Un pigmali¨®n ca?¨ª

Algo tendr¨¢n nuestros d¨ªas para que repunte el inter¨¦s de los escritores por el mito de Pigmali¨®n. Ah¨ª est¨¢ndos novelas que han abordado el asunto con br¨ªos nuevos, aut¨¦ntica pasi¨®n e inteligencia: El coleccionista de almas perdidas, de Irene Gracia; y Aut¨®mata, de Adolfo Garc¨ªa Ortega. Greta, la obra de Jasone Osoro (Elgoibar, Guip¨²zcoa, 1971) vendr¨ªa a sumarse a ¨¦stas en la reelaboraci¨®n de un t¨®pico que siempre ha fascinado a los artistas.

En esta novela el protagonista, ?scar, criado por una abuela que le hace creer que su madre muri¨® al nacer ¨¦l, se desespera cuando tambi¨¦n le llega la hora a la buena se?ora. A modo de consolaci¨®n decide quedarse con el maniqu¨ª, llamado Greta, que la abuela exhib¨ªa en el escaparate de su tienda. La lava, la viste, la peina, etc¨¦tera, y como esta adicci¨®n le impide tener una relaci¨®n normal con su novia Ana, que es peluquera, un poco gorda y muy buena persona, decide ir a la ciudad para encontrar al maniqu¨ª un buen escaparate.

En la ciudad le suceden mil peripecias m¨¢s casposas que esperp¨¦nticas: una fiesta con la actuaci¨®n de un travesti encantador y tambi¨¦n muy buena persona; un desencuentro con Ana, que acude a buscarlo desde el pueblo; una revelaci¨®n muy poco feliz -enseguida se trunca con un oportuno y previsible accidente-, y, en fin, una b¨²squeda de la Greta perdida por los basureros de la ciudad. Una Greta que, por cierto, es la narradora en ese momento de la novela, convirti¨¦ndose as¨ª en un memorable ejemplar de maniqu¨ª omnisciente.

El resultado final es una parodia involuntaria del g¨¦nero, llena de personajes ca?¨ªs, planos e insustanciales que, gracias a la ausencia de referentes geogr¨¢ficos, rozan las cumbres nevadas del tedio m¨¢s disparatado.