Un proyecto contra viento y marea

Irene tiene unos ocho a?os. Ayer, como es habitual durante la ¨¦poca escolar, se levant¨®, desayun¨® y fue a clase. Todo normal. Sin embargo, todo fue diferente a otras veces. Irene se despert¨® ayer en el patio de su colegio y desayun¨® all¨ª mismo antes de entrar en su clase. Va al Trabenco de Legan¨¦s, un colegio concertado donde, desde el pasado lunes, padres y alumnos han iniciado una acampada protesta en defensa de su proyecto educativo. Consideran que est¨¢ amenazado por las ¨²ltimas decisiones de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n, como eliminar dos profesores en comisi¨®n de servicio -maestros que solicitan un destino en un centro concreto-. Los padres dicen que no acabar¨¢n con su protesta hasta que la Comunidad rectifique.

Mientras tanto, la consejer¨ªa no se mueve un ¨¢pice de su posici¨®n desde hace semanas. Un portavoz de Educaci¨®n insiste en que los padres "no pueden elegir a dedo a los profesores", y a?ade que los responsables pol¨ªticos s¨®lo hablan de los problemas educativos de un centro con la direcci¨®n del mismo "y hasta ahora no nos han comunicado nada".

Una gran pancarta da la bienvenida al colegio: "SOS. Proyecto Educativo en Peligro". Los promotores de la protesta quieren que quede claro desde el principio: "?ste es un problema que va m¨¢s all¨¢ de uno u otro profesor, es una cuesti¨®n de respeto a un proyecto elegido por los padres para sus hijos y que consideramos en peligro". Alegan que la Consejer¨ªa de Educaci¨®n no lo respeta y por eso protestan.

El modelo del Trabenco -nacido hace 35 a?os como una cooperativa de profesores- es particular. Es un colegio peque?o, apenas existe un aula por curso para los 203 alumnos matriculados. Se ense?a sin libros de texto fijos. Tampoco se hacen ex¨¢menes. "Nuestra intenci¨®n es que nuestros hijos aprendan a investigar y a compartir", recalca Julia Guti¨¦rrez, una de las madres que protestan.

"Funcionamos mediante la participaci¨®n, con consejos escolares abiertos en asamblea, donde todo el mundo es escuchado", contin¨²a. Tambi¨¦n los peque?os participan en su aprendizaje y hacen balance sobre lo aprendido.

Junto a la entrada, una veintena de tiendas de campa?a se han convertido en s¨ªmbolo del pulso de Trabenco con la Comunidad. En ellas duermen "los del turno de noche". Por el d¨ªa, el centro es un hervidero. Padres y alumnos vienen y van, juegan en el patio, organizan la comida y charlan en corrillos. "El ¨¢nimo es bueno y resistiremos, aunque ojal¨¢ esto pudiera acabarse ma?ana", reconoce una madre.

Ayer cant¨® para los amotinados del Trabenco Amparo S¨¢nchez, Amparanoia: "Estoy aqu¨ª porque tengo dos hijos y porque creo que los padres debemos tener libertad para elegir la educaci¨®n", explic¨®.