittsburgh para participar en el Premio de Pintura del Carnegie Institute y de all¨¢ se pase¨® por las principales ciudades norteamericanas para volver finalmente a Berl¨ªn.
La irrupci¨®n del nazismo, en 1933, complic¨® la vida al cuadro y, sobre todo, a su propietario. Flechtheim era jud¨ªo y uno de los puntales del "arte degenerado". Huy¨® del pa¨ªs y se llev¨® cuanto pudo tentando la suerte con varios viajes de inc¨®gnito para sustraer material. Para sobrevivir, Flechtheim vendi¨® de nuevo algunas de sus piezas a Kahnweiler, y el desnudo de Togores volvi¨® a la Galerie Simon. M¨¢s tarde, dado que su propietario tambi¨¦n era jud¨ªo, el cuadro fue trasladado junto con el resto del fondo del establecimiento, varios miles de lienzos de Gris, Picasso, Braque..., a un granero en el campo, lejos de Par¨ªs y de la observaci¨®n de los ocupantes alemanes. Vuelta la normalidad y, pasadas tres d¨¦cadas, Femme avec raisin volver¨ªa a viajar a Barcelona, esta vez para quedarse ya que Kanhweiler hab¨ªa decidido deshacerse de toda la obra del pintor catal¨¢n. Si no fuera por las p¨¢lidas huellas sobrevivientes, la mitad de esta historia se habr¨ªa olvidado para siempre.
Recto / Verso, la exposici¨®n que se puede visitar hasta finales de agosto en Figueres en el Museo del Empord¨¤, tambi¨¦n habla de la otra cara de las obras de arte y nos ofrece la oportunidad de pasearnos a gusto por las traseras de cuadros procedentes de diversos museos catalanes; de entretenernos a observar con detalle las grandezas y minucias que esconden. Esta curiosa iniciativa contiene ¨®leos, acuarelas, dibujos, esculturas y fotograf¨ªas montados de una forma discreta y eficaz, a modo de almac¨¦n. Sus comisarias son Anna Capella, directora del museo ampurdan¨¦s, y N¨²ria Pedragosa, conservadora / restauradora del Museo Nacional de Arte de Catalu?a, que ha hecho del reverso de los cuadros el tema de su tesis doctoral.
En el Museo del Empord¨¤ hay de todo, bueno y malo, antiguo y moderno, pues el motivo no es la obra en s¨ª, sino el aprender a leer su espalda, aunque a veces, como en el caso del mediocre y aburrido pintor sabadellense Llu¨ªs Molins de Mur, esto ya no importe a casi nadie. Pero ejemplos obsoletos aparte, podemos observar como algunos autores famosos se sirvieron de la fotograf¨ªa -es el caso del virtuoso Josep Llu¨ªs Pellicer- para calcar directamente sus dibujos. Y entre muchas otras cosas: un retrato de Luis XIV que sirvi¨® de reclamo para cortejar a su futura esposa, Mar¨ªa Teresa de Austria, y sufri¨® varios cambios de tama?o tal como rezan las inscripciones del reverso; un peque?o gouache de Manolo Hugu¨¦ que escond¨ªa tras de s¨ª una enorme carta a su hermana; o un paisaje de Joan Llimona "recuperado del enemigo" en 1938 por las tropas franquistas y vendido en un comercio en 2006 -algo que sucedi¨® much¨ªsimas veces en la Guerra Civil espa?ola, cuando el ej¨¦rcito franquista se incaut¨® de obras de arte en el bando republicano que casi nunca se devolvieron.
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