El d¨ªa de 'los meninos da Vila'
Robinho y Diego, compa?eros desde los diez a?os en el Santos brasile?o, se enfrentan por primera vez tras "rescatar el f¨²tbol arte"
Robinho y Diego no recuerdan con exactitud cu¨¢ndo se conocieron. Ten¨ªan nueve o diez a?os cuando coincidieron en las categor¨ªas inferiores del Santos. Tambi¨¦n acud¨ªan a la misma escuela, aunque ca¨ªan a menudo en la tentaci¨®n de saltarse las clases para improvisar un partido. Se hicieron hombres forjando una complicidad devastadora. Crecieron bajo el manto protector de las grandes leyendas del club paulista, cuyo car¨¢cter diferencial ha estado hist¨®ricamente marcado por la eclosi¨®n de fant¨¢sticos jugadores de su cantera. Hoy, Robinho probablemente jugar¨¢ con el Madrid y se enfrentar¨¢ por primera vez al que fue su mejor socio, ahora en el Werder.
En los a?os 90, Pel¨¦ ten¨ªa un despacho en el centro de formaci¨®n del Santos, y sol¨ªa bajar a los campos de entrenamiento para aleccionar a las promesas. Robinho recuerda que O Rei trataba a todos por igual, pero ni ¨¦l ni Diego aprend¨ªan demasiado con 12 o 13 a?os: su cuadrilla no escuchaba, pasmada por la fascinaci¨®n que les provocaba el mito. Diego encarnaba el pase y Robinho el regate. No tardaron en se?alarse como los mejores de su camada y Pel¨¦ acab¨® poco menos que apadrin¨¢ndolos.
"Cuando Diego me mira no me fijo en el bal¨®n", dice Robinho de su compa?ero de selecci¨®n
En 2001, Formiga, lateral del Santos de Pel¨¦, coordinaba la cantera y presionaba al t¨¦cnico del primer equipo, Celso Roth, para que incorporara sangre joven. Roth acab¨® atrevi¨¦ndose, primero con Diego (16 a?os), luego con Robinho (17). Zito, ganador de dos Mundiales, era el gerente deportivo: "Esper¨¢bamos recoger el fruto de nuestro trabajo uno o dos a?os m¨¢s tarde, pero tuvimos suerte. Es muy dif¨ªcil reunir dos jugadores tan talentosos en un mismo equipo y en una misma generaci¨®n".
El intuitivo f¨²tbol de Diego evocaba a Zizinho, Gerson o Did¨ª, la gloriosa estirpe brasile?a de armadores de juego. Y Garrincha habr¨ªa brindado por cada regate de Robinho. Se ganaron el apodo de Meninos da Vila, que rememoraba el Santos que gan¨® el campeonato de 1978, el primero tras la jubilaci¨®n de Pel¨¦. Pero Diego y Robinho les superaron. Iluminado por el rendimiento de la pareja en 2002, el Santos gan¨® por primera vez el campeonato nacional. En la final ante el Corinthians, Diego se lesion¨® a los tres minutos y fue sustituido mientras lloraba. Una injusticia del azar que Robinho veng¨® con una descomunal jugada en la que provoc¨® un penalti tras anudar la cintura del central Rogerio haciendo siete pedaladas sobre la pelota. Su entrenador, Emerson Leao, elev¨® el list¨®n de los elogios: "Robinho dribla mejor que Pel¨¦ y Diego arma un ataque mejor que Zico". Tel¨¦ Santana, bandera de la sensibilidad brasile?a m¨¢s cl¨¢sica, se cargaba de argumentos en su cruzada contra la mediocridad: "?Qu¨¦ placer ver a estos chicos! Rescataron el f¨²tbol arte que en el Santos no se ve¨ªa desde Pel¨¦ y Coutinho".
La pareja sigui¨® haciendo travesuras hasta que en 2004 Diego fich¨® por el Oporto. El centrocampista suele bromear con el car¨¢cter presumido del delantero, del que dice que es incapaz de mirarse en un espejo sin posar. Y afirma ganar siempre sus apuestas con el madridista: "Ya ocurr¨ªa en el Santos, y tambi¨¦n en la selecci¨®n. Me sigo comiendo muchos churrascos a su costa". Cada reencuentro en la selecci¨®n es motivo de bromas. Por una de ellas, en el preol¨ªmpico de 2003, recibieron una monta?a de cr¨ªticas tras la eliminaci¨®n de Brasil: entre risas, Robinho le baj¨® los pantalones a Diego mientras ¨¦ste posaba para una foto oficial. Cuando ambos visten la camiseta verde amarelha resucitan en el campo una sociedad complementaria, creativa y eficaz. Cada pared que tiraban en el Santos conten¨ªa un fascinante ejercicio de complicidad que ayer Robinho recordaba con nostalgia: "Diego es muy inteligente. Hay veces que me mira y yo ni siquiera me fijo en el bal¨®n, sino que miro el espacio al que desmarcarme. Ya s¨¦ que ¨¦l me va a poner un pase interior a la espalda de la defensa".
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