Extreme?os en campos de concentraci¨®n
Muchos de los lectores de su peri¨®dico quiz¨¢ no sepan que de los miles de ciudadanos espa?oles deportados a los campos de concentraci¨®n nazis se conoce el nombre y la procedencia de al menos 330 extreme?os. De ¨¦stos fueron asesinados por los nazis antes de 1945 las dos terceras partes. Est¨¢ al alcance de cualquiera con una conexi¨®n a Internet poder consultar estos datos en la web del Ministerio de Cultura, donde se recoge una investigaci¨®n hist¨®rica reciente de libre acceso.
Pero no hace falta irse tan lejos para descubrir horrorizados que en el municipio de Castuera, en la provincia de Badajoz, tras la victoria franquista de 1939, y durante un a?o, se instal¨® un campo de similares caracter¨ªsticas a los de Centroeuropa. En torno a 15.000 personas relacionadas con el bando derrotado pasaron por sus instalaciones, que llegaron a contar, en su momento de mayor hacinamiento, con unos 6.000 prisioneros. ?stos estaban repartidos dentro de entre 60 y 92 barracones insalubres y rodeados de un foso y alambradas. Seg¨²n datos documentados, las funciones del Campo de Castuera fueron las de clasificaci¨®n de la disidencia, la "reeducaci¨®n" en los valores del nuevo r¨¦gimen y la represi¨®n de los vencidos en un proceso sistem¨¢tico de brutalidad f¨ªsica y ps¨ªquica que conllev¨® la eliminaci¨®n selectiva de los individuos m¨¢s significados con el r¨¦gimen republicano. Se desconoce el n¨²mero exacto de muertos en este campo. Faltan registros escritos de tales atrocidades y a¨²n no se han realizado las excavaciones de diversas fosas comunes a lo largo de toda la comarca de la Serena, entre las que se incluyen las tristemente famosas bocas de mina del propio campo.
Hasta la Universidad inglesa en la que trabajo en un proyecto de investigaci¨®n sobre el exilio republicano me han llegado rumores acerca de la posible instalaci¨®n de una planta fotovoltaica en los terrenos que albergaron el campo de Castuera. Como historiador, extreme?o y familiar de represaliados por el franquismo, quisiera expresar mi m¨¢s rotundo rechazo a estos planes. El Campo de Castuera es un lugar de memoria democr¨¢tica y antifascista que nos pertenece a toda la ciudadan¨ªa extreme?a. Creo que las autoridades competentes de Castuera y Extremadura tienen el deber moral de aprovechar estos terrenos para erigir un memorial dedicado a las v¨ªctimas extreme?as de violaciones de derechos humanos, as¨ª como un centro muse¨ªstico de interpretaci¨®n y estudio de la represi¨®n genocida franquista en Extremadura. Sin duda, la hermosa comarca de la Serena cuenta con numerosos espacios mucho m¨¢s apropiados para instalar una planta fotovoltaica.
Ya va siendo hora de que, como todos los pa¨ªses democr¨¢ticos de nuestro entorno, asumamos con normalidad nuestra historia reciente y reparemos el olvido institucional en el que se encuentran todas las v¨ªctimas de violaciones de derechos humanos en Extremadura y en el resto de Espa?a.
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