Bacon y Picasso se ponen cara
Fueron contempor¨¢neos, pero los caminos de los dos artistas no se cruzaron jam¨¢s. Ahora sus trabajos se encuentran en Lucerna. Una exposici¨®n re¨²ne lienzos, esculturas, dibujos y grabados prestados por un misterioso coleccionista privado
Uno naci¨® en M¨¢laga en 1881 y el otro en Dubl¨ªn en 1909. Ambos fueron artistas de genio y realizaron la mayor parte de sus obras en Par¨ªs y Londres, respectivamente. Los caminos de Pablo Picasso y Francis Bacon jam¨¢s se cruzaron. Pero ahora sus trabajos se encuentran. El Museo de Bellas Artes de Lucerna expone hasta noviembre la colecci¨®n de un misterioso amante del arte que prefiere guardar el anonimato: una treintena de telas y decenas de esculturas, dibujos y grabados de los dos maestros reunidas bajo el nombre Bacon & Picasso: vis-¨¤-vis. Un cara a cara de lujo que, con toda probabilidad, empez¨® a gestarse un d¨ªa de 1927, cuando Bacon decidi¨® viajar a Par¨ªs. "Fui a ver la exposici¨®n Cent dessins par Picasso en la galer¨ªa Rosenberg", explic¨® a?os despu¨¦s. "Recib¨ª tal choque que me dieron ganas de ser pintor. '?Por qu¨¦ no intentarlo?', me dije". El flechazo del artista brit¨¢nico fue tan productivo que sigue despertando pasiones, cr¨ªticas y an¨¢lisis como ¨¦ste: "No puede decirse que Bacon sea el heredero directo de Picasso, pero es, sin lugar a dudas, su prolongaci¨®n", explicaba ayer Philippe Mathonnet, cr¨ªtico de arte de Ginebra. "Y es la segunda vez, tras una muestra antol¨®gica en el Museo Picasso de Par¨ªs, en 2005, que se consigue reunir un n¨²mero significativo de obras de estos dos creadores", a?ade. Lo que, en su opini¨®n, permite establecer "interesantes paralelismos".
"Los dos encontraron en el retrato, el sexo y la carnalidad su fuente inagotable de inspiraci¨®n", apunta un cr¨ªtico
"En 1927 fui a ver una exposici¨®n de Picasso. Recib¨ª tal choque que me dieron ganas de ser pintor", dijo Bacon una vez
El di¨¢logo indirecto entre los dos artistas parece evidente, si se atiende, por ejemplo, a su iconograf¨ªa. Los dos pintaron crucifixiones, los dos estudiaron y admiraron la obra de Vel¨¢zquez, y ambos mostraron tambi¨¦n inter¨¦s por los toros. De hecho, Picasso se convirti¨® en pintor en 1888, precisamente despu¨¦s de una corrida. Con siete a?os realiz¨® entonces, bajo la direcci¨®n de su padre, su primer cuadro, El peque?o picador. Hace unos a?os el anticuario Giulio Canterini, amigo de Bacon, recordaba: "Francis era un hombre muy, muy privado. Ten¨ªa una vida secreta. Y ah¨ª nadie entraba. Un d¨ªa le pregunt¨¦ por qu¨¦ le gustaba tanto Espa?a". ?Y qu¨¦ contest¨®? "Que hab¨ªa buenos toros".Esta exposici¨®n recorre a lo largo de siete salas tem¨¢ticas los procesos creativos y los elementos comunes de la obra de ambos artistas, a trav¨¦s de piezas realizadas en su mayor¨ªa en los a?os sesenta. La muestra no es, a diferencia de lo que a menudo se acostumbra en ciertos museos, inabarcable. Est¨¢ pensada para que el visitante pueda perderse entre las telas. Y, adem¨¢s de los cuadros de gran formato, se pueden ver esculturas, dibujos y varios grabados del artista malague?o; en particular, su serie Suite 156, realizada entre 1968 y 1972.
Es la ¨²ltima obra gr¨¢fica de Picasso y fue la columna vertebral de la ¨²ltima exposici¨®n del pintor malague?o. Una muestra que tal vez inspirara a otros artistas como Francis Bacon, que entonces ya era un pintor maduro.
Entre otras piezas presentadas en Lucerna pueden verse algunos tr¨ªpticos de este artista (Tres estudios para el retrato de Henrietta Morales, de 1969, y Tres estudios para el cuerpo humano, de 1970), as¨ª como la emblem¨¢tica Turning Figure (1962) o su Autorretrato, de 1972. Del pintor espa?ol se presentan, entre otras obras, el Dejeuner sur l'herbe, realizado en 1960, o las telas Cabeza de mujer (1963), Desnudo recostado (1970), Desnudo sentado, de 1964, o El pintor y su modelo, realizado el d¨ªa en que cumpli¨® 83 a?os, en 1964.
En palabras de Mathonnet, "a pesar de que Bacon y Picasso pertenecen a generaciones distintas, hay una continuidad que se puede ver en el gran respeto que le tienen a la tradici¨®n". "Ambos han absorbido y analizado en profundidad la historia del arte", razon¨®, "para ir, cada uno a su manera, m¨¢s all¨¢. Los dos conoc¨ªan en profundidad el trabajo de sus predecesores y tuvieron la inteligencia necesaria para citar. Es decir, sin utilizar las citas para copiar, sino enriquecer su obra". Un buen ejemplo de este conocimiento profundo de la tradici¨®n puede verse en la interpretaci¨®n que Picasso hace de la versi¨®n de Dejeuner sur l'herbe (1863), de Eduard Manet, expuesta en Lucerna. Por otro lado, todas las piezas de Picasso all¨ª reunidas son posteriores a 1960, mientras que las de Bacon han sido realizadas entre 1952 y 1986, as¨ª que la totalidad de las telas pueden ser consideradas trabajos maduros de los artistas.
"En los a?os sesenta, ¨¦poca a la que pertenecen casi todas las obras presentadas, en Estados Unidos comenzaba el auge de las instalaciones y las performances, que intentaban involucrar, de forma voluntaria o no, al espectador y, a su manera, estos dos creadores logran lo mismo: implicar al p¨²blico en las obras de manera directa invitando al espectador a formar parte del trabajo", seg¨²n Mathonnet. Pero no s¨®lo hay similitudes, sino tambi¨¦n contrastes. "Mientras que Picasso era un hombre jovial y extrovertido, Bacon era un ser torturado e introvertido", explic¨®. Aunque, tanto el cr¨ªtico como el comisario se mostraron de acuerdo en que los dos genios privilegiaron "el retrato, el sexo y la carnalidad como fuente inagotable de inspiraci¨®n". Ya hab¨ªa comentado Bacon al respecto: "Hay un camino que Picasso ha abierto y que, en cierto sentido, no ha sido explorado; una forma org¨¢nica que remite a la imagen humana pero que es una distorsi¨®n completa de la misma".
Vis-¨¤-Vis se aloja a orillas del Lago de los Cuatro Cantones en el imponente edificio del KKL, o Palacio de Congresos de Lucerna, a un tiro de piedra de la Estaci¨®n Central. Esta construcci¨®n, obra del arquitecto franc¨¦s Jean Nouvel, es la sede del evento que acoge igualmente en estos d¨ªas a la crema de las formaciones sinf¨®nicas mundiales, el c¨¦lebre Festival de Lucerna. La elecci¨®n del lugar y las fechas no son casuales, dado que as¨ª la peque?a ciudad puede aprovechar el inhabitual flujo de visitantes y mel¨®manos llegados de media Europa.
Todas las obras reunidas para esta exposici¨®n, salvo un tr¨ªptico baconiano de la galer¨ªa Marlborough International Fine Art, pertenecen a un ¨²nico propietario. Ese misterioso amante del arte ser¨ªa "un coleccionista privado que prefiere guardar el anonimato", aseguran los responsables del Museo. Aunque varios especialistas locales comentan que se trata de "una persona bien conocida que ha fallecido, y cuya familia no desea publicidad". El pr¨¦stamo de estas obras hace posible su encuentro. Para admirarlo o, como dijo Bacon en una ocasi¨®n, a prop¨®sito de una figura femenina de Picasso especialmente estrafalaria: "Lo que tiene de maravilloso es que nos podamos re¨ªr de todo esto".
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