Descargas de adrenalina
Deportes de riesgo, conductas suicidas, vivir la vida a tope son situaciones extremas y a menudo buscadas para sentir los efectos de una subida de adrenalina, la hormona vital para el instinto de supervivencia. Quienes se apuntan a esta locura que es ya una moda necesitan sentirse poderosos y libres de miedos.
Vivir al borde del abismo. Pisar el acelerador al entrar en una curva. Saltar desde un puente a una altura de 100 metros y disfrutar de una ca¨ªda libre atado s¨®lo por los tobillos. Todo eso con el ¨²nico fin de conseguir una sensaci¨®n de poder y de libertad a la que sigue un cansancio intenso y placentero, que s¨®lo se consigue con una buena descarga de adrenalina.
Los dise?adores de los parques de atracciones ya no saben c¨®mo conseguir satisfacer el hambre de emociones fuertes de su clientela. "La tendencia es la adrenalina", dec¨ªa en una entrevista a EL PA?S Am¨®s Casas, directivo de Amusement Logic, una empresa valenciana que construye piezas para parques acu¨¢ticos. "A medida que crece la competencia, hay que llamar la atenci¨®n con distracciones m¨¢s impactantes".
?De d¨®nde viene esta locura por el riesgo? "Soltar adrenalina por un tubo", ¨¦sa y no otra es la aspiraci¨®n de Sergio, un madrile?o de 30 a?os, que ha experimentado y sigue dispuesto a probar toda actividad que le ponga los pelos de punta. Lo ¨²ltimo: lanzarse en un paraca¨ªdas y apurar todo lo que pueda el momento de abrirlo. Es un reto, cuando lo supera se impone otro, y as¨ª un largo etc¨¦tera. "Todo lo dem¨¢s me aburre, y un poco de peligro me da vidilla".
El rey del mambo con una hormona. En Estados Unidos, expertos en acu?ar s¨ªndromes y patolog¨ªas decretaron en 1993 la existencia de los adrenaline junkie (yonquis de la adrenalina), y los definieron como sujetos que, consciente o inconscientemente, buscaban excusas varias para segregar su dosis de adrenalina. La propia descarga de la hormona les crea una falsa ilusi¨®n de poder que les anima a ir a por nuevas dosis cada vez mayores.
El neur¨®logo Nolasc Acar¨ªn Tusell, autor de El cerebro del rey (RBA, 2002), recuerda que la adrenalina es una hormona que circula por el organismo y aumenta ante los estados de estr¨¦s. Es un recurso del sistema nervioso simp¨¢tico para ayudar al cuerpo a adaptarse a una situaci¨®n nueva, desconocida. "Ante un est¨ªmulo exterior poco controlado, el individuo se pone en guardia. La adrenalina var¨ªa la frecuencia respiratoria y cardiaca, llega m¨¢s sangre al cerebro, los m¨²sculos se tensan, las pupilas se dilatan y la visi¨®n se agudiza. Esta sustancia nos permite mantener un estado de atenci¨®n sin cansarnos y tomar decisiones r¨¢pidas. Es el mismo mecanismo que se pon¨ªa en marcha hace miles de a?os cuando nuestros ancestros se cruzaban con una fiera en medio de un bosque y deb¨ªan decidir inmediatamente si atacaban o hu¨ªan".
La situaci¨®n de peligro produce una descarga de adrenalina que tambi¨¦n se acompa?a con un aumento de las endorfinas, a veces llamadas las hormonas del placer, responsables del bienestar que llega tras la tensi¨®n. El doctor Acar¨ªn resume que los efectos psicol¨®gicos de una descarga de adrenalina son "euforia, alegr¨ªa y la sensaci¨®n de ser el rey del mambo". "Te sientes potente -otra cosa es que lo seas-, crees que eres el due?o, que puedes elegir entre el bien y el mal".
Opci¨®n: vivir peligrosamente. Pero entonces ?no est¨¢bamos ya suficientemente estresados como para seguir pidiendo m¨¢s marcha? El doctor Acar¨ªn marca las diferencias entre las peque?as y especiales situaciones de estr¨¦s de corta duraci¨®n y la angustia continuada de, digamos, un episodio de acoso laboral. "El estr¨¦s reiterado tambi¨¦n moviliza adrenalina. Una persona que sufre mobbing en su puesto de trabajo intenta estar al quite: escapar, quejarse y, a la vez, cumplir con sus obligaciones. Pero cuando la situaci¨®n se repite, la capacidad de reacci¨®n se agota, la adrenalina no alcanza y el individuo enferma. La acci¨®n ya no supone una sensaci¨®n placentera y se pasa a un estado de declive que, probablemente, est¨¢ detr¨¢s de muchas enfermedades como la psoriasis, la fatiga cr¨®nica, la fibromialgia y hasta la hipertensi¨®n arterial".
?Estr¨¦s en la vida moderna? Al doctor Nolasc Acar¨ªn le hace gracia que se repita que los urbanitas de hoy sufren mucho estr¨¦s. "?Alguien ha pensado en los grandes problemas que ten¨ªa el hombre del paleol¨ªtico? Estaba amenazado por las fieras, por las enfermedades, se mor¨ªa de hambre y se pasaba la vida corriendo por el bosque. Aquello s¨ª era estr¨¦s. Y nuestro cerebro es b¨¢sicamente igual al de aquel hombre, pero nuestra vida corre menos peligro y tenemos muy poca actividad f¨ªsica. As¨ª que de vez en cuando nos gusta asustar al sistema nervioso para segregar un poco de adrenalina". Por esto los hay que se enganchan al gimnasio, a los deportes extremos o a la velocidad. Nos buscamos peligros aparentes, riesgos controlados, deportes de riesgo, falsas contingencias que nos aseguren nuestra dosis de emociones fuertes.
En el fondo, todo es mucho m¨¢s b¨¢sico, simples reacciones qu¨ªmicas. Cuesti¨®n de una dosis de adrenalina.
Efecto monta?a rusa
Cuando la monta?a rusa inicia su carrera, las r¨¢pidas subidas y bajadas confunden al cerebro. ¡°Los conductos del cr¨¢neo se emborrachan, se aturden, se hacen un l¨ªo y se produce una sensaci¨®n de v¨¦rtigo. Cuando la gente baja, dice que se lo ha pasado muy bien. Sin embargo, en situaciones normales, una crisis de v¨¦rtigo es una experiencia terrible. Creo que es por el ¨²nico trastorno org¨¢nico por el que la gente es capaz de pagar¡±, dice el doctor Nolasc Acar¨ªn. Los cambios vertiginosos de altura de la monta?a rusa suponen una situaci¨®n de alerta, un corto periodo de estr¨¦s que garantiza una descarga de adrenalina sobre seguro.
Euforia y poder
El efecto adrenalina tambi¨¦n se busca con algunas drogas. La m¨¢s conocida es la coca¨ªna. Para los qu¨ªmicos es la que mejor remeda la acci¨®n del sistema nervioso simp¨¢tico en su producci¨®n de adrenalina. Produce todas las sensaciones de una descarga de la hormona, pero es m¨¢s peligroso. ¡°Al ser un t¨®xico externo, hay m¨¢s riesgo porque una dosis excesiva puede cerrar las arteriolas y provocar un infarto en el coraz¨®n o en el cerebro¡±, explica Acar¨ªn. Esta droga deja una sensaci¨®n de euforia y de control muy parecida a la que sigue a una descarga de adrenalina. ¡°Es un gran enga?o, parece que tienes una capacidad infinita de hacer cosas, por ejemplo, de conducir durante horas y horas, estimula la actividad sexual y hace desaparecer el cansancio¡±. Es una sacudida de poder que engancha, y mucho.
La hormona de la acci¨®n
La adrenalina es segregada por las gl¨¢ndulas suprarrenales. Su presencia en la sangre aumenta en situaciones de tensi¨®n emocional. Ha sido fundamental para la supervivencia de la especie humana. Empuja al individuo a la huida o a la acci¨®n, y a tomar decisiones en cent¨¦simas de segundo. A veces, ante una emergencia se hacen cosas raras, que no son coherentes con nuestro temperamento. La culpa es de la adrenalina, que diluye el pensamiento racional y nos convierte en mam¨ªferos en peligro.
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