Otra vez los 'animal spirits'
Comienza hoy otra semana decisiva para conocer la profundidad del terremoto financiero que afecta al mundo desde principios del mes de agosto, cuyo epicentro fue el sector inmobiliario estadounidense, y que no ha dado desde entonces ninguna se?al de amainar, sino todo lo contrario. En este clima de incertidumbre estaremos al menos hasta el mes de octubre, cuando se multipliquen los indicadores que ya incorporen lo que ha pasado en la coyuntura en agosto y septiembre, y se tengan datos de los beneficios empresariales y bancarios del tercer trimestre del a?o.
De aqu¨ª a entonces se habr¨¢n producido la reuni¨®n de la Reserva Federal (Fed) de la pr¨®xima semana, en la que previsiblemente Ben Bernanke bajar¨¢ los tipos de inter¨¦s (rompiendo una tendencia, ya que desde mediados del a?o 2004 han pasado del 1% al 5,25%), y una nueva reuni¨®n del Banco Central Europeo (BCE) el 4 de octubre. Dec¨ªa Alan Greenspan, el anterior presidente de la Fed -al que, por cierto, algunos echan la culpa de la crisis de las hipotecas de alto riesgo, por haber facilitado la innovaci¨®n financiera sin iguales dosis de regulaci¨®n-, que el lenguaje de un presidente de banco central debe ser oscuro y ambiguo, susceptible de todo tipo de interpretaciones, y por ello muchas veces tan importante como la decisi¨®n que el banco emisor avance sobre los tipos de inter¨¦s es la literatura que la acompa?a. El BCE no subi¨® el precio del dinero la pasada semana para esperar a conocer la profundidad de las turbulencias financieras, pero el 4 de octubre ya tendr¨¢ m¨¢s elementos para sopesarlo. Su presidente, Jean-Claude Trichet, ha avanzado que permanece vigilante y que su misi¨®n es controlar la inflaci¨®n, no el crecimiento de la eurozona. Se trata de saber cu¨¢l de los dos riesgos en cuesti¨®n, la reducci¨®n del crecimiento o el incremento de los precios, cristaliza de modo dominante.
Lo que empez¨® siendo una crisis local, la de las hipotecas de alto riesgo, ha pasado a ser una crisis crediticia planetaria, por efecto de la globalizaci¨®n. He aqu¨ª la tercera crisis global, tras la del verano de 1997, con su epicentro en el sureste asi¨¢tico, y el estallido de la burbuja tecnol¨®gica, con la muerte del 90% de las puntocom de aquel momento, en la bisectriz de los siglos XX y XXI. Esta crisis financiera se manifiesta de dos maneras. En primer lugar, como una crisis de liquidez: los bancos no se prestan dinero unos a otros, temerosos de que cualquiera de ellos tenga un riesgo excesivo (por ahora oculto) en la titulizaci¨®n de las hipotecas de alto riesgo, que acabe afectando al acreedor. La segunda, relacionada con la anterior, es una crisis de confianza. En el mundo de la econom¨ªa, muchas veces la psicolog¨ªa es m¨¢s importante que las matem¨¢ticas. Keynes habl¨® de la "psicolog¨ªa de los mercados de inversi¨®n" y han vuelto a funcionar en primera instancia lo que el genial economista denomin¨® los animal spirits, el factor irracional de la econom¨ªa, la variable an¨ªmica en la determinaci¨®n del nivel de actividad econ¨®mica general. En su Teor¨ªa general dec¨ªa Keynes que las expectativas de los inversores se forman bas¨¢ndose en el temor o en la confianza comunes, y llamaba a este comportamiento los animal spirits.
Dominar este clima de sospecha s¨®lo se conseguir¨¢ con la transparencia: cuando se conozcan los niveles de riesgo de las entidades financieras. M¨¢s, tras la lamentable dejaci¨®n, otra vez, de las agencias de calificaci¨®n de riesgos. A continuaci¨®n se sabr¨¢n las posibilidades de que lo que comenz¨® siendo una crisis hipotecaria y ha devenido en crisis financiera, pase a ser una crisis econ¨®mica: ?despu¨¦s de las finanzas, la econom¨ªa? Los ¨²ltimos datos que llegan de EE UU -crecimiento del paro despu¨¦s de 47 meses consecutivos de incremento del empleo, impago de hipotecas, etc¨¦tera- han vuelto a conjugar el concepto de recesi¨®n, casi con tanta intensidad como el de aterrizaje suave. La OCDE ya ha hecho una revisi¨®n a la baja de sus previsiones de crecimiento, tanto para el a?o en curso como sobre todo para 2008, y lo mismo va a hacer el Fondo Monetario Internacional (FMI), a la luz de las declaraciones de su todav¨ªa director gerente, Rodrigo Rato.
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