Personas de usar y tirar
No s¨®lo los objetos que adquirimos tienen una vida cada vez m¨¢s ef¨ªmera. Tambi¨¦n las relaciones laborales, de amistad y de pareja. Una sociedad donde resulta m¨¢s econ¨®mico y gratificante reponer que reparar debilita la solidaridad social y provoca una creciente fragilidad en los lazos y v¨ªnculos humanos.
Hace m¨¢s de un a?o publiqu¨¦ en esta misma secci¨®n un art¨ªculo titulado Un mundo de usar y tirar, sobre la breve vida de las cosas que adquirimos, de lo ef¨ªmero que resulta el mundo actual, donde es m¨¢s econ¨®mico y gratificante reponer antes que reparar. A ra¨ªz del mismo, un amable lector escribi¨® una carta donde hac¨ªa una acertada observaci¨®n: me hab¨ªa quedado corto. El mundo de usar y tirar no se limita a las cosas, sino que se extiende a las personas. Expon¨ªa su caso. Era dise?ador gr¨¢fico, y con cincuenta y pocos a?os pr¨¢cticamente ya "le hab¨ªan dado la patada", como vulgarmente se dice.
Ten¨ªa raz¨®n. Me hab¨ªa quedado corto, pero no por falta de consenso, sino de espacio. No pod¨ªa abarcar con suficiente rigor ambos temas en un solo art¨ªculo. As¨ª que aqu¨ª est¨¢ la segunda parte: Personas de usar y tirar.
?Exageramos? No tanto. El eminente soci¨®logo Zygmunt Bauman, uno de los m¨¢ximos exponentes del debate sociol¨®gico actual, habla del amenazante debilitamiento de la solidaridad social y sostiene que ¨¦ste provoca una creciente fragilidad de los lazos humanos.
Acu?a un t¨¦rmino nuevo para los v¨ªnculos que sostienen las relaciones humanas: "Liquid love" (amor l¨ªquido). El amor l¨ªquido es la consecuencia de una sociedad l¨ªquida: "Lo que nos gustar¨ªa es poner en cada relaci¨®n personal un cartel de que se trata de un compromiso, pero hasta nuevo aviso".
Hagamos un repaso por los diferentes tipos de relaciones humanas que se establecen para demostrar hasta qu¨¦ punto esto es as¨ª.
En lo laboral. Como el lector que escribi¨® su carta, hay muchos otros miles. Las prejubilaciones est¨¢n a la orden del d¨ªa (pregunten en RTVE, donde el corte de edad para la reducci¨®n de plantilla se ha establecido con cincuenta y pocos a?os). De hecho, se est¨¢ hablando de una capa social creciente, denominada pre-seniors, y que est¨¢ siendo analizada en sus patrones de ingresos y gastos como un conjunto de poblaci¨®n con unas problem¨¢ticas que no se corresponden con las de los jubilados ni con las de los profesionales en la madurez de su carrera. Lo sorprendente es que esto ocurra en un pa¨ªs donde la proporci¨®n entre menores de 20 a?os y los mayores de 59 est¨¢ igualada. Pensemos que s¨®lo 20 a?os atr¨¢s los j¨®venes eran un 50% m¨¢s que los adultos.
Otra paradoja. La demanda de gente especializada cambia m¨¢s r¨¢pidamente que el tiempo que al trabajador le lleva adquirir y dominar esa especializaci¨®n. Las fuentes de trabajo aparecen y desaparecen de un d¨ªa para otro, casi sin advertencia. No es de extra?ar que, seg¨²n datos del INE, entre 1994 y el 2005 las empresas de trabajo temporal hayan pasado de 86 a 346 y las cesiones de trabajadores hayan aumentado de 300.000 a la ins¨®lita cifra de 1,7 millones de trabajadores.
Conexiones en lugar de relaciones. Bauman pone como ejemplo una situaci¨®n cotidiana: en el tren, un pasajero habla sin parar por su tel¨¦fono con sus seres queridos. Esas conversaciones han dejado de ser los proleg¨®menos de otras que se producir¨¢n cara a cara al llegar para convertirse en sustitutas de ellas. Nos conectamos en lugar de relacionarnos. La idea de "relaci¨®n" tiene hoy d¨ªa negativas connotaciones, pues se trata de una uni¨®n con un cariz de atadura, de grillete de prisi¨®n. La gente prefiere conectarse que relacionarse porque multiplica el universo de relaci¨®n, dando lugar a las denominadas redes. En la actualidad es m¨¢s deseable pertenecer a una red que tener un buen amigo. Ralph Waldo Emerson escribi¨® que cuando uno patina sobre hielo fino, la salvaci¨®n es la velocidad. Cuando la calidad no es suficiente, tendemos a sustituirla por la cantidad. En lugar de relacionarnos con pocos, nos conectamos con muchos. Eso nos da m¨¢s seguridad. Queremos amigos, pero no el compromiso de la amistad. Y conectarse en redes es una buena soluci¨®n porque menor compromiso implica tambi¨¦n menor riesgo. Y es que en un estudio del CIS del a?o 2002 sobre este asunto, el 74% de los espa?oles opinaba que hay que ir con cuidado con la gente antes que confiar en ella. El mismo porcentaje piensa que en todo ser humano hay una parte mala y otra buena, antes de considerar al ser humano como alguien esencialmente bueno. Como consecuencia de ello, sin embargo, tenemos que el 48% de los espa?oles cree que la gente est¨¢ menos dispuesta a ayudar al otro que diez a?os atr¨¢s, y un 33% de los ciudadanos se siente solo con cierta frecuencia.
Relaciones de pareja. Es imposible no abordar el cap¨ªtulo de las relaciones de pareja. Desde que se aprob¨® la Ley del Divorcio, el incremento de rupturas matrimoniales se ha disparado. Soy el primero que est¨¢ de acuerdo en facilitar la separaci¨®n de dos seres humanos cuya uni¨®n les hace infelices. El hombre y la mujer han de poder unirse y separarse con total libertad, y un marco jur¨ªdico que lo garantice es sin¨®nimo de una sociedad de progreso. Y no digamos en los casos de violencia de g¨¦nero y maltrato psicol¨®gico, donde acertadamente no se exige el plazo m¨ªnimo de tres meses de matrimonio. Lo que quisiera poner de relieve es un dato curioso. La Ley del Divorcio no eliminaba tr¨¢mites ni procedimientos ya existentes. Simplemente permit¨ªa que una pareja pudiera solicitar su divorcio sin esperar dos a?os, que era el m¨ªnimo que antes exig¨ªa la ley (un a?o para la demanda de separaci¨®n y otro a?o para la de divorcio). La simple eliminaci¨®n del plazo m¨ªnimo dispar¨® las rupturas. Por cada dos bodas hay un matrimonio que se rompe. Los enlaces aumentan el 5% anual, y las separaciones, el 25%. En Internet es muy f¨¢cil encontrar en la actualidad servicios denominados, tal cual, "divorcio express". Lo que ofrecen es un convenio de separaci¨®n en s¨®lo 24 horas. ?Ahora tambi¨¦n podemos divorciarnos por Internet!
Pronto habr¨¢ m¨¢s personas separadas que casadas. Las relaciones de pareja contin¨²an y continuar¨¢n. Pero lo hacen sobre otra base m¨¢s l¨ªquida y menos duradera. Esto no es una cr¨ªtica a la Ley del Divorcio, pues nunca sabremos si se hubiera evitado alg¨²n divorcio obligando a una pareja a convivir un m¨ªnimo de tiempo. Lo que s¨ª es seguro, los datos as¨ª lo avalan, es que ante la posibilidad de romper a los tres meses de casados, muchos no estuvieron dispuestos a esperar m¨¢s tiempo, confirm¨¢ndose que las relaciones de pareja son el epicentro de ese amor l¨ªquido del cual Bauman nos habla.
Las ventajas de lo l¨ªquido
Modernidad l¨ªquida tiene tambi¨¦n su vertiente positiva. Los l¨ªquidos no mantienen su forma, pero son menos vulnerables que los s¨®lidos. La sociedad de la cual venimos era tal vez m¨¢s s¨®lida, pero tambi¨¦n m¨¢s resistente al cambio y, por ende, menos capaz de evolucionar. Otro asunto es si eso nos hace m¨¢s felices. Espa?a es uno de los pa¨ªses cuyos habitantes se declaran m¨¢s felices. El problema es que la felicidad requiere un marco predecible y de respeto. Es por ello por lo que, en t¨¦rminos de Bauman, "la b¨²squeda de momentos felices o de ¨¦xtasis epis¨®dicos est¨¢ tendiendo a reemplazarla".
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