Jaime Javier s¨ª trabajaba all¨ª

Mientras estaba en coma, Jaime Javier so?¨® que su casa ard¨ªa. ?l, en el hospital tras un accidente laboral que le quem¨® el 85% del cuerpo, sufri¨® la pesadilla de que el hogar de su madre, sus tres hijos y algunos de sus nueve hermanos en Paraguay sucumb¨ªa a las llamas. Cuando despert¨® supo que no hab¨ªa sido un sue?o.

La vida de Jaime Javier Aguilar, paraguayo de 40 a?os residente en Madrid, se trunc¨® el 13 de julio de 2006. Sufri¨® un accidente mientras arreglaba un s¨®tano de la sede del PP, en la calle de G¨¦nova. No ten¨ªa contrato de trabajo ni papeles de residencia. Se prendi¨® una chispa y ¨¦l ardi¨®. Permaneci¨® en el hospital de La Paz siete meses. Lleva 11 operaciones: trasplantes de piel, de m¨²sculos, amputaci¨®n de un dedo y una falange, implante de u?as... La siguiente operaci¨®n ser¨¢ para cortarle otro dedo de la mano derecha. La empresa que lo contrat¨® se desentendi¨®, pero una sentencia reconoce ahora que no debieron darle de lado.

El hombre lleva 11 operaciones quir¨²rgicas tras sufrir quemaduras en el 85% de su cuerpo

Jaime Javier trabaj¨® ocho meses para Carrocer¨ªas Tom¨¢s, subcontratada por Telegest, empresa a la que el PP hizo el encargo de la obra. Entre 10 y 12 horas diarias, de lunes a s¨¢bado. Ninguna quiso saber nada de ¨¦l tras el siniestro. "Nunca me visitaron", rememora el hombre con voz queda en su habitaci¨®n de una casa compartida, en el barrio de Pac¨ªfico. Una cama de matrimonio para ¨¦l y su mujer, un armario destartalado, un aparador con una tele y otro camastro para su hermana reci¨¦n llegada.

El hombre relata con cierta verg¨¹enza c¨®mo se quedaron con una mano delante y otra detr¨¢s, a expensas de la caridad de los amigos y del personal del hospital. La due?a de la casa no le cobra el alquiler desde que se qued¨® sin trabajo. En una cartera marr¨®n guarda las recetas de las medicinas que no puede pagar porque no tiene dinero. Cremas que le rebajan los picores y reducen su sensaci¨®n de "tener siempre un pl¨¢stico encima", dice mientras se rasca un brazo quemado.

Una sentencia del Juzgado de lo Social n¨²mero 12 de Madrid reconoce ahora su relaci¨®n laboral con las empresas que le dejaron tirado. Las obliga a abonar el subsidio de incapacidad laboral por su accidente, 36 euros diarios, desde julio de 2006 hasta que le den el alta o la incapacidad permanente. El juez entiende que "no procede extender la responsabilidad" al PP.

La sentencia es recurrible, pero las empresas deber¨¢n pagar por adelantado. Jaime Javier no sabe a¨²n cu¨¢ndo ni cu¨¢nto cobrar¨¢. Pero su mujer acaba de encontrar un trabajo gracias a UGT, que le puso un abogado tras el siniestro y le ha asesorado todos estos meses. El sindicato pretende conseguir una incapacidad permanente, aunque ¨¦l quiere volver a trabajar. Y visitar a sus tres hijos y a su madre, a los que no ve desde mucho antes de que prendieran las llamas.