50 ideas sencillas para salvar el planeta
Wangari Maathai, Nobel de la Paz en 2004: "No son las cosas grandes las que marcar¨¢n la diferencia, sino m¨¢s bien los peque?os pasos que demos cada uno cada d¨ªa". Es nuestra apuesta en esta nueva andadura. Cambiemos el rumbo. Est¨¢ a nuestro alcance. Cada uno de nosotros, cada lector, cada periodista tiene en su mano m¨¢s poder del que se imagina. Con sus peque?as decisiones diarias -qu¨¦ compra, d¨®nde, c¨®mo va a trabajar, c¨®mo es su casa, a qui¨¦n vota, d¨®nde ahorra, qu¨¦ come...- puede lograr que el planeta se recomponga. Seguramente haya escuchado (probablemente tambi¨¦n lo haya pensado): "?Para qu¨¦ cambiar nuestros peque?os h¨¢bitos de consumo, si quienes realmente ostentan el poder siguen comport¨¢ndose igual?". Nos minusvaloramos. Si nosotros exigimos otros productos, otras actitudes, Gobiernos y empresas deber¨¢n adoptar otros registros. Confianza y optimismo. Otro Nobel de la Paz, Martin Luther King: "Si supiera que el mundo se ha de acabar ma?ana, yo hoy a¨²n plantar¨ªa un ¨¢rbol". No se piden grandes esfuerzos, ni siquiera renunciar a la comodidad. La misma recomendaci¨®n sirve para las compras que para nuestra vida: rechace el exceso de envoltorios, el empaquetado superfluo; lo ¨²nico que hace es complicar nuestra bolsa de la basura. E. F. Schumacher, economista: "Debemos vivir con sencillez para que otros, sencillamente, puedan vivir".
1. Otras bombillas
Cambie las bombillas incandescentes por otras de bajo consumo. Son m¨¢s caras, pero duran hasta diez veces m¨¢s, y gastan entre cuatro y cinco veces menos. ?ste era el primer consejo de la campa?a de promoci¨®n de la pel¨ªcula Una verdad inc¨®moda, de Al Gore. El Gobierno australiano oblig¨® a comienzos de a?o a acometer ese cambio en todo el pa¨ªs, toda una revoluci¨®n de bombillas. En Espa?a, cada hogar es responsable de producir hasta cinco toneladas anuales de CO2, principal causante del efecto invernadero. Tenemos que disminuir el consumo de energ¨ªa. Nuestro comportamiento es decisivo para frenar el cambio clim¨¢tico, que, seg¨²n los expertos, provocar¨¢ este siglo un aumento de las temperaturas medias de dos a cuatro grados, una subida de las aguas de los mares de 28 a 43 cent¨ªmetros y la extinci¨®n del 20% de las especies.
2. Demasiada basura
Las bolsas de basura de nuestras casas no paran de engordar. Otro s¨ªntoma m¨¢s de la sociedad de consumo. En 1990, un espa?ol generaba una media de 323 kilos de residuos dom¨¦sticos al a?o; en 2004, esta cantidad hab¨ªa aumentado a 524 kilos, seg¨²n el Observatorio de la Sostenibilidad en Espa?a. Recuerde la triple regla de oro para gestionar bien los residuos: reducir, reutilizar y reciclar. La sociedad avanza en el reciclaje, pero no en las dos primeras opciones. Del cerca de kilo y medio de residuos que generamos cada uno al d¨ªa en casa, casi medio kilo corresponde a envases y envoltorios. Estos materiales son muy voluminosos, y a menudo tambi¨¦n superfluos e incluso complicados de reciclar. Debemos evitar comprar productos con exceso de embalaje. Si seguimos esta sencilla regla, nuestras bolsas de basura habr¨¢n solucionado buena parte de su sobrepeso.
3. El sol en casa
Las energ¨ªas renovables se est¨¢n implantando r¨¢pidamente. Los paisajes se han llenado de aerogeneradores (en algunas zonas hasta en exceso, con un impacto visual y auditivo sin calibrar). En poco tiempo se instalar¨¢n tambi¨¦n en plataformas marinas. Y, seg¨²n las nuevas normas de edificaci¨®n, toda vivienda de nueva construcci¨®n debe incorporar unas superficies m¨ªnimas de colectores solares. Adem¨¢s, existen subvenciones para instalar placas fotovoltaicas; las compa?¨ªas el¨¦ctricas est¨¢n obligadas a comprar la energ¨ªa que se genere con ellas a un precio con incentivo. A pesar de ser un pa¨ªs privilegiado en este sentido, a pesar del extraordinario potencial de sol con que contamos, Espa?a est¨¢ muy por detr¨¢s en instalaci¨®n de paneles en casas respecto a otros pa¨ªses, como Alemania y Austria, que soportan muchos m¨¢s d¨ªas nublados.
4. Un jersey y un toldo
Si tiene calefacci¨®n individualizada, instale un termostato para controlar el gasto. Antes de subir la temperatura o recurrir al aire acondicionado, probemos otras opciones que no requieran energ¨ªa, como ponerse un jersey en invierno o generar corrientes cruzadas de aire en verano. Echemos mano tambi¨¦n de toldos, persianas y ventiladores en ¨¦poca de calor. Y vigilemos a qu¨¦ hora ventilamos las estancias. Si al final no son suficientes estas medidas, al menos habremos reducido las necesidades de calor o fr¨ªo de la situaci¨®n inicial. Recuerde, adem¨¢s, que las mejoras en el aislamiento de la vivienda permiten obtener ahorros energ¨¦ticos y econ¨®micos de hasta un 30% en calefacci¨®n y aire acondicionado.
5. Desechos tecnol¨®gicos
Cuidado con la basura tecnol¨®gica; los aparatos electr¨®nicos contienen sustancias peligrosas. Una bater¨ªa de cadmio del m¨®vil puede contaminar 600.000 litros de agua. No tire estos residuos a la basura. Ll¨¦velos a un punto limpio. Y piense dos veces antes de cambiar de aparato. Para fabricar un ordenador se han necesitado 240 kilos de combustibles f¨®siles, 22 kilos de productos qu¨ªmicos y 1.500 litros de agua. Fabricar un tel¨¦fono supone generar hasta 75 kilos de residuos contaminantes, aunque luego nos vendan como un gran adelanto su peque?¨ªsimo tama?o.
6. Grifos en buen estado
Ojo con el agua. Revise todos los grifos de la casa. Que no goteen. Una forma de reducir el consumo es colocar difusores de caudal.
7. Vigile las facturas
Compruebe cada mes las facturas de agua y energ¨ªa para llevar el control del consumo. Es m¨¢s, prop¨®ngase bajarlo. M¨¢rquese un reto, un objetivo. Si lo logra, doble satisfacci¨®n.
8. Al mercadillo
Compremos muebles duraderos. Esto no quiere decir que tengan que ser nuevos, tambi¨¦n podemos reciclar alguno o acudir a tiendas de segunda mano.
9. Gota a gota
Si tiene jard¨ªn, instale riego por goteo. Elabore su propio abono (compost) con los restos org¨¢nicos. Y cuide mucho el uso de plaguicidas y fertilizantes qu¨ªmicos.
10. Cartas sin papel
Pidamos que las facturas y extractos mensuales lleguen a nuestro correo electr¨®nico en lugar de al buz¨®n de cartas de casa. Menos papel que tirar.
11. Conducir menos
La regla m¨¢s importante para hacer m¨¢s habitable nuestro entorno urbano: conducir menos. El transporte p¨²blico en Espa?a consume seis veces menos energ¨ªa, por cada viajero, que el privado, seg¨²n datos del Instituto para la Diversificaci¨®n y Ahorro de la Energ¨ªa (IDAE). Los coches consumen ahora un 20% menos que hace 20 a?os, pero aun as¨ª, el transporte es responsable en Espa?a de un tercio de las emisiones de CO2. Los datos cantan: est¨¢ comprobado que uno de cada diez viajes que se realizan en coche en la ciudad es para moverse menos de 500 metros, una distancia que pr¨¢cticamente todos podemos cubrir saludablemente caminando. Si fu¨¦ramos a pie en todos los desplazamientos de menos de dos kil¨®metros, podr¨ªamos ahorrar a Espa?a casi 1.000 millones de litros de combustible al a?o.
12. Eco-coches
Si nuestra ¨²nica opci¨®n es el coche, busquemos uno que consuma lo menos posible. Pensemos en las opciones de modelos h¨ªbridos. O en echar al dep¨®sito biocarburante. En www.idae.es podemos encontrar una base de datos con el consumo de cada modelo. No olvidar que los veh¨ªculos m¨¢s grandes gastan m¨¢s que los peque?os. Y buena parte de su consumo depender¨¢ tambi¨¦n de la persona que est¨¦ al volante. Una conducci¨®n eficiente puede reducir el gasto de combustible y la emisi¨®n de CO2 un 15%. Primera regla: una velocidad moderada y constante.
13. Ciudad mediterr¨¢nea
Si est¨¢ buscando casa para alquilar o comprar, baraje seriamente la posibilidad de vivir en el n¨²cleo de la ciudad, preferentemente en un edificio antiguo rehabilitado. No dejemos morir el modelo de ciudad mediterr¨¢nea, compacto, tan humano, y lo cambiemos por el de urbe extendida, desperdigada, al estilo de las norteamericanas, una sucesi¨®n de urbanizaciones en las que resulta dif¨ªcil establecer relaciones entre vecinos y que nos obligan a depender del veh¨ªculo privado.
14. M¨¢s zonas verdes
Reclamemos zonas verdes, peque?os pulmones para nuestra ciudad. Cumplen una importante funci¨®n psicol¨®gica. Est¨¢ probado que en barrios con zonas de esparcimiento verde, los niveles de conflictividad, estr¨¦s y depresi¨®n de sus vecinos disminuyen. Son una v¨¢lvula de descongesti¨®n. Y exijamos que no se pierda la tradici¨®n del jard¨ªn ¨¢rabe. En vez del uso de c¨¦sped a diestro y siniestro ?costumbre heredada de los h¨²medos pa¨ªses anglosajones?, pidamos plantas aut¨®ctonas, que requieren menos riego y m¨¢s imaginaci¨®n.
15. Menos ruidosos
Un poco de silencio, por favor. Cuidar el medio ambiente no es s¨®lo por la salud del planeta, sino tambi¨¦n por la nuestra, por el equilibrio de todos los seres que habitamos la Tierra. Por eso debemos evitar que nuestro comportamiento en la ciudad sea muy ruidoso. Seg¨²n la OCDE, el 20% de los habitantes de la UE sufren un nivel de ruido por encima del l¨ªmite establecido por la OMS como aceptable: 65 decibelios. La contaminaci¨®n ac¨²stica deteriora la calidad de vida de una ciudad y tiene adem¨¢s efectos directos sobre la salud; los m¨¢s claros: nerviosismo, irritabilidad y estr¨¦s. Seg¨²n el Observatorio de la Sostenibilidad en Espa?a, el 35% de las quejas por ruido proceden de locales de ocio.
16. Ocio sin consumo
Elija un ocio menos consumista. No deje que la obsesi¨®n por comprar le condicione y se convierta en el protagonista de su tiempo libre.
17. M¨¢s bicicletas
Mu¨¦vase en bicicleta, si la orograf¨ªa, clima y tr¨¢fico de su ciudad lo permiten. Y si ve que no es seguro desplazarse sobre dos ruedas, exija a su Ayuntamiento carriles bici.
18. Escapes
Avise a aver¨ªas de los servicios municipales en cuanto detecte un escape de agua en la red de distribuci¨®n.
19. El brillo de las estrellas
Pida a su Ayuntamiento que la iluminaci¨®n de las calles sea eficiente y de bajo consumo, que no despilfarre luz hacia el cielo, que, adem¨¢s, contamina las estrellas.
20. M¨¢s participativos
El 80% de la poblaci¨®n europea y el 60% de la mundial viven en ciudades. El ritmo de concentraci¨®n urbana contin¨²a a un ritmo cada vez m¨¢s acelerado. No adopte una actitud pasiva. Movil¨ªcese. La ciudad la hacemos entre todos. Participe en movimientos y plataformas vecinales, y tenga en cuenta los compromisos ambientales de verdad cuando vote.
21. La bolsa o la vida
Cuando vayamos a la compra, no olvidemos llevar nuestra propia bolsa, cesta o carrito. Las bolsas de pl¨¢stico suponen un coste ambiental demasiado elevado para utilizarse en un ¨²nico trayecto del mercado a casa. Pueden tardar cientos de a?os en descomponerse; en sus poco m¨¢s de 25 a?os de historia se han convertido en una plaga. La web www.reusablebags.com asegura que cada minuto se fabrica en el mundo cerca de un mill¨®n de bolsas de pl¨¢stico. En Espa?a se estima que se reparten al a?o 10.500 millones de estas bolsas, lo que equivale a m¨¢s de 230 por persona. Ahorre al planeta sus 230 usando la cabeza. Tambi¨¦n puede pedir a su establecimiento habitual que faciliten otro tipo de bolsas reutilizables.
22. Apueste por lo biol¨®gico
Ap¨²ntese a los alimentos ecol¨®gicos, tambi¨¦n denominados biol¨®gicos o bio. Provienen de una agricultura y una ganader¨ªa extensivas que no usan productos qu¨ªmicos sint¨¦ticos para aumentar su rendimiento o para luchar contra las plagas. Espa?a es uno de los mayores productores de alimentos biol¨®gicos, pero la gran mayor¨ªa de lo obtenido se dedica a la exportaci¨®n. ?Es que no sabemos apreciarlo nosotros? Apoye el esfuerzo de estos agricultores y ganaderos que han decidido cambiar por el medio ambiente.
23. El vidrio se recicla bien
?Vidrio, tetrabrik, pl¨¢stico o lata de aluminio? ?Cu¨¢l escoger cuando un mismo producto se puede encontrar en diferentes envases? "Lo mejor es el cristal", opina Juan L¨®pez de Uralde, director de Greenpeace Espa?a, que asegura que no sale a la compra sin su cesto o su bolsa de tela. ?Y despu¨¦s del vidrio? Seg¨²n dice, el pl¨¢stico que no sea PVC y la lata resultan m¨¢s f¨¢ciles de reciclar que el tetrabrik. "De todas formas, ante la duda, yo cojo el que ofrezca menos envase por m¨¢s contenido".
24. Un respeto a los peces
En la pescader¨ªa, debemos leer la etiqueta identificativa de cada pescado. En ella ha de figurar el tipo de aparejo utilizado en su pesca. Cuanto m¨¢s selectivo, m¨¢s sostenible (mejor con anzuelos o palangres que con redes). Y recuerde: "Pezque?ines, no". La talla m¨ªnima de una sardina debe ser de 11 cent¨ªmetros. Y la del boquer¨®n, de 9 en el caladero mediterr¨¢neo y 12 en el cant¨¢brico, noroeste y golfo de C¨¢diz. Podemos consultar las tallas m¨ªnimas en la web del Ministerio de Agricultura.
25. Menos carn¨ªvoros
Para producir un kilo de trigo se necesitan unos 1.000 litros de agua, y para un kilo de arroz, 1.400 litros, seg¨²n el Consejo Mundial del Agua. En cambio, para un kilo de ternera se requieren 13.000 litros. ?Vaya con la carne! Reduzcamos su consumo. No hace falta comer tanta; con dos o tres raciones semanales es suficiente. Con la comida, pensemos ante todo en la salud. Tambi¨¦n suele ser lo m¨¢s ecol¨®gico. Hagamos caso a los expertos en nutrici¨®n y sigamos una dieta equilibrada con mucha fruta y verdura.
26. Cercan¨ªas
Compre productos locales, ya que para llegar hasta el mostrador del mercado habr¨¢n requerido menores desplazamientos y, por tanto, menos gasto energ¨¦tico.
27. Agua del grifo
Piense bien si merece la pena comprar agua embotellada cuando se puede beber la del grifo. Incrementa el gasto en energ¨ªa y crear¨¢ un futuro residuo.
28. Sin bandeja
Compre alimentos naturales a granel siempre que sea posible. Reducir¨¢ envoltorios y ganar¨¢ calidad. Evite llevarse a casa esas bandejas blancas cada vez m¨¢s habituales en el s¨²per.
29. Alerta: transg¨¦nicos
Uno de los enemigos n¨²mero uno de los ecologistas son los transg¨¦nicos. Recomiendan no consumirlos porque, dicen, todav¨ªa faltan pruebas que demuestren su inocuidad para la salud y el medio ambiente. Su presencia debe ir notificada en la etiqueta del producto.
30. El peque?o comercio
Evitemos ir en coche a un establecimiento lejano si podemos realizar la compra caminando sin salir del barrio. Apoye el peque?o comercio, savia del modelo mediterr¨¢neo de ciudad.
31. M¨¢s sobriedad
Apueste por la vida simple, consuma menos, piense m¨¢s. El economista E. F. Schumacher termin¨® sus d¨ªas como agricultor y escribi¨® el libro-filosof¨ªa Lo peque?o es bello. Toda una filosof¨ªa de vida. Seg¨²n el Informe Europeo sobre Adicci¨®n al Consumo, el 15% de la poblaci¨®n es adicta al consumo y un 46% de la juventud compra en exceso. Pensemos un poco: los pa¨ªses desarrollados (un 20% de la poblaci¨®n) emplean el 80% de los recursos naturales. Si todos los habitantes del planeta consumieran a ese ritmo, la Tierra quedar¨ªa agotada en poco tiempo. Antes de comprar una nueva prenda, un nuevo aparato, piense si realmente es necesario. Detr¨¢s de cada objeto, por simple que sea, hay un consumo de energ¨ªa, una generaci¨®n de residuos, un gasto de agua.
32. Piense en lo que tira
El escritor mexicano y premio Nobel Octavio Paz se mostraba muy cr¨ªtico: "Despu¨¦s de haber ca¨ªdo en la idolatr¨ªa de los sistemas ideol¨®gicos, el siglo XX ha terminado en la adoraci¨®n de las cosas". Antes de comprar, reutilice. Un poco de imaginaci¨®n y podemos ahorrarle muchos disgustos a la Tierra (y al bolsillo). Un cart¨®n de huevos puede reciclarse como un juguete para los ni?os; una botella bonita de vidrio, de peque?o jarr¨®n; los calcetines se pueden convertir en mu?ecos; con restos de telas se pueden hacer colchas o mantas para el sof¨¢. Hay cientos de ideas. Y no queda cutre; todo lo contrario, le da un punto original a nuestra casa, una decoraci¨®n comprometida con el planeta.
33. L¨ªmites a la 'fast-fashion'
Somos muy cr¨ªticos con la fast-food; pues lo mismo debemos hacer con la fast-fashion (moda r¨¢pida), prendas de usar y tirar que apenas duran una temporada. Eso, desde el punto de vista ecol¨®gico, resulta una aberraci¨®n. D¨¦les una segunda oportunidad a las cosas. Acuda a comercios donde se vende ropa de segunda mano. Ayude a que todos estos objetos tengan una nueva vida frente al impulso despilfarrador de acortar cada vez m¨¢s su vida con lemas como "est¨¢ pasado de moda" o "redecora tu vida".
34. M¨¢s madera sostenible
La madera es un producto muy ecol¨®gico, pero cuando lleva el nombre ex¨®tico de alguna especie tropical puede haber salido de la deforestaci¨®n de las ¨²ltimas selvas v¨ªrgenes del planeta. Para estar seguros de que el producto que queremos comprar procede de una explotaci¨®n sostenible, lo mejor es pedir madera certificada con el sello FSC (Forest Stewardship Council). Si exigimos este distintivo en todas las tiendas, ayudaremos a que se vaya generalizando. Ya son 60 las empresas espa?olas que venden FSC.
35. Comercio justo
Cuando compra algo, ?piensa de d¨®nde viene? Granito de arena a granito de arena, peque?a decisi¨®n a peque?a decisi¨®n, el consumidor puede influir mucho en lo que se produce y c¨®mo se produce. Hemos de tomar conciencia de que nuestras acciones, por insignificantes que nos parezcan, tienen consecuencias ambientales, sociales y econ¨®micas. Una recomendaci¨®n: acudir a las tiendas de comercio justo que han abierto diversas ONG. Hay cientos, con el aval de asociaciones como Interm¨®n-Oxfam.
36. Papel reciclado
En la papeler¨ªa, compre productos (carpetas, libretas, cuadernos, folios) elaborados con papel reciclado y sin blanquear con cloro.
37. Bancos con iniciativa
A la hora de ahorrar, acuda a aquellos bancos que sepa que invierten una parte de sus beneficios en promover iniciativas sociales y ambientales, como Triodos Bank.
38. La dignidad del trabajo
Ayude a mantener lo hecho con calidad y dignidad. Evite las producciones industriales masivas en f¨¢bricas de pa¨ªses donde no tenga claro que respetan a los trabajadores.
39. Juguetes y tiempo
No sature a los ni?os regal¨¢ndoles juguetes que no van a apreciar. Valoran m¨¢s otras cosas: que los mayores les dediquen m¨¢s tiempo o les ense?en a fabricarse sus propios entretenimientos usando la imaginaci¨®n.
40. Inf¨®rmese
Lea prensa, siga la actualidad, inter¨¦sese por el mundo. Un consumidor informado es un consumidor responsable. As¨ª sabr¨¢ qu¨¦ empresas son m¨¢s insostenibles.
41. Un habitante, una semilla
En el siglo XX, los 5.000 millones de hect¨¢reas cubiertas de bosques se redujeron a menos de 4.000 millones, seg¨²n el Banco Mundial. Plante un ¨¢rbol. Y mejor de una especie aut¨®ctona. Aparte de la satisfacci¨®n de asistir a su crecimiento y mejorar el paisaje en un pa¨ªs con tanta tendencia a la desertificaci¨®n como Espa?a, hay un dato fundamental para frenar el cambio clim¨¢tico: por t¨¦rmino medio, un solo ¨¢rbol absorbe una tonelada de di¨®xido de carbono a lo largo de su vida.
42. Cuidado con el fuego
Muy importante: evitar los incendios forestales. En la ¨²ltima d¨¦cada, la media de superficie forestal calcinada en Espa?a ha sido de 118.000 hect¨¢reas por a?o. En el 73% de los fuegos influye -por intenci¨®n, imprudencia o negligencia- la mano humana. Debemos ser muy cuidadosos en nuestras estancias en el campo: no encienda fuego en el campo, ni para quemar rastrojos ni pastos, ni para barbacoas o fogatas. En la ¨¦poca de alto riesgo, meses de verano, y especialmente si hay sequ¨ªa, mejor no hacerlo ni en los sitios habilitados para ello; cualquier chispa puede acabar en un desastre. No arroje al suelo cerillas ni colillas, ni ning¨²n objeto en combusti¨®n, ni papeles, pl¨¢sticos, vidrios o cualquier otro residuo susceptible de entrar en combusti¨®n y originar un fuego.
43. Sin motores
Por las zonas rurales y los parajes naturales intente usar lo menos posible los veh¨ªculos de motor, que rompen la calma que tanto nos gusta, ahuyentan a los animales, trastornan la tranquilidad de los habitantes de los pueblos y, en los caminos forestales, erosionan gravemente el suelo. Circular con el todoterreno por todos los rincones es m¨¢s hortera y depredador que aventurero; lo mismo sucede con los quad, desgraciadamente tan de moda. Infinitamente mejor es ir en bici, a caballo, en burro o andando.
44. Mejor rehabilitar
Si busca una casa en el campo, es mejor que elija la rehabilitaci¨®n de una antigua edificaci¨®n de pueblo que las nuevas construcciones de urbanizaciones. Es posible que sea m¨¢s engorroso y quiz¨¢ hasta m¨¢s caro, pero la opci¨®n de la casa t¨ªpica tiene m¨¢s encanto, al final la haremos m¨¢s nuestra, y evitaremos los desarrollos urban¨ªsticos indefinidos que tanto est¨¢n agrediendo nuestros paisajes. Esto mismo se puede aplicar a las costas. Es mejor optar por lo ya construido que invadir m¨¢s zonas naturales.
45. Denuncie las tropel¨ªas
Denuncie al Servicio de Protecci¨®n de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) (062), muy activo y eficaz, los atentados que contemple contra el medio natural; desde alguna instalaci¨®n que est¨¢ contaminando un r¨ªo o un arroyo hasta la quema de rastrojos o neum¨¢ticos, o vertederos incontrolados, o el uso de venenos, que siguen haciendo estragos en el campo espa?ol, y alambradas ilegales. Denuncie tambi¨¦n todos aquellos proyectos urban¨ªsticos ilegales que s¨®lo buscan el enriquecimiento r¨¢pido de unos pocos a costa de maltratar el paisaje natural. No se instale en la comodidad mirando hacia otro lado.
46. Menos exploradores
Respete las normas de cada espacio natural en todo lo relativo a zonas de acampada y de escalada. Mu¨¦vase por estos espacios sin salirse de las rutas habilitadas.
47. De pueblo en pueblo
El turismo rural es una magn¨ªfica manera de contribuir a las modestas econom¨ªas de la gente que vive en el campo y de ayudar a fijar poblaci¨®n en los peque?os pueblos.
48. El 'souvenir'
Una forma maravillosa de contactar con la naturaleza y encari?arse con ella es fotografiarla. Una afici¨®n entretenida y mucho menos impactante que meter ruido con un quad.
49. Cuesti¨®n de setas
A la hora de recoger setas, no hay que arrancarlas, sino cortarlas con una navaja por el tronco. Adem¨¢s, lleve una cesta en lugar de una bolsa de pl¨¢stico para dejar que las esporas vayan desperdig¨¢ndose.
50. El lenguaje natural
El mundo natural es un libro que hay que saber leer. Podemos dotarnos de gu¨ªas que nos ense?en los nombres de aves, ¨¢rboles, plantas, insectos, fen¨®menos geol¨®gicos...
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