Fogueo azulgrana

La abundancia no ha mejorado al Bar?a, que en Santander destil¨® el mismo tufillo funcionarial que le conden¨® la pasada temporada.

No fue la ¨²nica pista inquietante para los azulgrana. Frank Rijkaard resolvi¨® de la peor forma posible el debate sobre los cuatro magn¨ªficos: Henry parti¨® desde el banquillo y cuando el partido demandaba el destierro de Ronaldinho -reincidente en su absentismo- o de Eto'o -lejos de su mejor versi¨®n-, el t¨¦cnico despach¨® a Messi, el menos deslenguado. Rijkaard tirit¨® a las primeras de cambio, un mal s¨ªntoma tras las tormentosas situaciones consentidas en el vestuario el pasado curso. El club, mediante el altavoz de su presidente, Joan Laporta, hab¨ªa prometido firmeza, pero el primer cap¨ªtulo de la Liga retrat¨® al mismo Bar?a extraviado de hace tres meses. Frente al Racing, que jug¨® los ¨²ltimos 25 minutos con diez por expulsi¨®n de Smolarek, incluso pudo perder. Del reputad¨ªsimo batall¨®n azulgrana apenas hubo noticias, salvo un remate al poste de Henry en el tramo final. Puro fogueo.

Con menos munici¨®n, al menos en apariencia, el Madrid invadi¨® una y otra vez el ¨¢rea del Atl¨¦tico. En su b¨²squeda de la excelencia con Schuster al tim¨®n, el equipo disfrut¨®, y la hinchada tambi¨¦n. El t¨¦cnico alem¨¢n, condicionado por la desconcertante pol¨ªtica de fichajes del club, no ha tenido tiempo de armar el mecano adecuado, pero ante el Atl¨¦tico el Madrid fue un equipo optimista, cargado de vitalidad. Todo lo contrario que el Bar?a, que se abanic¨® en El Sardinero.

El tercer gran aspirante al t¨ªtulo, el Sevilla, padeci¨® como nadie en la primera jornada. Puerta, su lateral izquierdo, un mocet¨®n de 22 a?os, cay¨® fulminado y, tras sufrir diez paradas cardiorrespiratorias, anoche a¨²n peleaba por su vida. El jugador ya hab¨ªa sufrido otros dos desmayos, uno en 2006 en un amistoso en Badajoz y otro en un entrenamiento de esta misma pretemporada. Hasta la fecha nada han explicado los m¨¦dicos del Sevilla, una entidad marcada de por vida por el drama vivido el 7 de enero de 1973 en Pontevedra, cuando el sevillista Pedro Berruezo se desplom¨® en pleno partido y perdi¨® la vida.