Deporte XXX
La moda del 'sporno'. O 'deporno'. Deporte y pornograf¨ªa (o erotismo) se unen para calentar motores, cuerpos y ventas. Los atletas, como nuevos iconos sexuales. Es la tendencia publicitaria a partir de nuestras ra¨ªces grecolatinas.
En diciembre de 2006, The New York Times recog¨ªa en su lista de las mejores ideas para el nuevo a?o un neologismo, sporno, inventado por todo un experto en la materia, el periodista brit¨¢nico Mark Simpson, famoso ya gracias a otro t¨¦rmino suyo ideado en 1994, el tan difundido metrosexual, que, tras su exportaci¨®n a Estados Unidos en 2002, se convirti¨® en la ¨²ltima categor¨ªa mundial para compartimentar al hombre en un nuevo y significativamente rentable segmento de mercado, asociado al mundo de la moda y los cosm¨¦ticos. Simpson hab¨ªa publicado en junio de ese a?o en la revista Out un extenso art¨ªculo definiendo una corriente publicitaria que fijaba nuevas coordenadas en el uso del cuerpo masculino, la celebridad y el deporte, a lo que denominaba sporno (en espa?ol podr¨ªamos traducirlo como deporno) y que defin¨ªa literalmente como "el sitio en que deporte y pornograf¨ªa se encuentran y que produce un espectacular aluvi¨®n de dinero".
Son bellezas saludables y 'sexys', con connotaciones de ¨¦xito. Eso atrae.
Anunci¨® un sujetador: "En la pista s¨®lo deber¨ªa moverse la pelota"
Beckham y Ljumberg han abierto la puerta para sus compa?eros
Un equipo franc¨¦s de rugby posa desnudo en calendarios desde 2001
Usabiaga: "A quien tiene buen cuerpo le gusta ense?arlo. Es loable"
Para ilustrar su razonamiento, el periodista, definido por The Independent como una especie de Oscar Wilde en versi¨®n skinhead y especializado en el an¨¢lisis de la cultura pop homosexual, tambi¨¦n conocida como cultura queer, citaba varias campa?as concretas y mencionaba los nombres de algunos c¨¦lebres deportistas convertidos en iconos globales, entre los que se encontraban Freddie Ljungberg y David Beckham (curiosamente, tambi¨¦n incluidos dentro de la esfera previa de lo metrosexual). La primera referencia daba de lleno en el quid de la cuesti¨®n y le permit¨ªa orientar su teor¨ªa, con sesgo interesado, hacia la paulatina injerencia de una est¨¦tica homosexual en el terreno de la publicidad orientada al hombre, fuera cual fuera su orientaci¨®n sexual. Se trataba del calendario Dieux de Stade (Dioses del estadio), publicado a partir de 2001. Este calendario, que se convirti¨® de inmediato en un fen¨®meno editorial y medi¨¢tico, presentaba los cuerpos algo m¨¢s que semidesnudos de los jugadores del club de rugby parisiense Stade Fran?ais en estricto blanco y negro: un recurso de estilo utilizado a modo de ingenuo eufemismo visual. Porque el blanco y negro se asocia a la fotograf¨ªa art¨ªstica por encima de cualquier consideraci¨®n pornogr¨¢fica, que hoy d¨ªa es a todo color. Pensado como una operaci¨®n para ganar p¨²blico para el rugby y conseguir fondos con su venta, parte de los cuales se destinaban a obras sociales, la idea parti¨® del presidente del club, Max Guazzini, un importante empresario del audiovisual franc¨¦s que desde su llegada al equipo hab¨ªa puesto en marcha una imparable labor de promoci¨®n, que inclu¨ªa desde convencer a su amiga Madonna para que actuase de madrina y se dejara ver en los partidos hasta cambiar el color del uniforme de los jugadores a un realmente llamativo rosa fl¨²or. Como si se tratase de una versi¨®n profesional (dada la eficacia f¨ªsica de sus modelos) de lo acaecido tras el estreno de Full Monty (1997) -la pel¨ªcula de Peter Cattaneo donde un grupo de parados monta un espect¨¢culo de striptease masculino para poder subsistir, imitada hasta la saciedad por asociaciones sin ¨¢nimo de lucro, cuerpos de polic¨ªa, bomberos, guardas forestales y hasta grupos de jubilados-, la particularidad realmente sorprendente del calendario es que sus im¨¢genes eran f¨¢cilmente interpretables desde un punto de vista homosexual: jugadores que se ba?aban juntos en los vestuarios o en una piscina, enjabon¨¢ndose mutuamente, o que se echaban desnudos y muy pr¨®ximos en una cama mostrando sus m¨²sculos rotundos.
Visiblemente divertidos con el esc¨¢ndalo, sin ning¨²n tipo de prejuicios y, sobre todo, sin realizar declaraciones ni a favor ni en contra, los jugadores del Stade Fran?ais llevan ocho a?os desnud¨¢ndose. En los ¨²ltimos calendarios se han a?adido jugadores de otras selecciones y equipos para no resultar repetitivos. Su ¨¦xito lo han marcado las cifras de ventas (en 2005, la tirada original de 100.000 ejemplares se vio desbordada por peticiones que superaban los 160.000) y la progresiva calidad de los fot¨®grafos convocados para su realizaci¨®n: si los dos primeros fueron obra del puramente comercial Kris Gautier, el de 2003 corri¨® a cargo del alem¨¢n Matthias Vriens, reconocido en los ambientes art¨ªsticos underground de la modernidad. Fran?ois Rousseau se hizo con el de 2004; Carter Smith, con el de 2005; Fred Goudon, con el de 2006; Mariano Vivanco realiz¨® el de este a?o, y el famoso Steven Klein firmar¨¢ el de 2008.
El cuerpo desnudo de un atleta no tendr¨ªa por qu¨¦ sorprendernos: ha sido reproducido en casi todas las etapas de la historia. Baste mencionar el arte hel¨¦nico, la escultura neocl¨¢sica, las fotograf¨ªas de Marey y Muybridge de principios de siglo o las pel¨ªculas nazis de Leni Riefenstahl como El triunfo de la voluntad (1936). Seg¨²n Marta Moriarty, comisaria de la Bienal Internacional del Arte en el Deporte, cuya 17? edici¨®n se celebra este a?o en Gij¨®n, el uso del cuerpo de los deportistas "responde a ciclos, como ocurre con otros motivos art¨ªsticos". Y a?ade: "Ahora vivimos un periodo en el que se vuelve a valorar la figuraci¨®n en general y el cuerpo humano en particular. Eso, l¨®gicamente, favorece a aquellos que tienen bellos cuerpos; pero, desde luego, no es una novedad: es lo mismo que ocurr¨ªa en la Grecia cl¨¢sica y en otros periodos del arte". Moriarty, que prefiere m¨¢s las reflexiones agudas sobre el hecho deportivo en s¨ª que el uso comercial del cuerpo humano, que rechaza de plano, s¨ª cree que los deportistas se han convertido en nuevos "h¨¦roes m¨ªticos, al modo cl¨¢sico", y cita como ejemplo el documental de los artistas Phillippe Parreno y Gordon Douglas, Zidane: un retrato del siglo XXI (2006), en el que, durante los 90 minutos de un partido, las c¨¢maras persiguen ¨²nica y exclusivamente al famoso futbolista franc¨¦s, deteni¨¦ndose minuciosamente en todos los detalles de su anatom¨ªa, pero tambi¨¦n en los rasgos m¨¢s singulares e incluso ¨ªnfimos de su actitud como jugador. Una pel¨ªcula tan exhaustiva con el f¨ªsico del deportista como lo ser¨ªa una pel¨ªcula pornogr¨¢fica con el de sus protagonistas, gracias al uso del plano detalle, pero decididamente ajena al erotismo mercantil del sporno.
Volvamos un poco hacia atr¨¢s y qued¨¦monos con el trabajo de los dos ¨²ltimos fot¨®grafos de Dieux de Stade, mucho m¨¢s reveladores porque algunas de sus im¨¢genes y campa?as representan la entrada sin paliativos del desnudo del deportista en un terreno abiertamente comercial y publicitario. En 2003, el mundo asiste al nacimiento de una estrella global: se llama Freddie Ljungberg, tiene 26 a?os, es sueco y, pese a haber sido votado como el mejor futbolista del a?o en la liga inglesa, para los no entendidos en la materia es un absoluto desconocido. Hasta ese momento: porque su rostro y su cuerpo se van a volver omnipresentes en todos aquellos sitios donde la marca que lo ha fichado como imagen, Calvin Klein Underwear, se publicita: desde revistas y peri¨®dicos hasta marquesinas de autobuses, fachadas de edificios y paneles de carretera por toda Europa y Am¨¦rica. Su imagen rivaliza con la de su coet¨¢neo e igualmente admirado David Beckham, sobre el que Simpson ironiza mordazmente al compararlos, definiendo a Ljungberg como "ese hombre que de hecho tiene la apariencia que David Beckham cree que tiene". Sin entrar en discusiones sobre los encantos f¨ªsicos, verbales o de estilo de ambos, los dos resumen el lado m¨¢s conocido de esta tendencia comercial, y posiblemente tambi¨¦n el m¨¢s extrovertido y caliente. Las fotograf¨ªas de Ljungberg son obra de un talento actual de la moda, Steven Klein; la campa?a se convirti¨® pronto en una de las m¨¢s exitosas de la marca, que no utilizaba a un deportista como modelo desde su creaci¨®n en 1982, cuando eligi¨® al saltador de p¨¦rtiga estadounidense Tom Hintnaus. Para 2008, Calvin Klein Underwear ya ha anunciado que su elecci¨®n no ser¨¢ un deportista, sino el actor de origen centroafricano Djimon Hounsou, con lo que supuestamente se desmarca de la tendencia. Algo que no es de extra?ar: pocas veces en publicidad la repetici¨®n de un ¨¦xito promocional conduce a un ¨¦xito comercial similar.
Pero para que quede claro que los directivos de las marcas tomaron recorte serio del fen¨®meno, tres a?os despu¨¦s, en 2006, Mariano Vivanco, fot¨®grafo peruano hoy afincado en Londres, se hace cargo de la campa?a de Dolce & Gabbana Underwear. En las fotos que luego ser¨¢n publicadas en todas las revistas de Occidente aparecen cinco jugadores de la selecci¨®n nacional de f¨²tbol italiana: Fabio Cannavaro, Gennaro Gattuso, Gianluca Zambrotta, Andrea Pirlo y Manuele Blasi. Todos juntos, en un vestuario y con actitudes desafiantes, que no decididamente excitantes, salvo por el hecho incuestionable de que est¨¢n en ropa interior, que es de lo que trata la campa?a. El caso de Fabio Cannavaro es sintom¨¢tico, porque tras esta campa?a, su torso desnudo iniciar¨¢ un goteo constante por las portadas y p¨¢ginas interiores de las revistas femeninas italianas, tipo Cosmopolitan. "Nuestra influencia en estos trabajos es relativa", comenta el propio Vivanco. "En esta campa?a me limit¨¦ a dar el visto bueno a los futbolistas, que me parec¨ªan perfectos, aunque cambi¨¦ a alguno, y a pedirles una actitud. Lo dem¨¢s viene impuesto por el producto en s¨ª: habr¨ªa sido impensable hacer algo parecido para Prada o Lanvin". Vivanco cree firmemente que la tipolog¨ªa de hombre que ofrecen los deportistas, "esa belleza saludable, sexy, llena de fuerza y con connotaciones de ¨¦xito y dinero", es una herencia de los ochenta, inspirada por im¨¢genes previas de otros grandes fot¨®grafos como Bruce Weber, y que va a perdurar durante bastante tiempo. De lo que desconf¨ªa es de que el mundo de la moda siga utilizando deportistas con esa profusi¨®n. "Eso estaba bien hace dos a?os, y seguro que ahora mismo sigue siendo rentable, pero creo que el universo creativo de la moda va ya por otros derroteros". La campa?a, aparte de reportarles indirectamente a los dise?adores italianos un contrato millonario con la selecci¨®n de f¨²tbol del pa¨ªs, dise?ando el equipamiento oficial del Mundial de Alemania, supone la constataci¨®n de una idea imperante: el cuerpo desnudo del hombre ya no es un tab¨² social, y mucho menos comercial. Tras la tradicional explotaci¨®n econ¨®mica del cuerpo femenino, llega otra revoluci¨®n que, adem¨¢s, cuenta con el benepl¨¢cito de los seguidores masculinos y heterosexuales de estos ¨ªdolos, que tambi¨¦n desean ser admirados por sus dotes f¨ªsicas, ahora (y gracias a ellos) plenamente reivindicables.
Los retratos de Steven Klein a Ljungberg son comparables con los del propio Klein a David Beckham: el rubio futbolista, torso al aire pero con los vaqueros puestos, se agarra al cabecero de una cama, arqueando su cuerpo a modo de invitaci¨®n. Las fotos de uno y otro siguen teniendo una presencia masiva en Internet (el propio Klein los tiene colgados en su cat¨¢logo online/i> www.stevenkleinstudio.com) y han pasado justamente a la iconosfera social com¨²n de este nuevo siglo. Son las sporno stars (estrellas del deporno) m¨¢s mencionadas, buscadas, deseadas, imitadas. Pero no son las ¨²nicas: a esta lista hay que a?adir a Cristiano Ronaldo y Fernando Torres, en sus respectivas campa?as para Pepe Jeans; a Guti, en su colaboraci¨®n con Puma; a Eto'o y su portada para la revista Rolling Stone; al jugador del Mil¨¢n Kak¨¢; a Alan Smith o David James (que desfil¨® para Armani), del Manchester United; a John Cole, del Chelsea; al jugador de rugby gal¨¦s Gavin Henson o al boxeador brit¨¢nico Amir Khan, todos bien dispuestos a mostrar generosas cantidades de piel cuando la ocasi¨®n, sea un contrato promocional o la portada de una revista masculina, femenina, gay o de moda, as¨ª lo requiera. Un caso bastante duradero, y que ha pasado quiz¨¢ algo inadvertido en nuestro pa¨ªs, es el del jugador de rugby franc¨¦s Fr¨¦d¨¦ric Michalak. Su nombre en Espa?a es el de un aut¨¦ntico desconocido, pero esto cambia cuando junto a ¨¦l se presenta un anuncio de la campa?a cosm¨¦tica de Biotherm Homme, de la que es imagen desde 2004. Curioso: cuidarse la piel con cosm¨¦ticos es ahora una cosa de rudos hombres que se lanzan en mel¨¦ en fangosos campos de juego. Y todo el mundo lo ha aceptado con evidente naturalidad.
"Cuando empec¨¦ a fotografiar desnudos masculinos era todo muy dif¨ªcil: sobre todo, que el retratado, si era alguien conocido, lo entendiera y se prestara a ello", comenta Pedro Usabiaga, uno de los fot¨®grafos espa?oles fundamentales de los noventa, autor de im¨¢genes para Calvin Klein o Jean Paul Gaultier y especialista en desnudo masculino y en retratos a celebridades. Usabiaga inaugur¨® el pasado marzo en el Centro de Arte Moderno de Madrid una exposici¨®n que pronto se convertir¨¢ en libro, Diferente Usabiaga, en la que exhib¨ªa cuarenta retratos escogidos de entre los setenta futbolistas de la primera y segunda divisi¨®n espa?olas que hab¨ªan posado para su c¨¢mara, entre ellos el propio Beckham, pero tambi¨¦n Aitor Ocio, Sergio Ramos, Iv¨¢n Helguera y Fran Yeste. "Estos chicos est¨¢n muy acostumbrados a la publicidad. Ellos mismos consumen productos de lujo, as¨ª que saben que muchos se asocian a actitudes sexys, por lo que ya no tienen ning¨²n problema en ense?ar algo de piel. De hecho, creo que les divierte", afirma el donostiarra. Usabiaga no duda en calificar a Beckham y Ljungberg como "precursores y modelos incluso para los propios futbolistas: han abierto una puerta que no creo que se vaya a cerrar". Y concluye: "A quien tiene buen cuerpo le gusta ense?arlo, del mismo modo que al que tiene una mente ¨¢gil le gusta demostrarlo en una entrevista. Me parece normal y hasta loable hacer gala de las virtudes propias".
Pero ?qu¨¦ ha pasado con el cuerpo de la mujer en todo esto? Su uso sigue siendo evidente dentro de la publicidad, pero en lo referido a las deportistas van mucho m¨¢s rezagadas que el hombre. Quiz¨¢ porque la tradici¨®n impone un cuerpo femenino m¨¢s redondeado, d¨¦bil y vulnerable. Marta Moriarty niega esto con vehemencia: "Realmente se ha producido un cambio de canon en la belleza femenina. La mujer de hoy va al gimnasio, practica deporte, tiene mayor fuerza y musculatura. Es una realidad". All¨ª donde Simpson trata de establecer un origen filogay en su descubrimiento, comete el error de olvidar a esas deportistas que tambi¨¦n podr¨ªan considerarse sporno stars y que han modificado la representaci¨®n del cuerpo femenino en la publicidad y en el papel cuch¨¦. Son quiz¨¢ menos que los hombres, y tambi¨¦n menos conocidas. O no...
A principios de esta d¨¦cada, una deportista se convirti¨® no s¨®lo en icono del mundo de la moda, sino en fantas¨ªa er¨®tica de millones de hombres. Se llamaba Anna Kournikova, ten¨ªa or¨ªgenes moscovitas y era tenista. Kournikova, pese a no alcanzar ning¨²n t¨ªtulo individual (su mejor puesto en la ATP fue un honroso d¨¦cimo lugar, ahora vive apartada del tenis), s¨ª que invadi¨® el mercado de las revistas con multitud de sesiones en las que, es cierto, nunca apareci¨® totalmente desnuda, pero s¨ª en posturas abiertamente coquetas y sexys. Incluso protagoniz¨® una campa?a, visible durante meses en el metro de Londres, donde promocionaba un nuevo sujetador especialmente dise?ado para ella bajo el eslogan: "En la pista, lo ¨²nico que deber¨ªa moverse es la pelota".
Siguiendo la estela de Kournikova, otras deportistas se han lanzado a la doble carrera que supone ser un hacha en su especialidad y sacar un rendimiento publicitario sexuado a su por otra parte ef¨ªmera vida deportiva, que muchas veces no supera el decenio. Es el caso de otras tenistas del Este como Jelena Dokic y Mar¨ªa Shaparova. Merece la pena detenerse en el hecho de que, si en el universo masculino son los futbolistas y los jugadores de rugby los que ostentan m¨¢s t¨ªtulos de sporno stars, en el femenino todo se reparte entre tenistas y jugadoras de voleibol, como las italianas Ana Paula Mancino y Maruzia Cacciatori, o la brasile?a Sandra Pieres, aut¨¦nticas sex symbols en sus pa¨ªses de origen. Futbolistas, la verdad, hay pocas, si exceptuamos a la Ronaldinha Milene Domingues, que debe buena parte de su fama no tanto a sus fotos ligera de ropa como a su condici¨®n de consorte de otro icono deportivo. Otro notorio caso, y realmente curioso por lo que tiene de ambivalente y tambi¨¦n de avanzadilla, es el de la californiana Gabriella Reece: descubierta por la agencia de modelos Elite en 1989 (ese mismo a?o ser¨ªa nombrada por la revista Elle norteamericana una de las cinco mujeres m¨¢s hermosas del mundo), su carrera como modelo, en revistas no s¨®lo deportivas y muy exigentes como Life, Vogue o People, fue a la par que su ascenso como deportista de ¨¦lite en el voleibol, que inici¨® profesionalmente mientras estudiaba en la Florida State University. En 1997, el equipo del que era capitana gan¨® la primera Copa del Mundo de Voley Playa. Cuatro a?os despu¨¦s, en enero de 2001, una portada con el consiguiente reportaje de desnudo interior en Playboy (revista que hab¨ªa rechazado sonadamente en ocasiones anteriores) la auparon a icono sexual mundial. En Espa?a contamos tambi¨¦n con un caso diferente: el de la campeona en nataci¨®n sincronizada Gemma Mengual, que salta fuera de la piscina para mover su largo y sinuoso cuerpo en desfiles de lencer¨ªa y ropa de ba?o.
Una de las conclusiones finales de Mark Simpson es que este fen¨®meno se corresponde precisamente con un mundo "m¨¢s pornogr¨¢fico", sin duda apoyado en los recursos medi¨¢ticos globalizados. Pero ?es correcto analizarlo as¨ª? ?Es nuestra sociedad m¨¢s pornogr¨¢fica ahora? ?Estamos hablando realmente de pornograf¨ªa? Javier Montes, coautor junto al escritor Andr¨¦s Barba de La ceremonia del porno, premio Anagrama de Ensayo 2007, disiente: "Sporno es un t¨¦rmino brillante y puede servir de comod¨ªn para muchas cosas, pero ni es totalmente acertado ni inventa nada: en los a?os cuarenta ya ten¨ªamos al nadador Johnny Weissmuller haciendo de Tarz¨¢n con un taparrabos". En su ensayo, Montes y Barba han elaborado una teor¨ªa novedosa para abordar y definir lo pornogr¨¢fico, que ya no depende de la intenci¨®n de la imagen en s¨ª, sino de su ubicaci¨®n y de las circunstancias en las que se mira: "La pornograf¨ªa demanda intimidad, y si estas fotos se han podido ver en Times Square, entonces no son porno. Si ahora vemos m¨¢s cent¨ªmetros de piel, eso lo ¨²nico que significa es que el sentido de lo pornogr¨¢fico se ha desplazado a otros terrenos igualmente transgresores y secretos que la piel hace d¨¦cadas". Y concluye: "La evidencia que no resiste una mirada p¨²blica s¨ª es pornograf¨ªa; todo lo dem¨¢s no pasa de la pura insinuaci¨®n".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.