El orgullo de ser el epicentro
Los vecinos del municipio castellano-manchego de Pedro Mu?oz relatan los primeros minutos tras el se¨ªsmo
"Yo creo que el epicentro ha sido en mi casa". "No, no, ha debido de ser justo en la m¨ªa, yo pens¨¦ que se me ca¨ªa el edificio encima". Pedro Mu?oz, una localidad de 10.000 habitantes a unos 110 kil¨®metros de Ciudad Real, era ayer un pueblo orgulloso. Se despert¨® con un susto de 5,1 grados en la escala de Richter a las 9.47 de la ma?ana, pero 30 segundos despu¨¦s, cuando terminaron las sacudidas, se convirti¨® en el orgulloso protagonista de la actualidad informativa. Pedro Mu?oz era el epicentro del terremoto m¨¢s fuerte que se recuerda en Espa?a desde que otro similar sacudi¨® Almer¨ªa en 2002, y sus habitantes peleaban a primera hora de la ma?ana por el singular privilegio de haber tenido el epicentro justo bajo sus pies.
"Pens¨¦ que hab¨ªa sido mi mujer al caerse de la cama; est¨¢ un poco gruesa", cuenta un vecino
Los habitantes del pueblo salieron en pijama a la plaza para asegurarse de que no lo hab¨ªan so?ado
Pero todo eso vino 30 segundos m¨¢s tarde. Medio minuto despu¨¦s de que un temblor les hiciera ponerse en lo peor. "Yo pens¨¦ que hab¨ªa ca¨ªdo un rayo en la azotea"; "estaba convencido de que un Concord o algo as¨ª se hab¨ªa llevado por delante una parte del tejado"; "imagin¨¦ que la casa de la vecina se hab¨ªa venido abajo", comentaban ayer los entusiasmados vecinos acompa?ando su relato con brazos, piernas y muchos aspavientos. Nadie imagin¨® que se trataba de un terremoto, por eso "lo primero que pens¨¦..." era el segundo gran tema del d¨ªa en Don Pedro, despu¨¦s de la acalorada disputa por la posesi¨®n del epicentro.
Hab¨ªa teor¨ªas para todos los gustos, y algunas acabaron en pelea conyugal: "Me despert¨¦ con el ruido y mi mujer no estaba en la cama. Sal¨ª corriendo porque pens¨¦ que el ruido lo hab¨ªa hecho ella al caerse, porque est¨¢ un poco gruesa. Cuando la encontr¨¦ en el ba?o, con cara de susto, le pregunt¨¦ si se hab¨ªa ca¨ªdo y se enfad¨® much¨ªsimo. Me grit¨®: '?T¨² crees que soy capaz de hacer un ruido as¨ª?", cuenta un pedrote?o.
Manuel se llev¨®, literalmente, un susto de muerte. El terremoto le pill¨® en el cementerio del pueblo, sobre una l¨¢pida. "Soy marmolista y estaba colocando las letras del nombre de la madre de un amigo que acaba de morir. Fui pronto porque estos d¨ªas tengo mucho trabajo, y el terremoto me pill¨® en plena faena. Fueron s¨®lo siete u ocho segundos, pero yo pens¨¦ que se iban a levantar los muertos", recuerda en la plaza del Ayuntamiento. "Me estuvieron temblando las piernas dos horas. ?Y las manos! A¨²n no s¨¦ c¨®mo acert¨¦ con las letras".
Manuel, a diferencia de sus vecinos, habla sin re¨ªr ni un momento. Cuenta que al principio pens¨® que lo hab¨ªa imaginado, y alz¨® la vista, un poco avergonzado, buscando en el rostro de alguna otra persona el mismo escalofr¨ªo. La encontr¨®. Una mujer le grit¨® varias l¨¢pidas m¨¢s adelante: "?Has sido t¨² con el taladro?".
La mayor¨ªa de los vecinos de Pedro Mu?oz actuaron de forma similar: dudaban de si lo hab¨ªan imaginado o so?ado, y algunos incluso pensaron que perduraba el efecto de las copas de la noche anterior. As¨ª que fueron saliendo a la calle, en pijama, y se sintieron aliviados al encontrarse en el asfalto con otros vecinos en bata, con la misma duda y, lo m¨¢s importante, con la confirmaci¨®n de que hab¨ªa sido la naturaleza y no su cabeza la que hab¨ªa temblado. "Todo el mundo pensaba que le hab¨ªa ocurrido s¨®lo a ¨¦l. Fue un alivio ver a tanta gente en la calle repitiendo lo mismo", dice Luciano.
A partir de ah¨ª, en la calle, en la plaza del pueblo, en las cafeter¨ªas, en cualquier esquina, s¨®lo se hablaba de una cosa: el "rugido", el "ronquido", el "estruendo" que hab¨ªa hecho la tierra al moverse "justo debajo de mi casa" por un terremoto. Luciano y Jos¨¦, cu?ados, relatan su experiencia a la una de la tarde en el bar Micky con un excelente buen humor y una colecci¨®n de cervezas sobre la barra: "Estamos celebrando que hemos sobrevivido", explican entre risas. "Nos ha pillado a punto de salir en bici. Sientes p¨¢nico, porque cuando empieza el ruido y el temblor no sabes cu¨¢ndo va a terminar y c¨®mo va a terminar eso", afirma Luciano, maestro en Pedro Mu?oz.
"En cuanto terminaron las sacudidas nos fuimos en bici a El Toboso, el pueblo de aqu¨ª al lado, a preguntar si ellos tambi¨¦n lo hab¨ªan sentido. Y nos han dicho que s¨ª, pero que menos, claro, porque el epicentro hemos sido nosotros", a?ade su cu?ado Jos¨¦. "Y que conste que ¨¦ste es el segundo terremoto que vivimos en el pueblo, porque el primero fue la desgracia de F¨®rum Filat¨¦lico: 4.000 vecinos ten¨ªan metido dinero en los sellos. Yo he perdido cuatro millones de pesetas", lamenta Luciano.
Sebasti¨¢n, de 89 a?os, s¨ª recuerda otro se¨ªsmo en Pedro Mu?oz, aunque no sabe precisar hace cu¨¢ntos a?os. "No fue tan fuerte como ¨¦ste. Yo estaba sentado en un banco de la plaza y cuando empez¨® a temblar pens¨¦ que hab¨ªa otro se?or movi¨¦ndolo para gastar una broma", rememora. "En mi casa ha dejado un par de fisuras peque?as en la pared de escayola, pero los 40 puzles que tengo terminados est¨¢n intactos", sonr¨ªe satisfecho.
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