Un poblado renovado en la puerta de A Coru?a

Situado en un monte de la periferia de A Coru?a, llamado a convertirse en una nueva puerta de entrada a la ciudad por obra y arte de nuevas conexiones viarias y ferroviarias ya en construcci¨®n o dise?adas (AVE, tercera ronda, enlace al futuro puerto exterior), el poblado gitano de As Ra?as es at¨ªpico. Est¨¢ habitado por 18 familias emparentadas que viven de la compraventa de la chatarra en terrenos de su propiedad, sobre los que fueron construyendo, como pudieron, supieron y quisieron, un conjunto de an¨¢rquicas casas de ladrillos sin pintar y con cubiertas sin fijar.

No se trata de un asentamiento marginal. En As Ra?as, la integraci¨®n social es fuerte. No se venden drogas, ni hay absentismo escolar entre los ni?os de esta comunidad cuyo mando ejerce una mujer de avanzada edad, la viuda del patriarca y fundador, hace 22 a?os, del barrio. Pero el poblado es un espacio urban¨ªstico fuertemente degradado, con condiciones de vida que rozan lo infrahumano, y en el que, por primera vez despu¨¦s de dos d¨¦cadas de abandono, los poderes p¨²blicos han decidido intervenir.

Los mismos residentes que levantaron sus casas se encargar¨¢n ahora de reconstruirlas

En As Ra?as no hay drogas ni absentismo escolar. La integraci¨®n social es fuerte

El Ayuntamiento de A Coru?a, en un giro de su pol¨ªtica para la erradicaci¨®n del chabolismo, hasta ahora tradicionalista y escasamente eficaz, ha emprendido un innovador y ambicioso proyecto para rehabilitar y transformar el poblado de As Ra?as, tanto desde el punto de vista social como del est¨¦tico, con la participaci¨®n directa de sus habitantes.

Los trabajos, con un presupuesto inicial de 200.000 euros, comienzan esta semana con el desbroce para la urgente canalizaci¨®n de las aguas, prioridad en un proyecto que capitanear¨¢, bajo los auspicios de las concejal¨ªas de Servicios Sociales y Urbanismo, el arquitecto Santiago Cirugeda (Sevilla, 1971).

Santiago Cirugeda es quiz¨¢s el mayor activista ahora mismo en Espa?a en la aplicaci¨®n de una tendencia en alza en el mundo de la arquitectura, como es primar la ¨¦tica en la construcci¨®n para reforzar su valor est¨¦tico, y fomentar la participaci¨®n de la gente en la reforma y aprovechamiento de los espacios en los que viven.

El proyecto de As Ra?as, que el propio Cirugeda presentar¨¢ el pr¨®ximo jueves en A Coru?a, incluso va m¨¢s all¨¢ de una simple consulta de los ciudadanos sobre sus gustos y sus h¨¢bitos, ya que trata de combinar actuaciones arquitect¨®nicas con programas sociales.

Fundamental para el ¨¦xito de este plan, y tambi¨¦n lo m¨¢s interesante, apunta el arquitecto, es el grado de implicaci¨®n de los habitantes del poblado, dispuestos a colaborar en la reforma del lugar donde viven. "Vamos a ver hasta que punto se mojan. Van a tener que trabajar duro", advierte este experto en buscar, en el borde o incluso fuera de la legalidad, "soluciones justas" en entornos urbanos "para los que no tiene respuesta la arquitectura oficial".

Los vecinos de este barrio perif¨¦rico est¨¢n llamados a convertirse, con la ayuda de profesionales contratados por el ayuntamiento, en peones de la construcci¨®n, con el fin de implicarlos no s¨®lo en el remozamiento de sus casas, sino tambi¨¦n con el prop¨®sito de comprometerlos a que aprendan un oficio, o cuando menos nociones pr¨¢cticas que les sirvan para mejorar su futuro.

La participaci¨®n activa de los habitantes en la rehabilitaci¨®n de su barrio tambi¨¦n entra?a descubrir h¨¢bitos sociales y urbanos para preservar el entorno y mejorar las condiciones de vida. Entre las tareas figura ense?arles c¨®mo separar las basuras o nuevas t¨¦cnicas de almacenamiento y reciclaje de la chatarra, su principal medio de vida.

Ni se va "hacer tabla rasa" de las ins¨®litas edificaciones en las que viven, ni "tampoco muchas virguer¨ªas", advierte el arquitecto Santiago Cirugeda, quien elabor¨® el proyecto tras pasar en agosto tres d¨ªas en el poblado, con el objetivo de conocer a sus gentes, sus demandas, sus h¨¢bitos de vida. Las viviendas fueron medidas y examinadas con lupa, una a una.

El arquitecto sevillano afirma que su proyecto, cuya ejecuci¨®n puede prolongarse un a?o, plantea soluciones t¨¦cnicas f¨¢ciles de aplicar, basadas en la "autoconstrucci¨®n" que los residentes de As Ra?as, a lo largo de dos d¨¦cadas, ya desarrollaron por su propia iniciativa.

Hay tambi¨¦n elementos que preservar, propios de la singularidad del lugar, como las cuatro o cinco ¨²ltimas viviendas construidas, que denotan "c¨®mo fueron aprendiendo, por su cuenta, buenas t¨¦cnicas de construcci¨®n", cuenta Cirugeda.

"Tambi¨¦n tienen cari?o por lo que est¨¢ mal hecho, les hace gracia. Uno se re¨ªa cuando le dije que sus tabiques torcidos parec¨ªan la estructura del Guggenheim. Es m¨¢s dif¨ªcil lo que ¨¦l hizo que hacer paredes derechas, pero es la ¨²nica forma que sabe de hacerlo porque nadie le ense?¨®", bromea el arquitecto.

Contra toda regla arquitect¨®nica b¨¢sica, en As Ra?as se va a empezar la casa por el tejado. Las cubiertas de las viviendas acumulan las mayores deficiencias y plantean los mayores problemas de habitabilidad. Estabilizar los suelos y sus edificaciones en un lugar donde abundan los rellenos con tierra y hasta "restos de muebles", apunta Cirugeda, ser¨¢ tambi¨¦n una prioridad.

Instalar puntos limpios m¨®viles, reordenar el tr¨¢fico y los aparcamientos para los coches de sus habitantes, que ahora invaden el accidentado centro del poblado, as¨ª como crear un gran espacio p¨²blico donde puedan jugar los ni?os y organizarse fiestas, son otros de los objetivos principales del plan de rehabilitaci¨®n.

Durante las obras, los vecinos se turnar¨¢n para alojar los habitantes de las casas que est¨¦n en reforma. "Espero", destaca el arquitecto, "que sea para ellos un a?o bonito, en el que vayan reformando su barrio sin estr¨¦s, sin que condicione excesivamente su vida y su trabajo".

La apuesta es grande y el resultado incierto. Aunque sin tener garant¨ªa alguna de que el experimento funcione, Santiago Cirugeda destaca la importancia de acometer ahora esta rehabilitaci¨®n en un punto de la ciudad que est¨¢ llamado a revalorizarse en el futuro, cuando est¨¦n terminadas las obras del AVE, la Tercera Ronda o el a¨²n inexistente enlace con el futuro puerto exterior de Punta Langosteira.

Alrededor de As Ra?as, ya hay alguna "vivienda de payos", subraya el arquitecto, y, tras las obras de renovaci¨®n, "vendr¨¢n m¨¢s en el futuro". De ah¨ª la importancia de restaurar una barriada, ahora casi inaccesible pero que estar¨¢, en pocos a?os, en primera fila de esta nueva puerta de entrada a la ciudad.

En una calle lateral, abajo el poblado, viven otras cinco familias que est¨¢n finalizando una casa nueva, remozada con azulejos en vez de los tradicionales ladrillos propias de la arquitectura del lugar, con la indemnizaci¨®n que recibieron por perder su vivienda y parte de otra, expropiadas para formar parte del trazado del AVE y una nueva v¨ªa de acceso hasta As Ra?as. El barrio, en un monte que comparte con una cantera, est¨¢ en plena transformaci¨®n.