B¨¦lgica se evapora
Los conflictos entre flamencos y valones y la dificultad para formar Gobierno amenazan la unidad
El explorador Herman van Rompuy lleva oteando en la jungla de partidos pol¨ªticos belgas desde finales de agosto sin amarrar el m¨¢s m¨ªnimo acuerdo. El explorador es un democristiano flamenco (CDV) -partido que, aliado con los nacionalistas moderados (N-VA), gan¨® las elecciones el 10 de junio -es el ¨²ltimo elegido por el rey Alberto II para tantear a las dem¨¢s fuerzas para formar Gobierno. Es el cuarto intento del monarca, que ve c¨®mo el pa¨ªs se le va de las manos, por la dif¨ªcil digesti¨®n de las crecientes demandas independentistas de Flandes.
Tres d¨ªas despu¨¦s de las elecciones, el monarca hab¨ªa probado suerte, sin ¨¦xito, designando un informador, Didier Reynders, liberal franc¨®fono vencedor de los comicios en Valonia, para que realizara los primeros escarceos. Despu¨¦s, a primeros de julio, Alberto II, 73 a?os, recuperado de una rotura de cuello de f¨¦mur, recurri¨® a un negociador-mediador, Jean-Luc Dehaene, cristiano flamenco y ex primer ministro, que renunci¨® al empleo al cabo de 10 d¨ªas. Seguidamente, el jefe del Estado opt¨® directamente por un formador, Ives Leterme, para que intentara formar Gobierno. El l¨ªder de los democristianos flamencos, que con 800.000 votos, fue el m¨¢s claro ganador y se perfilaba como primer ministro, tampoco logr¨® la cuadratura del c¨ªrculo.
El pa¨ªs cumple 105 d¨ªas sin Ejecutivo, pero sigue funcionando con envidiable normalidad
Los flamencos aspiran a transformar el actual Estado federal en confederal
"B¨¦lgica es un paciente terminal, y es hora de la eutanasia", dice el l¨ªder de la extrema derecha
Universidades, partidos y bibliotecas est¨¢n separados por comunidades
A finales de agosto el rey pas¨® la pelota al explorador Van Rompuy, que sigue sin encontrar un equipo para llevar las riendas de este pa¨ªs, uno de los Estados m¨¢s j¨®venes de Europa, que se independiz¨® de la luterana Holanda en 1830 con el impulso de sus activos liberales y el auspicio de los brit¨¢nicos, que se adelantaron en la revoluci¨®n industrial a franceses y alemanes.
Hoy B¨¦lgica cumple 105 d¨ªas sin Gobierno. El pa¨ªs sigue funcionando con envidiable normalidad con el Ejecutivo anterior de Guy Verhofstadt (liberales y socialistas), que se limita a ejecutar los affaires courantes y las cuestiones urgentes. Este pa¨ªs de gente educada, culta y pac¨ªfica, que ha sido barrido en las dos ¨²ltimas guerras mundiales, funciona la mar de bien y sin sobresaltos, a pesar de sus querellas. Los belgas ya han pasado por este trance de vivir m¨¢s de 100 d¨ªas sin Gobierno en tres ocasiones. En 1979 (106 d¨ªas); 1988 (148 d¨ªas) y 1992 (103).
Las dificultades de constituir el Gobierno federal derivan de los problemas para formar una mayor¨ªa parlamentaria que represente equilibradamente a Flandes y Valonia, dos comunidades que marchan a distinta velocidad y en diferente direcci¨®n. Los flamencos al norte, unos seis millones, monoling¨¹es con su neerland¨¦s, han pasado de ser los ignorantes campesinos que enviaban a sus hijos a las industrias del sur a una sociedad pujante donde florecen miles de peque?as y medianas empresas y con una gran pasi¨®n art¨ªstica. Los valones, 3,5 millones, de habla exclusivamente franc¨®fona, intentan superar el declive que han sufrido sus grandes siderurgias y miner¨ªas y por primera vez rompiendo clich¨¦s aprenden la lengua del norte.
El pa¨ªs aguanta gracias a Bruselas, m¨¢s de un mill¨®n de habitantes, biling¨¹es, tambi¨¦n en plena expansi¨®n econ¨®mica, con un creciente protagonismo pol¨ªtico internacional desde que acoge la capital de la Uni¨®n Europea. La suerte o la desgracia es que Bruselas est¨¢ en Flandes y es reivindicada como capital por las dos partes. Completa el cuadro una peque?a comunidad alemana de unos 70.000 habitantes.
En calidad de formador, Leterme ha propuesto la coalici¨®n naranja-azul, un fruto surrealista, t¨ªpicamente belga, que como se ve es de dif¨ªcil maduraci¨®n. Sus colores provienen de los partidos que la integran. El naranja simboliza a la familia democristiana en Flandes (CDV) y a su equivalente democristiano humanista en Valonia (CDH), que lidera Jo?lle Milquet. El azul es el de los liberales flamencos (Open VLD) de Bart Somers y sus correligionarios franc¨®fonos del Sur del Movimiento Reformatorio de Reynders. Los socialistas flamencos de Johan Vande Lanotte, han preferido ir a la oposici¨®n.
Las dificultades de Leterme para formar Gobierno han aparecido a la hora de intentar llevar a la pr¨¢ctica su ambicioso programa electoral rebosante de reclamaciones de nuevas competencias, que exig¨ªan una profunda reforma institucional. De aquellos barros, estos lodos. Flandes pide competencias en justicia, empleo, impuesto sobre la renta, c¨®digo de circulaci¨®n y gestionar los servicios de salud, la pol¨ªtica familiar, los convenios colectivos y ferrocarriles, entre otros. Su lema es "lo que hacemos nosotros mismos lo hacemos mejor". En s¨ªntesis, aspiran a convertir el actual Estado federal en confederal, para dar m¨¢s poder a las regiones, que despu¨¦s podr¨ªan decidir las condiciones de su asociaci¨®n. El modelo ser¨ªa Suiza. Pero esta reforma requiere mayor¨ªas de dos tercios, de las que no disponen los flamencos. Por ello intentan pactarlas ahora junto a la negociaci¨®n del Gobierno.
Los valones, especialmente Milquet, conocida como madame no, no est¨¢n por regalar nada. Al principio no ped¨ªan nada, pero tal como van las cosas tambi¨¦n han hecho su lista. Quieren ampliar la regi¨®n de Bruselas y un Senado paritario. La presidenta de la comunidad franc¨®fona, Marie Arena, promueve la redefinici¨®n de esta comunidad, que junto con Bruselas suman 4,5 millones de habitantes. Una sugerencia pasa por crear un corredor entre Valonia y Bruselas por si alg¨²n d¨ªa se ven obligados a reducir a B¨¦lgica a este territorio.
El radicalismo de la campa?a electoral y los forcejeos para formar Gobierno han disparado el sentimiento nacionalista en Flandes. Una encuesta reciente reflejaba que el 46% de los flamencos son partidarios de la separaci¨®n ahora y dos tercios est¨¢n convencidos de que m¨¢s pronto o m¨¢s tarde Flandes ser¨¢ independiente.
Frente a esta avalancha de malos presagios, Louis Michel, liberal franc¨®fono pero que se identifica como belga, comisario de Desarrollo y Ayuda Humanitaria de la UE, se muestra "optimista" pese a la crisis. "Hemos tenido situaciones m¨¢s dram¨¢ticas en el pasado y hemos encontrado soluci¨®n", asegura. Michel sostiene que "la separaci¨®n de las tres regiones no se producir¨¢ jam¨¢s".
El clima de excitaci¨®n pol¨ªtica llev¨® el 10 de septiembre al Vlaams Belang, el partido separatista flamenco, acusado de xen¨®fobo, a proponer un refer¨¦ndum para la independencia de Flandes en su Parlamento. Filip Dewinter, l¨ªder de este partido de extrema derecha, afirm¨®: "Asistimos a la lucha contra la muerte de un paciente en fase terminal llamado B¨¦lgica; ya es hora de que le apliquemos la eutanasia". Nadie le apoy¨®, salvo sus diputados y un ex miembro del partido. Socialistas, liberales, verdes, democristianos y nacionalistas moderados se pronunciaron en contra. Los flamencos quieren reformas, pero no el divorcio. Al menos por ahora.
Desde los a?os sesenta, la senda de la divisi¨®n se agranda. Se han separado los partidos, las universidades y las bibliotecas, seg¨²n las comunidades. En 1968, la fiebre alcanz¨® a la hist¨®rica Universidad de Lovaina (1425). Los cat¨®licos flamencos expulsaron a los cat¨®licos valones. Cuesti¨®n de lenguas. La soluci¨®n fue crear una universidad para los franc¨®fonos en Ottinges. En la biblioteca, los libros pares para los flamencos y los impares para los valones.
B¨¦lgica, que naci¨® biling¨¹e y como tal funcion¨® durante m¨¢s de un siglo, retrocedi¨® al monoling¨¹ismo en los a?os veinte, por decisi¨®n de los valones. Un error grave. El pueblo flamenco fue dominado por la burgues¨ªa franc¨®fona y la suya, que prohibi¨® su lengua e impuso el franc¨¦s.
Pero a medida que asoma el abismo de la ruptura se calman los ¨¢nimos. Paul Goossens, periodista de la agencia belga, fundador de De Morgen y compa?ero de clase del entonces estudiante en Lovaina Felipe Gonz¨¢lez, advierte: "Cuando se hacen las cuentas y se consideran las consecuencias de todo esto se ve que hay que reflexionar mucho m¨¢s".
Las cuentas est¨¢n enfriando muchos ¨¢nimos. Y aparecen las preguntas de dif¨ªcil respuesta: ?C¨®mo se reparten los 250.000 millones de euros de deuda? ?Qu¨¦ pasa con las prestaciones sociales de los valones, que se reducir¨ªan en un 20%? ?C¨®mo se reparte el ferrocarril? ?Qu¨¦ pasa con las sedes europeas y la representaci¨®n en la UE? Los flamencos perder¨ªan las dos marcas m¨¢s importantes del pa¨ªs, B¨¦lgica y Bruselas, que les abren las puertas al mundo.
"El llano pa¨ªs" y tambi¨¦n "falso pa¨ªs" que adoraba Jacques Brel se encuentra en una grave disyuntiva, aunque lo serio no se discute. De com¨²n acuerdo, los belgas han logrado sanear las cuentas p¨²blicas, acordado un plan para sus centrales nucleares y env¨ªan sus soldados a L¨ªbano y Afganist¨¢n. "Los belgas, los galos m¨¢s bravos" como les defini¨® Julio C¨¦sar, tienen todav¨ªa mucho que contar.
Bruselas, el ancla del pa¨ªs
"?Si nos separamos, qu¨¦ hacemos con Bruselas?" Es la pregunta de m¨¢s dif¨ªcil respuesta para los secesionistas flamencos. Bruselas, la capital belga y europea, situada en territorio flamenco como una isla, es el obst¨¢culo m¨¢s serio para la divisi¨®n del pa¨ªs.
El ministro de Asuntos Exteriores, Karel de Gucht, ha establecido un s¨ªmil que le ha hecho famoso. "B¨¦lgica", afirma, "es como unos hermanos siameses, Flandes y Valonia, unidos por la cabeza, que es Bruselas, y que, por tanto, no es posible separar".
Acogedora, con una larga tradici¨®n de receptora de exiliados pol¨ªticos, artistas e intelectuales, ha adquirido un creciente prestigio internacional a medida que se ha ido ampliando la UE y atrayendo por ello la sede de influyentes lobbys, think-tanks y organismos internacionales.
Todo ello ha contribuido a que Bruselas se consolide como la tercera regi¨®n m¨¢s rica de la Uni¨®n, detr¨¢s de Londres y Luxemburgo. Este crecimiento ha generado una afluencia de franc¨®fonos en las comunas flamencas que la rodean, con el neerland¨¦s como lengua ¨²nica, que es otra fuente de conflictos.
El contencioso m¨¢s serio se produce por la existencia de otra rareza belga: el distrito electoral federal y departamento judicial de Bruselas-Hal-Vilvorde. Una agrupaci¨®n, constituida por las 19 comunas de la capital, biling¨¹es, y 35 flamencas de sus alrededores, de las que s¨®lo seis tienen "facilidades" ling¨¹¨ªsticas. La presi¨®n demogr¨¢fica de Bruselas ha propiciado el desembarco en este territorio de 150.000 franc¨®fonos que exigen el uso de su lengua en la educaci¨®n y las instancias p¨²blicas.
Los flamencos exigen la escisi¨®n de las 35 comunas de este distrito electoral y as¨ª trazar una l¨ªnea m¨¢s n¨ªtida entre Flandes y Valonia que acabe con esta zona borrosa. Es la manera de reparar el terreno a una hipot¨¦tica separaci¨®n. Los valones piden en contrapartida la ampliaci¨®n de la regi¨®n de Bruselas con la incorporaci¨®n de las seis comunas con "facilidades", lo que resulta inconcebible para Flandes seg¨²n se?alaba La Libre Belgique.
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