La parte de atr¨¢s de agosto
El cierre por vacaciones de la cocina econ¨®mica y de un albergue en Santiago deja a los indigentes sin comida ni techo
El polic¨ªa local pasa despistado y lee en una pancarta: "El hambre no tiene vacaciones. La cocina econ¨®mica cierra en agosto". Al lado, en plena plaza de Cervantes de Santiago, una veintena de personas se sirven comida y reparten panfletos que explican el porqu¨¦ de su acci¨®n. "La cocina econ¨®mica cierra durante este mes", explica uno de los afectados, "y no existe una alternativa donde podamos comer". El agente husmea y, desconcertado, contin¨²a su camino. La comida popular, organizada por el veterano centro social Casa Encantada, se desarrolla en el centro del casco viejo de la capital cada mi¨¦rcoles de agosto.
En la puerta del establecimiento caritativo cuelga un cartel en el que se asegura que un reparto de bocadillos sustituye a las comidas calientes. Oficialmente, las encargadas de la cocina econ¨®mica, las monjas Hijas de la Caridad de San Vicente de Pa¨²l, afirman por tel¨¦fono que dedican este mes de cierre "a limpieza y a la realizaci¨®n de reparaciones". Pero un acercamiento al lugar parece dar la raz¨®n al activista Fran del Buey, de la Casa Encantada: "Las monjas se marcharon de vacaciones y el ayuntamiento no ofrece ninguna alternativa a los usuarios de la cocina". En las dependencias municipales, tambi¨¦n a medio gas, que son la fuente de financiaci¨®n de la cocina econ¨®mica, se refieren "al descanso del personal" de la instituci¨®n de caridad.
Todos los comedores sociales en Galicia dependen de instituciones religiosas
Del Buey critica que "un servicio de atenci¨®n primaria en la capital de Galicia sea privado y de car¨¢cter religioso". "La sala de espera", contin¨²a, "son las escaleras exteriores, donde la polic¨ªa local se encarga de regular los turnos". Las ayudas del Ayuntamiento no exigen, seg¨²n Del Buey, contrapartidas de calidad: "La alimentaci¨®n funciona por acumulaci¨®n, cuanto m¨¢s mejor, y no ofrecen men¨², por ejemplo, para cel¨ªacos". "La cocina, adem¨¢s, se convierte en un gueto, cuando un comedor social deber¨ªa evitar la exclusi¨®n. Por no hablar de que, en un estado laico, una orden religiosa no se deber¨ªa ocupar de servicios sociales b¨¢sicos", concluye. En Catalu?a y en el Pa¨ªs Vasco, los comedores sociales son de titularidad p¨²blica y municipal.
En Santiago, de obediencia y orientaci¨®n xacobea, los ¨ªndices de pobreza crecieron en los ¨²ltimos a?os. Seg¨²n el informe A pobreza e a exclusi¨®n social en Galicia, presentado por la Vicepresidencia de Igualdade e Benestar, entre 2001 y 2004, el ¨²ltimo per¨ªodo estudiado, pas¨® del 10 al 15% de los 92.298 habitantes del ayuntamiento.
La peculiar externalizaci¨®n confesional de obligaciones sociales de las instituciones tambi¨¦n deja en manos sagradas el asilo de transe¨²ntes. Preguntados por la disponibilidad de albergues para indigentes, funcionarios del departamento municipal de Bienestar Social se documentan en Google y declaran: "Tenemos tres, el de Monte do Gozo, el de Belv¨ªs y el Xo¨¢n XXIII". En realidad, ni en el Monte do Gozo ni en el Seminario de Belv¨ªs acogen a nadie que no presente credencial de peregrino. Y el albergue Xo¨¢n XXII, con el que el ayuntamiento mantiene un convenio, cierra durante el mes de agosto "d¨ªas uno y 31 inclusive".
El refugio con nombre del ¨²ltimo papa progresista pertenece a los franciscanos. Est¨¢ situado en la misma finca, pero obviamente al otro lado, que el hotel de cuatro estrellas San Francisco. Que los seguidores de San Francisco de As¨ªs, santo que convirti¨® la pobreza en virtud, regenten el albergue implica ciertas particularidades sobre horarios y costumbres. Desde la Casa Encantada, afirman que "no es de recibo cerrar las puertas a las nueve y media de la noche". "?Por qu¨¦ una persona que no tiene casa debe adaptarse a unos horarios que ya nadie quiere excepto los monjes?", se pregunta Fran del Buey. Durante los once meses del a?o en los que permanece abierto, el albergue tambi¨¦n permite el uso de sus instalaciones a los devotos del Ap¨®stol. "S¨®lo falta que obliguen a los usuarios del albergue a rezar el 'cuatro esquinitas tiene mi cama' antes de acostarse", ironiza Del Buey.
El cierre por vacaciones de la cocina econ¨®mica de Santiago de Compostela ha contribuido a revelar la escasa garant¨ªa de protecci¨®n que los derechos humanos b¨¢sicos -comida y techo- poseen en Galicia. La Vicepresidencia de la Xunta no guarda datos centralizados de los comedores sociales y los albergues de transe¨²ntes activos en el pa¨ªs. Las cocinas econ¨®micas existentes, en las ciudades de A Coru?a, Lugo o Ferrol, no superan un car¨¢cter caritativo que depende de subvenciones y ayudas privadas y no rinden cuentas ante la administraci¨®n p¨²blica.
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