Cuba y el socialismo europeo
Hace casi cincuenta a?os, la Revoluci¨®n cubana se convirti¨® r¨¢pidamente en el referente id¨ªlico de la izquierda pol¨ªtica e intelectual europea. Reun¨ªa todos los ingredientes m¨ªticos. Los j¨®venes barbudos, la ca¨ªda de la dictadura corrupta de Batista, el reto al imperialismo norteamericano, el apoyo masivo de los cubanos a la Revoluci¨®n. Para el imaginario colectivo de la socialdemocracia europea, el autotitulado socialismo real del bloque sovi¨¦tico nunca fue un modelo, pero aunque parezca sorprendente a¨²n conservaba entonces en algunos una aureola atractiva que compartiera poco despu¨¦s con la Revoluci¨®n Cultural China. Pasar¨ªan a?os todav¨ªa hasta que con la evidencia abrumadora de los cr¨ªmenes del estalinismo y del mao¨ªsmo borraran cualquier resquicio de comprensi¨®n o simpat¨ªa por ciertos sectores socialdem¨®cratas.
En cualquier caso, se dijo, la Revoluci¨®n cubana era distinta, era la aut¨¦ntica, la que merece todos nuestros apoyos. La r¨¢pida evoluci¨®n castrista hacia el marxismo-leninismo y su alineamiento con la URSS se justificaba con los avatares de la guerra fr¨ªa. La pronta represi¨®n de intelectuales, artistas y homosexuales, seguida por la supresi¨®n de todo ejercicio libre de profesionales como m¨¦dicos, abogados, arquitectos, el cierre de todos los comercios privados, hasta el ¨²ltimo y modesto colmado... se justificaba con la expresi¨®n castiza "no se puede hacer una tortilla sin romper huevos". A los primeros, decenas de miles, de exiliados se les calificaba sumariamente de "gusanos" contrarrevolucionarios. Cuando les toc¨® irse a revolucionarios de primera hora, a intelectuales y escritores prestigiosos, se sigui¨® buscando justificaciones, se trataba de escritores burgueses, no soportan la vida austera de la Revoluci¨®n, la han traicionado.
Pero mientras tanto, con el paso del tiempo y del cariz real que tomaba el r¨¦gimen cubano, las cosas no iban sino a peor. La desaparici¨®n de la m¨¢s m¨ªnima libertad de expresi¨®n y de creaci¨®n art¨ªstica, el cierre o la prohibici¨®n de cualquier centro o local cultural o social independiente, lo que incluye la inexistencia legal de organizaciones no gubernamentales de cualquier tipo, el aumento constante de mareas de exiliados, el encarcelamiento cada vez m¨¢s frecuente de disidentes pac¨ªficos y sobre todo el fracaso de la econom¨ªa estatalizada, a pesar del ingente subsidio sovi¨¦tico, la permanencia de la cartilla de racionamiento y la escasez generalizada fue disminuyendo las simpat¨ªas europeas a la Revoluci¨®n cubana. Con todo ello, el desenganche de la izquierda europea con Cuba se fue haciendo m¨¢s evidente. La actitud firme y razonada contra la dictadura cubana de intelectuales reconocidos por la izquierda, como Mario Vargas Llosa, Juan Goytisolo, Carlos Fuentes, Jorge Edwards y, por supuesto, de Cabrera Infante, entre otros, demostr¨® a los que a¨²n dudaban el fracaso de la Revoluci¨®n y la imposibilidad de reformarla desde dentro.
Para cualquier observador avisado, la aparente adhesi¨®n de las masas cubanas (movilizaciones, concentraciones y dem¨¢s campa?as dirigistas) no es m¨¢s que parte de la estrategia de supervivencia que los cubanos, por necesidad, han tenido que desarrollar, con un magistral uso del disimulo, para no tener problemas con la seguridad del Estado. La otra parte de dicha estrategia es el sinf¨ªn de imaginativos recursos que cotidianamente tienen que inventar ("resolver") para poder alimentarse con tan escu¨¢lidos sueldos y tan magro abastecimiento de materias primas. Resulta dram¨¢ticamente parad¨®jico que uno de los principales ingresos de divisas en Cuba, sin el que no podr¨ªan sobrevivir, sean las remesas que env¨ªan a sus familiares... los dos millones de cubanos exiliados.
Sin embargo, a¨²n hoy se oyen voces de defensa de la dictadura cubana en la izquierda democr¨¢tica europea y sobre todo es clamoroso el silencio de tantos. Es como si hubiera una resistencia subconsciente a renunciar a los sue?os de la juventud, aunque esos sue?os se hayan convertido en pesadilla. Los acontecimientos de la primavera de 2003 con el fusilamiento sumar¨ªsimo de dos j¨®venes de color que intentaban secuestrar una lancha para huir de Cuba y la detenci¨®n de 75 intelectuales y periodistas, de los que todav¨ªa quedan unos cincuenta en prisi¨®n, fue una nueva prueba para la izquierda, de la que destac¨® el premio Nobel Jos¨¦ Saramago, que public¨® un amargo art¨ªculo titulado Hasta aqu¨ª hemos llegado, en el que anunciaba su desvinculaci¨®n con el r¨¦gimen cubano.
La grave enfermedad de un Fidel Castro ya anciano y la cesi¨®n de sus poderes a su hermano Ra¨²l, de 75 a?os, junto con un peque?o grupo de dirigentes, ha abierto expectativas de cambio. Lo que nadie sabe es en qu¨¦ sentido. La posici¨®n oficial es que a Fidel Castro lo suceder¨¢ el Partido Comunista de Cuba. Lo que s¨ª se impone es estar preparado para los acontecimientos desde dentro y desde fuera de Cuba. Es evidente que el protagonismo de lo que debe ser Cuba despu¨¦s de Castro deben decidirlo los cubanos mismos. Pero no es menos cierto que desde fuera deber¨ªamos ayudar a una transici¨®n pac¨ªfica y ordenada hacia la democr¨¢tica que permita a los cubanos estabilidad, libertad, prosperidad y esperanza en el futuro. El Gobierno de EE UU no parece por ahora dispuesto a levantar el embargo que mantiene, aunque con muchos agujeros, desde hace cuarenta y tantos a?os, y que ha demostrado ser un rotundo fracaso que s¨®lo ha contribuido al fortalecimiento de los duros de dentro y de fuera. La Am¨¦rica Latina de hoy, con mayor¨ªa de Gobiernos de izquierda de distinto signo, deber¨ªa jugar un papel importante para integrar la Cuba del futuro en su seno. Y la Uni¨®n Europea debe seguir lo iniciado por el Gobierno espa?ol de mantener un di¨¢logo cr¨ªtico, franco y sin condiciones con Cuba, que le permita estar presente a la hora de los hipot¨¦ticos cambios.
Pero, ?cu¨¢l debe ser el papel del socialismo democr¨¢tico europeo en esta coyuntura? De entrada, fortalecer la comunicaci¨®n y la colaboraci¨®n con aquellos que en Cuba se reclaman de nuestra misma corriente ideol¨®gica. ?sa es la orientaci¨®n del Partido Socialista Europeo y de sus miembros. De ah¨ª que socialistas italianos, belgas, suecos, alemanes, franceses, cubanos y espa?oles hayamos constituido una asociaci¨®n "Cuba-Europa en Progreso", junto con la Corriente Socialista Democr¨¢tica y el Arco Progresista que dirige Manuel Cuesta Mor¨²a, uno de los mejores exponentes de la izquierda democr¨¢tica cubana, quien en medio de mil dificultades, acosos, actos de repudio, confiscaciones y peri¨®dicas detenciones mantiene firmes sus ideas y sus iniciativas por conseguir una Cuba democr¨¢tica con el instrumento del di¨¢logo y la tolerancia.
Puesto que nuestros principios y valores ¨¦ticos son universales, la izquierda europea puede y debe colaborar para que pronto los cubanos, y quienes viven privaciones similares o peores, disfruten de los derechos y libertades del Estado de bienestar que en Europa disfrutamos y a los que no estamos dispuestos a renunciar.
Luis Y¨¢nez-Barnuevo es diputado al Parlamento Europeo y copresidente de la Asociaci¨®n Internacional Cuba-Europa en Progreso.
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