Balc¨®n de Asturias

Uno de los gozos m¨¢s excitantes de toda escapada de fin de semana es la abstracci¨®n del mundanal ruido. Esa sensaci¨®n de aislamiento, ese v¨¦rtigo de soledad que procuran algunos hoteles de monta?a como el antiguo refugio de cazadores de Bra?agallones, situado en pleno parque natural de Redes, en Asturias. A ¨¦l se accede ¨²nicamente a pie, con un permiso restringido de la Consejer¨ªa de Medio Ambiente, o en un veh¨ªculo todoterreno que pone el refugio al servicio exclusivo de sus hu¨¦spedes. Entre paredes gran¨ªticas, barrancos profundos y t¨²neles excavados en la roca, una pista infernal de 13 kil¨®metros act¨²a ya como v¨ªa disuasoria para quienes intentan ganar altura desde la aldea de Bezanes, en el valle del Nal¨®n. Hayedos, robledales y manchas de abedules ensombrecen lo intrincado del paisaje hasta que, a 1.000 metros, sobre la vega de Bra?agallones, emerge con traza de chal¨¦ suizo el edificio del hotel, secundado por unas cuantas bra?as particulares moteadas contra el fondo verde charol de los montes.

Tras varias experiencias err¨¢ticas, las autoridades del parque concedieron la gesti¨®n del establecimiento a un hostelero solvente, Javier ?lvarez, due?o del tambi¨¦n asturiano Palacio de Cutre, capaz de afrontar con garant¨ªas la transformaci¨®n del refugio de cazadores en un hotel ¨²nico y exclusivo.

No hay cobertura de m¨®vil, ni llega la se?al terrestre de televisi¨®n. Unos generadores propios aseguran con dificultad el suministro el¨¦ctrico, y si se quiere tener comunicaci¨®n con el mundo exterior hay que subir a La Cabina, nombre familiar de una collada situada a media hora de pinrel. Es verdad que las 10 habitaciones reclaman algunos lujos inherentes a este tipo de para¨ªsos perdidos. El mobiliario es m¨¢s bien modesto, y la iluminaci¨®n, algo escasa para la lectura. Pero, gracias a la excepcional calidad humana de su plantilla, la chimenea permanece siempre encendida en el sal¨®n, la cerveza se escancia bien fr¨ªa en el bar, la cena aplaca los est¨®magos insumisos tras una excursi¨®n, y el desayuno, bien sazonado de frutas y elaboraciones caseras, se sirve en una luminosa galer¨ªa acristalada frente al macizo monta?oso.