La econom¨ªa paralela se dispara en Cuba
Los apuros de una sociedad que apenas habla de pol¨ªtica hacen florecer industrias y servicios al margen del sistema oficial
Las voces de los guajiros apremian en las carnicer¨ªas ambulantes y tenderetes instalados los fines de semana en La Habana por campesinos llegados de la provincia: "?Aguacate, mango, pi?a! ?Caballeros, que me estoy yendo! ?Bajo precios!". Los mercados callejeros venden en pesos nacionales y surten a los cubanos sin apenas divisas, que permiten el acceso a las tiendas con m¨¢s g¨¦nero y menos aglomeraciones. "?Cu¨¢ntos mangos me da por un euro?". La tendera calcula a la baja porque el curioso es yuma (extranjero) y, presumiblemente lego en conversiones: "O sea, le salen tres mangos".
El fuego del Caribe ya no abrasa cuando se adentra la tarde y la expedici¨®n recoge los b¨¢rtulos. Algunos ganaron un buen dinero; otros, no tanto porque la mercanc¨ªa no se regala. "No se crea usted que me hago millonario, pero esto ayuda", admite un carnicero, que filetea un pollo con la destreza de un cirujano. Un euro cotiza hoy en d¨ªa a 1,30 de la divisa cubana.
El 79% de los 11 millones de cubanos nacieron despu¨¦s del triunfo de Fidel Castro
Muchos avispados han invertido en autos de los a?os 50 y cargan viajeros sobre la marcha
Los verdaderos millonarios son otros: los miles de agricultores privados con grandes extensiones de terreno cultivable y contratos con el Estado, que debe ofrecerles precios interesantes para lograr que se apliquen en la producci¨®n de tomates, cebollas o frijoles. Su prosperidad, espoleada por las expectativas del beneficio, es visible en las cuentas bancarias, en su elevado tren de vida, en la perfecta remodelaci¨®n de coches de la d¨¦cada de los cincuenta, o en el equipamiento de sus casas: frigor¨ªficos de 3.000 euros al cambio, televisores de 1.000 y tel¨¦fonos de ¨²ltima generaci¨®n. "Llegan a los comercios en divisas y los vac¨ªan", dice una dependienta. Pero si solucionan problemas de abastecimiento en un pa¨ªs con graves carencias y econom¨ªa centralizada, el gran poder adquisitivo de estos nuevos ricos no es ¨®bice para la necesidad de un viraje que permita afrontar las insuficiencias del abasto, seg¨²n la filosof¨ªa emanada de un discurso de Ra¨²l Castro, al mando de Cuba.
El viraje, no obstante, es limitado. Nadie conoce la definici¨®n de los "cambios estructurales" anticipados, pero el r¨¦gimen no piensa aprobar la propiedad privada porque la considera contraria a los principios revolucionarios y generadora de una sociedad de ricos y pobres. Sin embargo, maniobra y analiza nuevos conceptos de "propiedad" dentro del socialismo, y tolera una suerte de econom¨ªa a la cubana para responder a las urgencias de la incesante demanda. Lo hace porque el Estado no puede atender todas las necesidades de una sociedad que ha cambiado a fondo desde el a?o 1959; no puede, pese a que el comercio con China y el acuerdo petrolero con Venezuela son boyantes, el turismo y las remesas generan cerca de 2.000 millones de euros al a?o, y pese a que la econom¨ªa creci¨® un 12,5% en 2006 (en torno al 7%, seg¨²n mediciones internacionales).
El Gobierno paga los salarios del 80% de la poblaci¨®n laboralmente activa, la educaci¨®n en todos sus niveles, importa el 50% de los alimentos, subsidia la luz, el agua, el gas y el tel¨¦fono, y atiende la servidumbre de su deuda externa: muchos gastos con ingresos insuficientes. "Blanquear los inventos de la gente para vivir y ganar dinero solucionar¨ªa parte de los problemas", ironiza un analista. El trabajo por cuenta propia, legalizado desde 1993, ha sido ejercido por 200.000 personas, y se calcula que un millar se han hecho millonarias. ?Resultado? Satisfacci¨®n entre la poblaci¨®n beneficiada por el servicio, pero protestas en el sector duro del Partido Comunista Cubano (PCC), que lamenta las desigualdades sociales creadas y "debilidades ideol¨®gicas". Las licencias autorizadas apenas llegan hoy a las 100.000. La resistencia oficial a una apertura econ¨®mica al estilo de China o Vietnam son evidentes. "Aqu¨ª damos una u?a y nos comen el brazo", se?ala una fuente oficiosa.
A juzgar por la ¨²ltima "reflexi¨®n" escrita de Fidel Castro, no caben esperar amplias aperturas. "De no haberse detenido a tiempo las inversiones extranjeras en viviendas, habr¨ªan construido decenas de miles sin m¨¢s recursos que la venta previa de las mismas a extranjeros residentes en Cuba o en el exterior", se?ala. "Eran adem¨¢s empresas mixtas regidas por otra legislaci¨®n creada para empresas productivas. No hab¨ªa l¨ªmites para las facultades de los compradores como propietarios (...) Muchos de los alojamientos pod¨ªan ser adquiridos por los ¨®rganos de inteligencia enemigos y sus aliados". Los esfuerzos oficiales, al menos los divulgados p¨²blicamente, se centran ahora en mejorar la disciplina, productividad y contabilidad de las empresas. Seg¨²n el Ministerio de Comercio Interior (MINCIN) las p¨¦rdidas por "robo de bienes p¨²blicos" ascendieron a 22 millones de d¨®lares (15,6 millones de euros) en 2006. "Y cuando un trabajador se acostumbra a recibir un salario sin respaldo productivo, o sin emplear todas sus potencialidades, se provoca un da?o econ¨®mico e ideol¨®gico", dijo Carlos Lage, el vicepresidente de Cuba, en un seminario con directores de empresas estatales.
Buena parte de los profesionales, se manifiestan desalentados. "Gano 3.000 pesos, pero no me llega", se?ala un actor. Tampoco, al hombre que espet¨® a una espa?ola: "Le vendo dos monos". ?C¨®mo ampliar la capacidad adquisitiva? ?C¨®mo obtener las divisas? De muchas maneras: vender monos, explotar el coche particular como taxi, una cafeter¨ªa en la azotea o el portal, la manicura de manos y pies por un euro, las consultas domiciliarias de m¨¦dicos de hospitales p¨²blicos, o la venta de puros falsos al turista a 20 euros el pufo. Los salarios en divisas animan, entre otras razones, a los 24.000 m¨¦dicos cubanos enviados a Venezuela. A la fuerza ahorcan, porque el 75% de los ingresos mensuales de las familias se destina a la compra de alimentos, seg¨²n un portavoz del Centro de Estudios de la Econom¨ªa Cubana (CEEC). Otros se hacen con una antena parab¨®lica que capta emisiones norteamericanas, la disimulan en el tanque de agua o entre las enredaderas y venden la se?al al vecindario a cinco euros mensuales. El arrendador decidir¨¢ qu¨¦ programa selecciona, previo sondeo de las preferencias de la parroquia. Los culebrones del canal 23 de Miami ganan en la consulta.
Las apetencias evolucionan. El 70% de los 11 millones de cubanos naci¨® despu¨¦s del triunfo de Fidel Castro. Tres millones de ellos no han cumplido 20 a?os y la mayor¨ªa piensa en clave de m¨²sica, videojuegos, zapatillas de moda e Internet. "?Pol¨ªtica? Me cansa", responde uno. Su ch¨¢chara en los conciertos de rock de las plazas p¨²blicas no difiere, en esencia, de la escuchada en los botellones espa?oles.
El Estado opt¨® por ceder control y terreno en la producci¨®n de servicios cuando el PIB se desplom¨® en un 35% al desaparecer la URSS, y los problemas de subsistencia se hicieron may¨²sculos en 1990. Los apagones masivos son hoy raros, el transporte ha incorporado miles de autobuses chinos, en las viviendas toneladas de electrodom¨¦sticos de esa procedencia, y el consumo energ¨¦tico, garantizado por Hugo Ch¨¢vez, no depende tanto de otros pa¨ªses. Antes se importaba casi todo el crudo.
Los avances, sin embargo, no han logrado acabar con los apuros de una sociedad que apenas habla de pol¨ªtica, porque sabe que la hegemon¨ªa del PCC est¨¢ fuera de toda duda, pero permanece a la espera de decisiones liberales. "Gallego, a m¨ª no me importa que sigan Fidel y Ra¨²l, a m¨ª me importa la cosa monetaria. ?Quiere usted puros", subraya un padre de familia, recogido en un avent¨®n automovil¨ªstico hasta su domicilio. Todo parece indicar que la compraventa de bienes y servicios al margen del control oficial, desde el trapicheo de langosta y pargo, a los alquileres sin legalizar a 25 euros el d¨ªa, o los casetes piratas a dos, se tolera hasta cierto punto. Cuando el trueque pasa a mayores, caen redadas y castigos.
No hace mucho fueron detenidas varias personas, y confiscado dinero en efectivo, 12 casas y m¨¢s de 20 coches, conseguidos mediante el robo de alcohol destinado a las farmacias para su transformaci¨®n en aguardiente. Una f¨¢brica clandestina de cervezas en lata fue allanada, y la polic¨ªa inform¨® sobre la desarticulaci¨®n de una banda que hab¨ªa creado unas empresas de "peritos independientes" para supervisar la carga y descarga de buques mercantes. Las ganancias fueron cuantiosas. Un cerrajero manitas amas¨® otra fortuna abriendo contenedores oficialmente sellados, y cerr¨¢ndolos, tras su saqueo, sin dejar huella. "El cubano inventa mucho", repiten todos. El suministro y consumo de gasolina es atendido por j¨®venes con camisetas que les identifican como "trabajadores sociales", mientras el cuerpo de inspectores vigila el contrabando del combustible y los paseos a la playa con la novia en cami¨®n gr¨²a del Estado.
Paralelamente, numerosos avispados invirtieron en la puesta a punto de autom¨®viles de los a?os cincuenta, conocidos como los almendrones, y los usan para el transporte p¨²blico: cargan viajeros sobre la marcha. ?Y c¨®mo consigues las piezas de repuesto? "Aqu¨ª y afuera", responde, lac¨®nicamente, un conductor. Toda una industria paralela del autom¨®vil funciona en galpones de La Habana y otras ciudades.
Los ingresos de decenas de miles de cubanos dependen del turismo, que paga en divisas, centrifugadas en hoteles, restaurantes, playas, alquileres, desplazamientos y tambi¨¦n en los romances mercenarios de tripones espa?oles, italianos o mexicanos por encima de los 50 a?os. Son los turistas de bragueta, que creen enamoradas a las hembras de 20 que les susurran "papi, papito, mi amor".
![Un mec¨¢nico repara un viejo modelo de autom¨®vil ruso en La Habana, en una imagen de archivo.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/IJLZBWFE5OURXYQYI4YHOOH7BQ.jpg?auth=41e6faa6d77eea87735cce201a59d7eee0f831cfc5d46ba15c57d89fa9fbcd47&width=414)
![Tres cubanos pasan en La Habana ante un cartel conmemorativo del 40? aniversario de la revoluci¨®n, en 1999.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/TXZ4H5KOLF5KKD3KOORY33ZLLU.jpg?auth=4ae8d1ac44c4b5e535a6d5e06e487a2be9a98942b92eef540b07a9f1bd1cd286&width=414)
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