"No hay que lamentarse"

"Toca sufrir". Miguel se desesperaba junto a sus amigos al final del ¨²ltimo cuarto, con un apretado 49-46 en el marcador. Se mord¨ªa las u?as. Se giraba para todos los lados, miraba a su alrededor. Y toc¨® sufrir hasta el final, hasta la derrota. Miles de personas vibraron anoche en la Plaza de Col¨®n de Madrid con la selecci¨®n espa?ola de baloncesto, a la que acompa?aron y siguieron a trav¨¦s de cuatro pantallas gigantes durante las casi dos horas que dur¨® la final del Europeo entre Espa?a y Rusia.

"Somos los campeones, no podemos fallar", afirmaba Mar¨ªa, una de las personas que abarrotaban el campo base de la afici¨®n espa?ola m¨¢s de media hora antes de iniciarse el partido. Todo eran nervios. Pero nervios con ilusi¨®n, con confianza. En primera fila, unos paisanos de Jos¨¦ Manuel Calder¨®n. "De Villanueva de la Serena, capital", dec¨ªan. La afici¨®n estaba dispuesta a todo. Desde la primera canasta. Desde el primer rebote o el primer robo de bal¨®n.

Poco a poco se iban consumiendo los minutos y nadie se mov¨ªa de la Plaza de Col¨®n. Espa?a no consegu¨ªa despegarse en el marcador y los nervios tomaban posici¨®n en cada rinc¨®n. Una chica con la cara pintada fumaba un cigarrillo. Llevaba la bandera de Espa?a a la espalda, en forma de capa. "?Bien!", gritaba, y amagaba con salir al contraataque. Kirilenko acababa de fallar un triple. Cada minuto se convirti¨® entonces en un siglo. Cada jugada, cada bal¨®n al aire se reproduc¨ªa a c¨¢mara lenta en las retinas de una afici¨®n que se desesperaba. Y a¨²n as¨ª, la confianza. Entonces lleg¨® el mazazo. Canasta de Holden. Fallo de Gasol. Toda la plaza se estremeci¨® con un grito de horror. Y despu¨¦s, el vac¨ªo y la tristeza que queda despu¨¦s de tanta emoci¨®n, de tanta ilusi¨®n. "No hay que lamentarse, llegar a una final es ya algo grande", repet¨ªa Gonzalo con la boca peque?a y con l¨¢grimas en los ojos. L¨¢grimas de plata.