Dos tiros para un p¨¢jaro
A lo mejor si los pol¨ªticos hacen cosas raras es porque siempre est¨¢n en posiciones forzadas, dobl¨¢ndose de una forma antinatural cada vez que se postulan, se posicionan y todo eso, se dijo Juan Urbano mientras miraba su entrada para el concierto de esta noche en el Palacio de los Deportes. Se le hab¨ªa ocurrido eso al pensar que la distancia m¨¢s larga entre dos puntos es una bandera, pero s¨®lo cuando la lleva en la mano un candidato a algo, cualquiera que pretenda cortarla en tiras para hacer con su tela mordazas o vendas; porque, por lo general, el resto de la gente sensata no ve en ellas, en las banderas, mucho m¨¢s que un trapo de colores que cambia de direcci¨®n seg¨²n de qu¨¦ lado sople el viento.
?Ser¨¢ cierto que la pol¨ªtica es el arte de cavar abismos mientras que la m¨²sica es el de hacer puentes?
Qu¨¦ placer sentir, una vez m¨¢s, que la cabeza baila y los pies comprenden, y que cada canci¨®n vuela por dentro...
"O si no, f¨ªjense en lo que hacen Sabina y Serrat en este espect¨¢culo que se llama Dos P¨¢jaros de un Tiro", se dijo como si le hablase a un auditorio, "y comp¨¢renlo con los discursos de tanto corneta en ropa de calle como anda por ah¨ª, tambi¨¦n en Barcelona y en Madrid, igual que en todas partes, s¨®lo que m¨¢s", brome¨®. "Ver¨¢n que es justo lo contrario y que entre lo que los cantantes cantan sobre el escenario y los diputados diputan en los parlamentos hay las mismas diferencias que entre todo lo que une y todo lo que separa, lo que suma y lo que resta".
?Tendr¨¢ raz¨®n? ?Ser¨¢ cierto que la pol¨ªtica es el arte de cavar abismos mientras que la m¨²sica es el de hacer puentes? En cualquier caso, Juan Urbano sab¨ªa de lo que hablaba, porque le¨ªa todas las ma?anas los peri¨®dicos pero tambi¨¦n hab¨ªa visto dos veces ese concierto, durante el verano, primero en Tarrasa y despu¨¦s en Algeciras, y se hab¨ªa asombrado con la mezcla de talento de los dos compositores, que as¨ª es como ¨¦l los llama, y no "cantautores", que siempre le ha parecido una palabra tan tonta como lo ser¨ªan "escribepoeta" o "pintartista". Eso es lo que ¨¦l sabore¨® cuando Serrat y Sabina interpretaban las canciones del otro como si las cocinasen, una mezcla natural, un invento hecho a base de cosas ya inventadas, lo nunca visto como resultado de lo ya conocido. Pero sobre todo eso, es una mezcla y es natural.
A lo mejor es que si a alguien tan Catalu?a como Joan Manuel Serrat y a alguien como Joaqu¨ªn Sabina, que aunque sea de ?beda es Madrid, les resulta tan f¨¢cil encontrar caminos abiertos y a los pol¨ªticos s¨®lo se les ocurren fronteras, tendremos que pensar que una de las dos cosas es mentira. Porque estoy seguro de que ni uno solo de los alrededor de 50 mil espectadores que van a haber visto la actuaci¨®n triple de esta doble ese superlativa en Madrid tendr¨¢ la sensaci¨®n de que Serrat o sus canciones sean menos suyos que de alguien de Girona, por poner un ejemplo. Juan Urbano hab¨ªa asistido a otros conciertos del noi de Poble Sec en Madrid y hab¨ªa escuchado el aplauso caluroso del p¨²blico cuando hizo una canci¨®n en catal¨¢n. Y en Tarrasa a Sabina se lo com¨ªa la gente sin pedirle el acta de nacimiento, ni nada por el estilo. O sea, que todo lo dem¨¢s es un artificio, una estratagema, puro teatro.
Como no hay dos sin tres, cu¨¢nto iba a volver a gustarle esta noche el concierto a Juan Urbano, qu¨¦ placer sentir una vez m¨¢s que la cabeza baila y los pies comprenden, y que cada canci¨®n vuela por dentro de la gente como un p¨¢jaro con dos tiros, uno hecho desde cada cantante, pero no tiros de matar sino de aviso, disparados para que el p¨¢jaro se vuele y no lo pueda echar en su red cualquier desaprensivo de esos que quieren hacernos creer que las gaviotas del Mediterr¨¢neo son los enemigos de las palomas de Calle Melancol¨ªa, mala gente que camina, eternamente empe?ada en conseguir que todas las cosas tangibles e intangibles de este mundo se puedan envolver en una bandera hasta hacerlas desaparecer. Ser¨¢ una casualidad, pero ?se han fijado en lo que se parecen las palabras "bandolero" y "abanderado"?
No s¨¦ qu¨¦ har¨¢n todos ustedes en este preciso instante, pero Juan Urbano no hace nada, simplemente est¨¢ en casa deseando que el tiempo vuele y nos den las diez, que es la hora del concierto, y luego las once, las doce, la una, las dos y las tres. Y ojal¨¢ fuera de la canci¨®n el final sea el mismo, ustedes ya me entienden.
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