Mosc¨², como una 'matrioshka'
Rincones inesperados y estaciones de metro palaciegas en la capital rusa
M¨¢s all¨¢ del Kremlin, la tumba de Lenin y la galer¨ªa Tretiakov surgen sorpresas como la colina de los Gorriones y el convento de Novodi¨¦vichi. Peque?os secretos en una ciudad de grandes dimensiones.
No s¨®lo del Kremlin vive Mosc¨². Es una visita obligada, desde luego, al igual que el mausoleo de Lenin y la galer¨ªa Tretiakov. Pero alg¨²n turista desprevenido bien puede pasar por Mosc¨² sin haber visitado ninguna de esas tres maravillas. Y sin haber perdido el viaje. El Kremlin estaba cerrado, mis horarios no coincid¨ªan con los de apertura del mausoleo, y calculando mal las distancias llegu¨¦ a la galer¨ªa Tretiakov cuando estaban cerrando. Pero nunca olvidar¨¦ ese paseo eterno bordeando el Kremlin y el r¨ªo, cruzando puentes y desconfiando a cada paso de mi plano de la ciudad, porque las dimensiones reales son propias de Gulliver: las de las avenidas, que s¨®lo es posible atravesar por t¨²neles subterr¨¢neos, las de los edificios, y las enormes distancias para ir de un punto de inter¨¦s a otro.
Dejarse enga?ar por la falsa impresi¨®n de cercan¨ªa tiene sus ventajas: descubrir peque?os tesoros y, como en todas partes, observar a la gente. Los que se pierden camino de la galer¨ªa Tretiakov pueden refugiarse en la iglesia de San Nicol¨¢s de Pizzi. Las mujeres de largas faldas y pa?uelo en la cabeza que se santiguan con dos dedos, varias veces, frente a cada imagen contrastan con las rusas espl¨¦ndidas y alt¨ªsimas que ganan 600 euros al mes, pero est¨¢n dispuestas a comprarse botas de 500 para taconear por la plaza Roja.
Si la consigna es cubrir grandes distancias, y eventualmente tambi¨¦n perderse, nada mejor que el metro. Uno podr¨ªa pasar el d¨ªa recorriendo el metro moscovita y sus deslumbrantes estaciones, como Mayakovska, dise?ada por Alex¨¦i Dushkin en 1938, con sus elegantes columnas de m¨¢rmol y acero, o Pl¨®shshchad Revolyutsii, con sus estatuas de bronce representando los modelos de ciudadanos rusos para el Estado sovi¨¦tico. A menos que se entienda el ruso y el alfabeto cir¨ªlico, los transbordos resultan algo complicados. Un domingo, y observando las caras de los moscovitas, ensimismadas e inextricables como su alfabeto, como los iconos de Andr¨¦i Rubliov que ya no ver¨¦ en la Tretiakov, llego al parque Izm¨¢ilovski. Kil¨®metros de senderos arbolados y, aqu¨ª y all¨¢, familias en bicicleta, ancianos conversando al sol, y la gran feria de antig¨¹edades, con sus chal¨¦s y ajedreces, sus juguetes de madera y sus matrioshkas. El propio Mosc¨² es como estas mu?ecas que se encajan una dentro de otra.
Miles de torres y c¨²pulas
Un d¨ªa antes de mi partida, Tatiana Pigariova, autora de Autobiograf¨ªa de Mosc¨² (Laertes), me regala un recorrido que bien vale el Kremlin. La primera parada es la colina de los Gorriones, rebautizado mirador de Lenin, que hoy ha recuperado su nombre. Dec¨ªa Ch¨¦jov que desde aqu¨ª hab¨ªa que mirar Mosc¨² para amarlo: parece una ciudad oriental, con sus miles de torres y c¨²pulas de cebolla. A nuestras espaldas se alza el edificio de la Universidad, uno de los siete edificios monumentales encargados por Stalin. Con su aspecto de tarta de bodas t¨ªpica del g¨®tico estalinista, fue odiado por los rusos durante a?os, pero acaba de ser limpiado y es otro basti¨®n del nuevo orgullo ruso impulsado por el controvertido presidente Putin.
Novodi¨¦vichi
Cerca de la estaci¨®n de metro de Sportivnaya se encuentra el convento de Novodi¨¦vichi, fundado por Basilio III en 1524 para conmemorar la toma de Smolensk a los lituanos y uno de los m¨¢s hermosos de los que rodean Mosc¨². Se encuentra cerrado. El guardia apenas nos permite dar una r¨¢pida ojeada al campanario barroco, al cuartel en el que Pedro el Grande recluy¨® a su hermana Sof¨ªa tras arrebatarle el trono, y a la iglesia de la Transfiguraci¨®n. No podemos ver la Virgen de Smolensk, atribuida a Rubliov, pero s¨ª el cementerio. Su reapertura, en 1987, fue una de las conquistas de la gl¨¢snost [apertura pol¨ªtica llevada a cabo por Mija¨ªl Gorbachov que acab¨® con el sistema comunista y la URSS].
Pasearse entre sus tumbas es rememorar la historia de Rusia y del siglo XX: G¨®gol, Ch¨¦jov, Bulg¨¢kov, Maiakovski, Stanislavski, Prok¨®fiev, el escultor Sergu¨¦i Koni¨®nkov y su mujer, Margarita (cuya correspondencia revel¨® que era amante de Einstein y que probablemente rob¨® para Rusia la f¨®rmula de la bomba at¨®mica), el escultor Vadim Sidur (el mejor del siglo XX seg¨²n Picasso)... Durante el r¨¦gimen sovi¨¦tico, este cementerio se convirti¨® en el ¨²nico sitio en el que los artistas pod¨ªan escapar a la censura. La consigna era que cada ciudadano y cada pol¨ªtico fuera representado "cumpliendo con su labor"; as¨ª deb¨ªan vivir hasta el d¨ªa de su muerte, y los escultores no pudieron reprimir la iron¨ªa: el general Preciovski, hablando por tel¨¦fono (?con Dios?); el mariscal Padel Ribalko, rodeado de tanques de juguete, la enorme cara del ministro de finanzas de Stalin.Ivan Shader esculpi¨® a la mujer de Stalin, que se suicid¨®, v¨ªctima ella tambi¨¦n de la opresi¨®n de su marido, con una terrible mano rodeando su cuello. La estatua de Maxim Peshkov, el hijo de Gorki, revela un hombre d¨¦bil e inexistente, el mismo que la KGB utiliz¨® de esp¨ªa de su padre. Nikita Jruschov pidi¨® en su testamento que Ernst Neizvesni, uno de los artistas vanguardistas a los que tanto hab¨ªa criticado, realizara su tumba, y Neizvesni plasm¨® su ambig¨¹edad atrapando su cabeza en el centro de una estructura geom¨¦trica en blanco y negro.
Los versos de Fi¨®dor Ti¨²tchev el poeta admirado por Pushkin, bien podr¨ªan grabarse en la entrada a Novodi¨¦vichi: "Rusia, ni la inteligencia la desentra?a, ni sus confines son de este mundo; en Rusia s¨®lo se puede creer".
Mar¨ªa Fasce (Buenos Aires, 1969) es autora de La felicidad de las mujeres (Destino) y La verdad seg¨²n Virginia (Planeta)
GU?A PR?CTICA
Datos b¨¢sicos- Prefijo telef¨®nico: 00 70 95.- Moneda: rublo (un euro equivale a unos 35 rublos).- Poblaci¨®n: Mosc¨² tiene unos diez millones de habitantes.C¨®mo ir- Iberia (902 400 500; www.iberia.com) vuela directo a Mosc¨² desde Madrid, ida y vuelta, desde 257,08 euros, tasas y gastos incluidos.- Aeroflot (914 31 37 06; www.aeroflot.com), ida y vuelta a Mosc¨² desde Madrid, por 246,30 euros, y desde Barcelona, 397,30 euros, impuestos incluidos.Viajes organizados- General Tours ofrece estancias de tres noches en Mosc¨², con vuelos desde Madrid y Barcelona (v¨ªa Praga), traslados y desayunos, a partir de 829 euros, tasas incluidas.- Catai organiza viajes de ocho d¨ªas a Mosc¨² y San Petersburgo desde 1.562 euros por persona. Con vuelos, traslados, alojamiento en hoteles de cuatro estrellas, desayunos, visitas guiadas y pensi¨®n completa.- Otras mayoristas, como Politours, Mundicolor, Ambassador, ICU y Mapa Tours, entre otras, cuentan con programas similares.Informaci¨®n- Oficina de turismo en Mosc¨² (956 84 02).- www.moscow-city.ru.- Para la obtenci¨®n de visado: Consulado General de Rusia en Madrid (914 11 29 57) o en Barcelona (932 80 02 20).- Turismo de Rusia (www.russia-travel.com).
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