?Un adi¨®s con futuro?
Si algo ha caracterizado los cuatro a?os escasos de Imaz al frente de la direcci¨®n del PNV ha sido su voluntad de mirar m¨¢s all¨¢ del corto plazo, algo no habitual en los pol¨ªticos contempor¨¢neos. Por eso es s¨®lo aparente la contradicci¨®n de que encabece su despedida con una apuesta "por el futuro". Teniendo en cuenta que s¨®lo tiene 44 a?os y una vocaci¨®n pol¨ªtica superior a la solidez de su carrera profesional, quiz¨¢ sea prematuro dar por definitivamente terminada la historia p¨²blica de Imaz.
El todav¨ªa presidente del EBB es un pol¨ªtico de ideas, no de poder ni de aparato. Esto explica la libertad con la que se ha expresado, haciendo en ocasiones chirriar los goznes de la urna de las tradiciones del PNV, como cuando planteaba al nacionalismo el objetivo de "seducir a Espa?a". Pero, precisamente, la carencia de una plataforma de poder propia -militante de Guip¨²zcoa, depend¨ªa del apoyo de la organizaci¨®n de Vizcaya- ha lastrado su capacidad para llevar al partido a la renovaci¨®n ideol¨®gica y program¨¢tica que defend¨ªa con pasi¨®n. ?Ha cre¨ªdo Imaz que la sacudida de su marcha puede ayudar a ese objetivo m¨¢s que continuar con un rumbo confuso, mediatizado por los equilibrios y compromisos internos? ?El acuerdo un¨¢nime del EBB sobre una ponencia pol¨ªtica poco sensible a su pensamiento y la retirada hacen lote con un presidente de consenso que s¨ª lo sea? Son dos posibles interpretaciones, aunque el impulso ¨¦tico que ha inspirado las actuaciones de Imaz anima a tomar en consideraci¨®n la primera.
La ponencia que hered¨® en 2004 no era menos soberanista, como Arzalluz y Egibar se encargaron de record¨¢rselo con frecuencia. Sin embargo, eso no le arredr¨® a la hora de expresar sus convicciones, algunas de ellas recibidas con sorpresa y aplausos fuera de su partido, y con estupor y disgusto en sectores del nacionalismo. Ahora parece haber desistido.
Lo cierto es que Imaz se propuso abordar la siempre pendiente renovaci¨®n de la doctrina del viejo partido de Arana, como garant¨ªa de que el PNV siguiera jugando un papel central en la pol¨ªtica vasca y con el objetivo de que la consecuci¨®n para Euskadi de las mayores cotas de soberan¨ªa, a las que aspira como nacionalista con pedigr¨ª, no se hiciera a costa de la desintegraci¨®n social y la marginaci¨®n de los vascos no nacionalistas. Y lo intent¨® en unas circunstancias nada favorables para su empe?o. La experiencia de Lizarra le mostr¨® el riesgo que entra?a asumir discursos ajenos y alejarse, en busca de una Euskal Herria so?ada, de las pol¨ªticas de pacto y transacci¨®n que han situado al Pa¨ªs Vasco real, pese al lastre de la violencia, en los niveles de desarrollo y bienestar actuales.
Su sincero discurso de transversalidad y no cesi¨®n al chantaje del terror, que lo han situado como mu?eco de vud¨² de ETA-Batasuna, explica la convulsi¨®n que su marcha ha causado entre los no nacionalistas. Pero para calibrar el impacto preciso en las entra?as del PNV habr¨¢ que esperar a ver c¨®mo reacciona la militancia ante su discurso en el Alderdi Eguna del pr¨®ximo d¨ªa 30.
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