Los espa?oles, comparsas en el 1.500
Lagat, que como keniano no pudo salir de la sombra de El Guerruj, triunfa por fin a los 32 a?os como estadounidense
Webb, el estadounidense cabez¨®n, volvi¨® a suicidarse, como hace dos a?os en Helsinki, lanzando la final del 1.500 desde la salida. Y los kenianos, primero Korir y luego Kiprop, de 18 a?os, trabajaron como equipo llevando el ritmo, acelerando y frenando, desquiciando y asfixiando al grupo, encerrando a Ramzi, para que en la ¨²ltima recta su hermano de sangre, el ahora estadounidense Lagat, aqu¨¦l con el que se codeaba Est¨¦vez hace seis a?os en Edmonton, impartiera un recital y lograra coronarse por fin, a los 32 a?os, campe¨®n mundial. Se corri¨® de verdad -Lagat: 3m 34,77s-. Y los espa?oles, los de Birmingham, se adaptaron al papel que les correspond¨ªa, el de comparsas. Es lo que hay.
Los espa?oles eran uno serio, uno cojo y uno desconcertado.
El serio, Casado, fue el mejor. Acab¨® s¨¦ptimo y triste, confrontado con una dura realidad: lo hab¨ªa dado todo, no ten¨ªa nada que reprocharse, hab¨ªa hecho la mejor marca que pod¨ªa hacer y no hab¨ªa podido luchar ni siquiera evitar que le superaran dos argelinos que ven¨ªan por detr¨¢s. "Ya iba al l¨ªmite", explic¨® el madrile?o, de 24 a?os, cuyo quinto puesto en Helsinki hizo concebir grandes esperanzas; "aunque el paso por el 800 ha sido lento, al final se ha corrido muy r¨¢pido, el tipo de carrera que no me conven¨ªa. Yo tengo mi combustible y lo he gastado todo".
El cojo, Gallardo, el berciano que corri¨® descalzo la ¨²ltima vuelta de la semifinal y se machac¨® los dedos d¨¢ndole una patada a un rival, corri¨® tras infiltrarse por dos veces con un anest¨¦sico la extremidad. "Si hubiera estado bien, s¨ª habr¨ªa sido la carrera que me conven¨ªa", dijo; "he salido a pelear, pero incluso estando al ciento por ciento habr¨ªa sido dif¨ªcil. As¨ª que...". Acab¨® el 12? de 14.
El desconcertado, Higuero, segu¨ªa ayer por la ma?ana con la cabeza en su accidentada semifinal y en su pase v¨ªa despacho m¨¢s que en lo que pod¨ªa hacer. O¨ªdo el disparo, se qued¨® en la cola y no sali¨® de ella. "Esperaba que se ralentizara un poco y hacer algo en los ¨²ltimos 400 metros", confes¨® el arandino, que no afirma su estilo en las finales mundiales y que termin¨® 13?, pen¨²ltimo; "pero no se par¨® y me qued¨¦ sin fuerzas. No he tenido mi d¨ªa m¨¢s brillante, pero apenas he dormido, descansado. Eso quema muchas energ¨ªas".
Por delante, los kenianos y los estadounidenses neutralizaron a Ramzi, el marroqu¨ª de Bahrein, que estaba que asustaba, escondido, r¨¢pido y ¨¢gil. Lo hicieron a partir del toque de campana, 400 metros en 53s que lanz¨® Kiprop; alarg¨® Webb, el de la alta velocidad sostenida, en la contrarrecta, y remat¨® Lagat a la salida de la curva abri¨¦ndose para evitar estrecheces como en la semifinal del bloqueo a Baala. El bloqueado esta vez fue Ramzi, que no pudo progresar por dentro tras el muro de los dos kenianos y debi¨® abrirse tras haber pasado Lagat.
Fue la final de varias revanchas. La primera, la de Lagat contra Marruecos, encarnado en sus a?os de joven keniano por El Guerruj, siempre delante de ¨¦l -segundo y tercero en los Juegos de Sidney 2000; primero y segundo en los de Atenas 2004 y en los Mundiales de Edmonton- y en su madurez norteamericana por Ramzi. La segunda, la de Estados Unidos contra la historia: la victoria que a Ryun le quit¨® un keniano, Keino, el primer keniano, en los Juegos de M¨¦xico 1968, la consigui¨® curiosamente otro keniano de origen. La tercera, la de Lagat contra el sistema: en 2003 no pudo participar en los Mundiales de Par¨ªs por un an¨¢lisis positivo por EPO: semanas despu¨¦s, el contraan¨¢lisis result¨® negativo.
Fue la final de las revanchas y la clarificaci¨®n. Espa?a es la potencia europea -tres atletas en la final, la herencia gen¨¦tica de Gonz¨¢lez, Abascal, Cacho y Est¨¦vez-, pero en el concierto mundial no pinta nada.
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