La ¨²ltima foto de Manuel Espi?eira tiene agujeros
Seis vecinos de Boimorto asesinados en Ames fueron retratados despu¨¦s de muertos
Su b¨²squeda se promete f¨¢cil y su identificaci¨®n tambi¨¦n. Mientras los huesos de los cinco camaradas muertos en O Amenal se demorar¨¢n quiz¨¢s varios meses en San Sebasti¨¢n (en los ex¨¢menes de ADN que se efectuar¨¢n en la Universidad del Pa¨ªs Vasco), los seis cuerpos que aquel 20 de agosto de 1936 fueron arrojados a una cuneta de Orto?o (Ames) contar¨¢n con otro tipo de pruebas de antemano. En la ma?ana del 21, al ser descubiertos los cad¨¢veres, el cura de Orto?o comprob¨®, con sorpresa, que uno de los muertos llevaba anudado al cuello un escapulario. Ser¨ªa republicano, pero era cat¨®lico y, a juicio del sacerdote, merec¨ªa un entierro como Dios manda. Seguramente el devoto difunto era Espi?eira, Manuel Espi?eira L¨®pez, vecino de San Pedro de Brates (Boimorto), porque era el ¨²nico republicano de derechas que fue paseado aquel d¨ªa.
La gente todav¨ªa no se explica por qu¨¦ don Emilio, el p¨¢rroco de Boimil y Andabao que sugiri¨® el escarmiento para los 17 de Boimorto, acus¨® tambi¨¦n a este concejal. Todo el mundo sab¨ªa que hab¨ªa presentado una moci¨®n contra la conversi¨®n de los camposantos de la Iglesia en cementerios civiles. Y a nadie se le escapaba que en 1934 hab¨ªa celebrado la represi¨®n de la huelga general en Asturias. Sin embargo, don Emilio dict¨® su nombre. A don Emilio y a sus sicarios les bastaba con sospechar que hubiese asistido a alg¨²n mitin de izquierdas.
El otro cura m¨¢s piadoso, el de San Xo¨¢n de Orto?o, hizo trasladar el cuerpo de Espi?eira y el de sus cinco compa?eros (Ram¨®n Enjamio, Antonio Felpete, Juan Mart¨ªnez, Jos¨¦ Tojo y Jos¨¦ Barreiro) al cementerio parroquial y all¨ª, en una fosa com¨²n, les dio sepultura. Pero antes hizo que se levantasen seis actas de defunci¨®n, tan completas que adem¨¢s de describir las causas de la muerte -sin descubrir a los autores, por supuesto- inclu¨ªan fotos de los cad¨¢veres. Estas actas no identificaban a los muertos, pero sirvieron para que, a?os m¨¢s tarde, les pusiesen nombre sus familias. De tal manera que ahora se sabe qu¨¦ vecinos de Boimorto esperan en Ames y cu¨¢les aguardan en O Pino para descansar en paz. Por el calzado, que casi siempre se conserva, y algunas otras se?as, quiz¨¢s se pueda descifrar la identidad de alguno antes de ser enviado, irremisiblemente, a Euskadi.
La ¨²ltima estampa de Espi?eira, con traje de domingo, como le indicaron los falangistas que ten¨ªa que presentarse para la cita, tiene agujeros porque fue ametrallado. En el caso de sus compa?eros muertos en Amenal, el viernes se descubri¨® que a tres les dispararon con pistola y que, para los otros dos, los asesinos prefirieron usar la metralleta. Pura cuesti¨®n de comodidad. Los que disparaban desde la carretera les dijeron que echasen a correr ladera abajo por el monte y tres se negaron. Los mataron all¨ª mismo y les dieron el tiro de gracia. Se sabe, porque han aparecido cinco balas (el plomo nunca se corroe) y algunas les atravesaron el cr¨¢neo desde atr¨¢s rompi¨¦ndoles, al salir, la mand¨ªbula.
Este fin de semana la excavadora no par¨®. Los vecinos recordaban d¨®nde se hallaba la primera fosa de la Chousa dos Mortos, pero la segunda, en la que fueron inhumados los que echaron a correr y murieron a lo lejos, se ha desdibujado en el paisaje. Tras el incendio que arras¨® el monte que cruzan los peregrinos, los eucaliptos nacieron desordenados.
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