La leche
La vida me ha convencido de que hay algunas maneras irreductibles de ser gallego. Y hay algunas preguntas que ese gallego irreductible ha de formularse a lo largo de la vida. Quiz¨¢s no est¨¦ ahondando tanto en el problema de la identidad -canto el himno gallego desde la infancia aunque con peor entonaci¨®n conforme pasa el tiempo- sino en una compleja historia psicoanal¨ªtica. Al correcto manejo del paraguas, s¨ªmbolo paterno y cielo protector, a la intimidad casi obscena que guardamos con las maletas, t¨ªpica de un pueblo errante, hay que sumar una pregunta t¨¦cnica: ?cu¨¢nto vale un litro de leche? Durante m¨¢s de cuatro d¨¦cadas navegu¨¦ por la vida tan apegado a la idea hinduista de las vacas como animal sagrado que casi siempre dej¨¦ para m¨¢s tarde preguntar cu¨¢nto costaba el litro, no me parec¨ªa acorde con mi esp¨ªritu, pero hete ah¨ª que este verano, seducido tal vez por el paisaje rumiante de las bra?as de La¨ª?o, vi que el litro de leche hab¨ªa subido y hab¨ªa subido de la forma m¨¢s inesperada, casi como el barril de Brent, casi como han subido los girasoles y la colza y los biodiesel. Es m¨¢s, el litro de leche hab¨ªa subido porque en Galicia hay m¨¢s demanda que oferta de leche, lo que me llev¨® tambi¨¦n a formularme la suerte del mill¨®n de marelas censadas por Manuel Rivas y hoy pr¨¢cticamente ca¨ªdas en desuso en nuestro agro. No s¨®lo eso; supe por un vecino de Mazaricos que las vacas lecheras cuestan unos 2.500 euros por cabeza y que han pasado a la historia las holandesas, potencia en cuesti¨®n mamaria a nivel internacional. Las ubres lecheras hoy se importan, si hay suerte con las aduanas, de sitios tan dispares como Italia, Suecia o Chequia. Pues bien, calculen ustedes, desgravando gastos de explotaci¨®n, que una vaca da unos 30 litros de leche en saz¨®n y que al se?or de Mazaricos se lo paga la lechera que luego hace unos quesos y yogures y la propia leche en verso por unos 45 c¨¦ntimos el litro, precio que en el supermercado del barrio ronda el euro cuando no presenta elementos de juicio sem¨¢ntico como el omega, el b¨ªfidus, el calcio u otros minerales que se le a?aden como el colorante a la paella. Total que la leche, como tantas otras cosas, vale m¨¢s bien poco en origen y se convierte en un preciado tesoro en las estanter¨ªas del super.
Con esto del agro, y me proclamo desertor del arado como afirmaba un fil¨®sofo de mi aldea, ocurri¨® y seguir¨¢ ocurriendo una mutaci¨®n: eliminamos nuestras vacas para que Francia y Alemania tiraran del carro y ahora las echamos de menos; plantamos en El Ejido campos y campos de tomates para llenar Europa de una especie transg¨¦nica y hoy buceamos en los recuerdos de aquellos tomates donde nunca se pon¨ªa el sol. El buey viene de Irlanda (?han visto ustedes un buey en Galicia?) y los kiwis (eso s¨ª que tiene guasa) de nuestra propia huerta, ah¨ª al lado. La globalizaci¨®n va a volvernos locos: los japoneses ya pasaron por Carballi?o para robarnos el alma del pulpo ¨¢ feira y no se descarta que dentro de un par de a?os al pulpo le pase como al Jabugo, puesto que los cerdos ib¨¦ricos, cruel paradoja, est¨¢n por las nubes. Pero volvamos a las vacas. En mi infancia la corte estaba formada por vacas y creo que cualquier ni?o del medio rural imaginaba que asimismo formaban parte del cielo; en mi infancia la riqueza se med¨ªa por vacas (bueno tambi¨¦n madera de carballo, pero menos) y conoc¨ª gente que vivi¨® y muri¨® con y por las vacas. La sangre de los campesinos gallegos estaba formada por leche y los amaneceres de Galicia estaban transitados por el ruido del cami¨®n de la leche entre la niebla y esas lecheras de zinc que forman parte del mundo perdido de la Arcadia. Galicia entera era una s¨®la vaca, una potencia mam¨ªfera, ganaderos vacunos contra pescadores de xoubas, buscadores del milagro de la subsistencia en el mar y en la tierra. Si hubiera que hacer un psicoan¨¢lisis a nuestro pa¨ªs habr¨ªa que hac¨¦rselo m¨¢s a la vaca que al percebe. Si hubiera un inconsciente colectivo ser¨ªa el de una vaca. Si existiera una reencarnaci¨®n ser¨ªamos una vaca. No bromeo, simplemente estaba escrito que en alg¨²n momento de nuestra historia tendr¨ªamos que hacer un alto en el camino y preguntarnos d¨®nde est¨¢n las vacas. Ahora que la corte de Mazaricos habla en todas las lenguas de la Uni¨®n Europea, ahora que el omega sale en la televisi¨®n, ahora que salimos del destete general del subdesarrollo y la peluquera de Arcade ense?¨® las tetas hemos consumado un terrible descubrimiento: nos han enga?ado, porque aqu¨ª lo que sigue importando es el precio del petr¨®leo. La leche, lo que es la leche, la fabricar¨¢n un d¨ªa los ¨¢rabes. Basta con te?irla de blanco.
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