Iberia alerta a los pilotos del riesgo de colisi¨®n con buitres en Barajas
Al menos cuatro Airbus han aterrizado de emergencia tras colisionar con grandes ejemplares desde julio de 2006 .- Las nuevas rutas de la T-4 cruzan un espacio protegido para las aves
Las nuevas rutas de despegue y aterrizaje del aeropuerto de Barajas, abiertas en julio de 2005 con la T4, tienen un problema imprevisto pero previsible. La salida de los aviones hacia el noroeste (por la ruta conocida como Radial 322, el rumbo en la br¨²jula) atraviesa de lleno el Soto de Vi?uelas, un espacio de protecci¨®n para las aves, plagado de buitres y ¨¢guilas. Desde julio de 2006, al menos cuatro aviones de Iberia han arrollado a otras tantas aves. Y si un buitre de casi 10 kilos se empotra contra la turbina de un avi¨®n que va a 400 kil¨®metros por hora, entonces tenemos un problema. En esos cuatro casos, los aviones han tenido que volver al aeropuerto para un aterrizaje de emergencia. En una nota interna, Iberia les ha pedido a sus pilotos que extremen la precauci¨®n.
La comisi¨®n de investigaci¨®n del ministerio no ha analizado estos sucesos
Un parte interno de este a?o de la compa?¨ªa a¨¦rea arrancaba con un t¨ªtulo extra?o: "Incidentes con aves". All¨ª destaca que "las trayectorias de las SID (Standart Instrument Departure, Salida Instrumental Est¨¢ndar) y STAR (Standard Terminal Arrival Route, Ruta Est¨¢ndar de Llegada a la Terminal) sobrevuelan zonas deshabitadas y protegidas, donde es habitual la presencia de p¨¢jaros. Los impactos con aves se est¨¢n dando con cierta frecuencia".
Por ello, Iberia alerta a sus pilotos: "Desde la flota recordamos y recomendamos mantener una velocidad de 250 nudos (460 kil¨®metros por hora) por debajo de 10.000 pies (3.000 metros)". Cuando los pilotos vuelan bajo no deben superar esos nudos, ya que cuanto mayor sea la velocidad, peor ser¨¢ el impacto con el buitre. A menudo, seg¨²n un experto, esa velocidad se supera "para cumplir los horarios", informa Lara Otero.
Una portavoz de Iberia afirm¨® el viernes desconocer esa nota, contradijo lo que dicen los partes y neg¨® que las colisiones con aves fuesen frecuentes: "Es algo absolutamente anormal, ya que un buitre es muy grande y es peligroso chocar con ellos".
Sin embargo, en el ¨²ltimo a?o, seg¨²n fuentes conocedoras de los expedientes, al menos cuatro aviones de Iberia (puede que haya m¨¢s de la propia aerol¨ªnea y del resto de compa?¨ªas) han sufrido colisiones.
Un Airbus A340 que cubr¨ªa la ruta entre Madrid y Santo Domingo sufri¨® un impacto. "Tras despegar, mientras se realizaba la salida instrumental [...], una bandada de buitres cruza la trayectoria que realizaba la aeronave. Uno de ellos, y sin que pudiese ser evitado, es ingerido por el motor n¨²mero 1. Se oye un fuerte golpe y de inmediato el ruido de los motores se hace m¨¢s intenso". Las corrientes de la turbina hacen que la mayor¨ªa de las aves impacten contra los motores. La inspecci¨®n visual realizada sobre la marcha por la tripulaci¨®n detecta una rotura de la carcasa de la turbina. "Se decide volver al campo, realizando previamente el procedimiento de lanzamiento de combustible. El aterrizaje se realiza con toda normalidad", afirma un parte.
En estos casos, la torre de control le busca al piloto un lugar deshabitado sobre el que vaciar el combustible antes de aterrizar. Este gran avi¨®n transatl¨¢ntico puede llevar llevar 352 pasajeros y 80 toneladas de combustible. Como el tren de aterrizaje no est¨¢ preparado para tanto peso, antes de aterrizar aligera la carga soltando combustible.
En julio de 2006, el Airbus 321 bautizado como Palmeral de Elche, que volaba de Barajas a Heathrow (Londres) choc¨® con otro p¨¢jaro, oficialmente un ¨¢guila. "Despu¨¦s de haber retra¨ªdo el tren, la tripulaci¨®n ve un ¨¢guila a su izquierda y ligeramente m¨¢s alta y segundos m¨¢s tarde se mete debajo del avi¨®n y se aprecia un fuerte impacto en la parte inferior derecha del morro". El avi¨®n regres¨® con el morro deformado, como reflejan las fotos a las que ha tenido acceso EL PA?S.
Fuentes conocedoras de los partes aseguran que al menos dos transtal¨¢nticos A340 m¨¢s han chocado con aves en este tiempo. En total las colisiones se han producido en julio y agosto de 2006 y en enero de 2007, adem¨¢s de la colisi¨®n del A321, m¨¢s peque?a que las anteriores.
El bi¨®logo del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC) Pablo Vargas afirma que la situaci¨®n era previsible: "Cada vez hay m¨¢s buitres que bajan de la Sierra a alimentarse al Soto, ya que aqu¨ª abundan los gamos y corzos, entre otras especies. Los buitres llegan a alcanzar miles de metros de altura y coinciden con los aviones, especialmente los grandes que van muy cargados y que tardan m¨¢s en tomar velocidad", explica desde el borde del Soto. Un muro de piedra separa el encinar, uno de los mejor conservados de Espa?a, de Tres Cantos, una poblaci¨®n del norte de Madrid cuyos vecinos sufren y protestan desde hace dos a?os por el ruido incesante de los aviones.
La empresa p¨²blica que gestiona los aeropuertos, AENA, dependiente del Ministerio de Fomento, asegura que desconoce los impactos y que su trabajo acaba cuando los aviones salen del aeropuerto. En Barajas tienen 28 halcones que ahuyentan a las aves peque?as y evitan que las bandadas migratorias crucen el aeropuerto. Pero no pueden hacer nada a varios kil¨®metros de la terminal ni contra una bandada de buitres.
La Plataforma de Afectados Contra el Ruido de los Aviones ha alertado del riesgo para la seguridad a¨¦rea de la ruta a trav¨¦s del Soto de Vi?uela. La Sociedad Espa?ola de Ornitolog¨ªa (SEO-Birdlife) ha redactado una carta para enviarla al Gobierno alertando del peligro y en primavera se reuni¨® para denunciar la situaci¨®n con responsables del Ministerio de Medio Ambiente.
Seg¨²n un experto del sector, "la Comisi¨®n de Investigaci¨®n de Accidentes e Incidentes de Aviaci¨®n Civil del ministerio no ha analizado las colisiones de Barajas".
Si esta comisi¨®n concluye que la ruta es peligrosa lo m¨¢s probable es que haya que cambiarla. Y eso, en un lugar superurbanizado como Madrid, con manifestaciones continuas contra el ruido de los aviones, y en un aeropuerto con 45 millones de pasajeros el a?o pasado ser¨¢ pr¨¢cticamente imposible. Pero si un d¨ªa ocurre una desgracia, nadie podr¨¢ decir que era imprevisible.
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