"Somos una barrera frente a los que s¨ª son extremistas"
Saad el Othmani, de 51 a?os, se ha convertido durante la campa?a electoral en un pol¨ªtico extrovertido. Acaso es el calor que le brindan los militantes que le rodean o la perspectiva de una victoria en las elecciones legislativas del viernes, pero lo cierto es que el secretario general del Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD) se ha olvidado de su timidez y de sus cautelas mientras recorre las calles de su circunscripci¨®n electoral. Sonr¨ªe sin parar, saluda efusivamente y besa a militantes varones.
"No cabe duda de que vamos a ganar", asegura sin titubeos en una conversaci¨®n con EL PA?S. Pasado ma?ana, Marruecos celebra las segundas elecciones legislativas del reinado de Mohamed VI y los pocos sondeos divulgados hasta ahora apuntan, con distintos matices, a una victoria del partido islamista moderado que encabeza Othmani.
"Obtendremos m¨¢s de 70 esca?os [sobre 325] y cerca de un tercio de los sufragios"
"Obtendremos m¨¢s de 70 esca?os [sobre un total de 325] y cerca de un tercio de los sufragios", asegura, lo que convertir¨ªa al PJD en el partido m¨¢s votado. El sistema electoral aprobado a principios de a?o por el Ministerio del Interior perjudica a la formaci¨®n islamista. As¨ª se explica la desproporci¨®n entre votos y representaci¨®n parlamentaria.
El hombre que cree que puede conducir a su partido a la victoria es padre de tres hijos, psiquiatra de profesi¨®n y licenciado en Teolog¨ªa Isl¨¢mica. Se inici¨® en pol¨ªtica en Casablanca, mientras estudiaba, coqueteando con un grupo radical islamista del que se desvincul¨® poco despu¨¦s del asesinato en 1975 de un sindicalista socialista, atentado que sus correligionarios no condenaron. Fue uno de los fundadores del PJD en 1996.
"Tenemos un ¨²nico enemigo en esta campa?a: el dinero", asegura mientras no deja de caminar. "Con ¨¦l se compran votos y muchas cosas m¨¢s. (...) Nuestro primer objetivo, si alg¨²n d¨ªa llegamos a gobernar, es acabar con la corrupci¨®n" que impera en Marruecos. "Lastra nuestro desarrollo". "Pero incluso si no gobernamos, denunciaremos esa lacra desde la oposici¨®n". La reforma de la justicia, la educaci¨®n y la Administraci¨®n p¨²blica son otros de los objetivos.
?Estar¨¢n en el Gobierno? Othmani es evasivo. Sabe que la decisi¨®n depender¨¢ del rey, que nombrar¨¢ a un primer ministro al que puede dar o no el encargo de buscar una mayor¨ªa parlamentaria con los islamistas. "Para que aceptemos entrar en un Gobierno tenemos que estar seguros de que la coalici¨®n que lo respalda es fuerte y homog¨¦nea y de que podremos aplicar m¨ªnimamente nuestro programa", dice. No es la opini¨®n de un amplio sector del PJD, capitaneado por Mustaf¨¢ Ramid, que no quiere ni o¨ªr hablar de su incorporaci¨®n al Ejecutivo. "No tenemos suficientes garant¨ªas para poder aplicar nuestro programa, ni siquiera una parte de ¨¦l", declar¨® en junio Ramid al semanario Le Journal. "Es deshonesto hacer promesas y no poder cumplirlas", dijo Ramid.
El programa al que alude Othmani incluye tambi¨¦n convertir a la shar¨ªa (ley isl¨¢mica) en la principal fuente de la legislaci¨®n marroqu¨ª. "No es nuevo", responde el l¨ªder islamista rest¨¢ndole importancia. "Antes de nosotros, otros pidieron que la Constituci¨®n mencionase a la shar¨ªa y nadie se rasg¨® las vestiduras".
"No tema: en ning¨²n caso vamos a recortar las libertades personales", afirma en tono apaciguador. "Cuando hablamos de moralizar la vida p¨²blica, se trata simplemente de ser m¨¢s severos con conductas, con el alcoholismo al volante o con el turismo sexual, conductas que chocan a la sociedad". "Desde luego, Marruecos es un pa¨ªs musulm¨¢n y no ser¨¢ nunca occidental".
"A los que atrae el extremismo, a veces te?ido de violencia, hay que ofrecerles una concepci¨®n moderada del islam", sostiene Othmani. "Eso es lo que hacemos nosotros". "Somos el equivalente en Marruecos a los dem¨®cratas cristianos de Europa que rechazaban al fascismo. (...) Somos una barrera frente a los que s¨ª son extremistas".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.