La ola nacionalista agita Catalu?a
La pugna entre Converg¨¨ncia y Esquerra por la hegemon¨ªa del nacionalismo monopoliza el debate pol¨ªtico catal¨¢n
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Ninguno de los ensue?os iniciales del tripartido de la izquierda catalana ha resultado tan ilusorio como la pretensi¨®n de relegar a un segundo plano el debate nacionalista en Catalu?a y sustituirlo por la discusi¨®n de una agenda de pol¨ªticas sociales. En la legislatura pasada lo impidi¨® la reforma del Estatuto de Autonom¨ªa. Ahora es la permanente disputa entre Converg¨¨ncia Democr¨¤tica (CDC) y Esquerra Republicana (ERC) por el liderazgo del catalanismo.
A su vez, tanto uno como otro partido sufren una creciente presi¨®n de sus alas radicales, que les incitan a dar por fracasada la v¨ªa autonomista a cuenta de una invalidaci¨®n del Estatuto de Autonom¨ªa por el Tribunal Constitucional que dan por descontada. Y a lanzarse por la v¨ªa de la independencia.
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Esta pugna casi monopoliza el debate pol¨ªtico, para desesperaci¨®n del Gobierno de Jos¨¦ Montilla, que no logra imponer su agenda social ni su liderazgo. La carrera entre el partido nacionalista fundado por Jordi Pujol, dirigido ahora por Artur Mas, y los republicanos encabezados por Josep Llu¨ªs Carod incluso ha llevado a este ¨²ltimo a ponerle fecha a un refer¨¦ndum para la independencia de Catalu?a: 2014.
Nadie en Catalu?a cree que vaya a haber un refer¨¦ndum de este tipo. Pero tanto da. Sus partidarios hablan como si fuera a celebrarse ma?ana. Y algunos de sus detractores, tambi¨¦n. Carod recibi¨® el viernes en su despacho oficial de consejero de la Vicepresidencia del Gobierno de la Generalitat a uno de los promotores del refer¨¦ndum, Alfons L¨®pez Tena, vocal del Consejo General del Poder Judicial, propuesto en su d¨ªa por CiU, que le expuso los trabajos que se traen entre manos las plataformas que preparan el refer¨¦ndum.
En el polo nacionalista opuesto, los partidos que rechazan no s¨®lo la independencia de Catalu?a sino su vigente Estatuto de Autonom¨ªa, el PP y Ciutadans-Partido de la Ciudadan¨ªa, se han lanzado en las ¨²ltimas semanas a campa?as de denuncia de la desespa?olizaci¨®n de Catalu?a. Que encuentran eco, sobre todo, fuera de Catalu?a. Su principal caballo de batalla es la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica, sobre la que presionan permanentemente para frenar cualquier avance de la presencia social del catal¨¢n. Con ocasi¨®n de la Diada del Onze de Setembre han resucitado otro cl¨¢sico, la guerra de banderas.
Unos y otros utilizan una ret¨®rica grandilocuente y exagerada, que se realimenta. Unos hablan de que Catalu?a est¨¢ oprimida por Espa?a. Los otros, de que el nuevo Estatuto es un paso en la ruptura de Espa?a y la destrucci¨®n del Estado. La sorpresa de este inicio de curso ha sido que entre las voces que han contribuido a las pol¨¦micas se contaran las de los ex presidentes Jordi Pujol y Pasqual Maragall. Comenz¨® Pujol mostr¨¢ndose comprensivo en una entrevista radiof¨®nica ante una eventual huelga fiscal de los contribuyentes catalanes si el Estado incumple sus obligaciones inversoras. Hablaba sobre la penosa situaci¨®n en que se halla la red ferroviaria de Cercan¨ªas en Barcelona, que es una competencia del Estado. De poco sirvi¨® que, en la misma entrevista, Pujol dijera que desde luego est¨¢ en contra de cualquier huelga fiscal, faltar¨ªa m¨¢s. Pero el da?o ya estaba hecho. Su compresi¨®n se sum¨® al argumentario de quienes sostienen que el Estado expolia a Catalu?a. Y, a la inversa, al de quienes est¨¢n convencidos de que el nacionalismo catal¨¢n es "insaciable".
Luego vino, el martes pasado, la reafirmaci¨®n por Pujol y Maragall de que Catalu?a no est¨¢ suficientemente bien reconocida como naci¨®n en la vigente Constituci¨®n. Lo dijeron en una ocasi¨®n solemne, el acto en que recibieron la Medalla de Oro de la Generalitat. Son ideas que ambos han expuesto en muchas otras ocasiones, pero ni que decir tiene que en esta fueron interpretadas como un respaldo a los que rechazan la v¨ªa estatutaria.
Una de las caracter¨ªsticas de esta situaci¨®n es que CiU, que durante d¨¦cadas constituy¨® el eje pol¨ªtico de Catalu?a, tiene crecientes dificultades para mantenerse en ¨¦l. En su permanente pugna con ERC, prodiga gui?os a los sectores soberanistas, compite con los independentistas por el voto radical. Pero la ambig¨¹edad con que Pujol transitaba en la frontera que separa al autonomismo del independentismo es muy dif¨ªcil de mantener en el actual contexto. Algunos dirigentes socialistas opinan que CiU est¨¢ perdiendo la centralidad que ha ocupado siempre en el escenario pol¨ªtico catal¨¢n.
El sucesor de Pujol en la direcci¨®n de Converg¨¨ncia, Artur Mas, ha escogido este momento para lanzar una oferta de "refundaci¨®n del catalanismo" con la que pretende tomar la iniciativa pol¨ªtica que en estos momentos est¨¢ en el campo de los independentistas. La oferta de Mas ha sido inicialmente rechazada por los dem¨¢s partidos catalanistas, PSC, ERC e Iniciativa Verds, e incluso por el partido socialcristiano aliado con Converg¨¨ncia, la Uni¨® Democr¨¤tica de Josep Antoni Duran. ?ste quiso ayer visualizar su enfado congelando la proclamaci¨®n de su candidatura a las elecciones generales por CiU. El democristiano no formalizar¨¢ su concurrencia hasta que Mas aclare en qu¨¦ consiste exactamente su propuesta. Y es que en las filas de Uni¨® se ha tildado de "traici¨®n" el debate abierto por su socio a las puertas de unas generales.
Mas ha hecho suya buena parte del diagn¨®stico de algunos analistas pol¨ªticos, contenido en el libro titulado La rectificaci¨®, que da por agotadas las formulaciones del catalanismo nacido hace 150 a?os. Una de las ideas que asume como ya obsoletas es la de que el catalanismo ha de modernizar Espa?a y regenerar el Estado. Que, parad¨®jicamente, es una de las que mov¨ªa a Maragall en su etapa como presidente de la Generalitat. Mas propone que la prioridad del futuro sea "situar a Catalu?a en el mundo", una formulaci¨®n que, no sin malicia, fue interpretada en clave independentista incluso en medios afines a CiU y provoc¨® un alud de acusaciones de que Converg¨¨ncia se decantaba hacia el radicalismo.
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"Catalu?a ser¨¢ una naci¨®n reconocida en la Constituci¨®n de su Estado"
"(...) Y en esta Europa, Catalu?a ser¨¢ una naci¨®n, espero que alg¨²n d¨ªa reconocida no s¨®lo en el pre¨¢mbulo de su Estatuto sino en la Constituci¨®n de su Estado. Todo llegar¨¢. (...) En Europa hay m¨¢s culturas que pa¨ªses, m¨¢s naciones que Estados. (...) Ha llegado el momento de decir claramente que en la Pen¨ªnsula est¨¢n casi la mitad de las naciones sin Estado de Europa. Sin embargo, conviene que no creamos que del reconocimiento de este hecho se derivar¨¢ nuestra felicidad. En absoluto".
"La Constituci¨®n ha de adaptarse a Catalu?a y respetarla"
"(...) Catalu?a como pa¨ªs, como naci¨®n, no es un invento. Es una realidad hist¨®rica, de materia y de esp¨ªritu, de cuerpo y alma, de sentimiento y de instituci¨®n. Que viene de lejos. Catalu?a no es fruto de ninguna Constituci¨®n ni de ning¨²n pacto pol¨ªtico ni de ning¨²n programa electoral. Viene de mucho m¨¢s lejos y de m¨¢s hondo. No es ninguna abstracci¨®n. Por lo tanto, no es Catalu?a la que ha de adaptarse a una Constituci¨®n, sino la Constituci¨®n, la que sea, la que debe adaptarse a Catalu?a y respetarla".
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